8: Kindred Spirits | Crítica

Charles Lloyd: un cumpleaños feliz

  • El saxofonista estadounidense, uno de los últimos clásicos del jazz, celebra sus 80 años publicando un emotivo álbum en directo

El saxofonista estadounidense Charles Lloyd (Memphis, 1938).

El saxofonista estadounidense Charles Lloyd (Memphis, 1938). / Dorothy Darr

Escenario de un bullicioso presente, el jazz también sabe venerar a los cada día más escasos clásicos que prorrogan hasta hoy el brillo de su pasado. Y entre ellos, Charles Lloyd bien merece la reverencia tanto por los argumentos que sustentan su distinguida trayectoria como por la vigencia de su discurso. Si en 2008 ya se mostró amigo de conmemoraciones cuando de la mano del álbum Rabo de nube (ECM) celebró su 70 aniversario en el Theater de Basilea a la cabeza de un cuarteto conformado por el propio líder, el cotizado pianista Jason Moran, el contrabajo de Reuben Rogers y la batería de Eric Harland, ahora, más de una década después, nuestro protagonista encuentra remozados motivos para la recapitulación al alcanzar los ochenta en un envidiable estado de forma.

8: Kindred Spirits perfila el último capítulo de una crónica iniciada a comienzos de la década de los 60 en las filas de los grupos de Chico Hamilton y Cannonball Adderley. Su sonoridad, fuertemente marcada por John Coltrane, explotó de la mano del álbum Forest Flower (1966), grabado en vivo en el Festival de Monterey. El disco superó el millon de copias vendidas –un hito para la época– y su notoriedad lo convirtió en el primer músico de jazz que giró por la Unión Soviética en 1967. Lloyd lideraba entonces un joven y valioso cuarteto del que también formaron parte ulteriores figuras como el pianista Keith Jarrett o el batería Jack DeJohnette y cuya música retó a la ortodoxia jazzística para enlazar con rock, funk o el flujo étnico. Un controvertido posicionamiento que le permitió compartir escenario del Filmore West de San Francisco con estrellas de blues y rock como Muddy Waters, Janis Joplin, Bob Dylan o Grateful Dead. Las exigencias de la fama y las drogas condujeron luego a Lloyd a un estado de hartazgo truncado afortunadamente por un ascético y purificador retiro dedicado a estudio y reflexión.

Portada del disco. Portada del disco.

Portada del disco. / D. S.

Animado por el entonces joven y hoy desaparecido pianista Michel Petrucciani y amparado por el sello ECM, el músico estadounidense optó en 1989 por regresar a la pasarela discográfica con Fish Out Of Water. Liberado de sus lastres, el disco fijó un punto de retorno que brindaba a un Lloyd menos impetuoso y más poético y espiritual, capaz de escribir los mejores episodios de su relato. Tales rasgos se acentuaron durante su estancia en el sello de Manfred Eicher y, a partir de 2015, en la acreditada etiqueta Blue Note, donde volvió a dar muestras de su apertura de miras de la mano de alianzas como la suscrita con la cantante Lucinda Williams en Vanished Gardens (2018).

En todos estos últimos álbumes apareció secundado por unos fieles Reuben Rogers (contrabajo) y Eric Harland (batería) que ahora también lo respaldan, junto a la savia nueva personificada por el brillante guitarrista Julian Lage y el pianista Gerald Clayton, en esta flamante celebración octogenaria erigida en sinopsis de su trayecto. De hecho, las cuatro piezas que componen este álbum (disco, DVD y libreto), grabado en directo el 15 de marzo de 2018 en el Lobero Theatre de Santa Barbara (California), proyectan eficaces rememoraciones de distintas y pretéritas etapas: del guiño a los 60 con un extenso Dream Weaver a las nuevas lecturas de composiciones propias de su época ECM (Requiem) y Blue Note con la adaptación del tradicional y hermoso La Llorona y de Part 5. Ruminations. Un guión de altura que exhibe tanto al Lloyd lírico y profundo como al abstracto y abierto, siempre en lograda comunión con su grupo.

Los insatisfechos pueden ampliar el lote con una edición super deluxe del álbum (3 LP, 2 CD + DVD) que abarca un concierto completo al que también se sumaron el no menos veterano organista Booker T. Jones (de los legendarios Booker T. & The MG's) y Don Was, presidente de Blue Note. Un cumpleaños feliz transformado en testimonio de una excelente salud artística.

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