Cultura

Yin y yang del cante

  • Coinciden en el ruedo jondo dos discos de sendos jóvenes intérpretes que significan formas diferentes y complementarias de entender el cante de nuestro tiempo

Yo solo. Ricardo Fernández del Moral. Producido por Chemi López. La Droguería.

Flamencas en la sombra. Montse Cortés. Producido por Paco Heredia. Universal.

El cante directo, abrupto, masculino y rural frente a la dulzura urbana. El grito y el susurro. Yin y yang del cante contemporáneo, coinciden en el ruedo jondo estos dos interesantes discos. El primero de ellos es Yo solo, de Ricardo Fernández del Moral. La obra está registrada de una vez. Y a la vez. Lo singular de este intérprete, al margen de su timbre vocal, es su calidad de cantaor-tocaor. No obstante, lo que convenció al jurado que le otorgó la LII Lámpara Minera de La Unión no fue esta singularidad sino lo genuino de su estilo cantaor.

Una voz afinada y de timbre pleno. Un cante emotivo, desgarrado pero que mantiene siempre las formas, tanto en lo que se refiere a la afinación como en el clasicismo de las melodías. Porque lo que canta Ricardo Fernández del Moral (Daimiel, 1974) es el repertorio más clásico de lo jondo, las seguiriyas, soleares, malagueñas y tarantas decimonónicas, que Fernández del Moral actualiza en su garganta, y con los textos de nuevo cuño de Carmen Aguirre. Las composiciones de Chacón, El Mellizo, Joaquín el de la Paula o Antonio Mairena se ofrecen en toda su puridad. Fernández se rompe pero no rompe nunca el cante. La fórmula tradicional queda intacta y el mensaje se trasmite. Sin grandilocuencias y hablándole de tú a la tradición. Podría haber elegido para este su disco debut hacerse acompañar por alguno o varios de los grandes guitarristas de hoy. Pero Fernández del Moral ha decidido llevar al disco su espectáculo, que consiste en un hombre que canta y toca al mismo tiempo. No se trata, pues, de un ejercicio de solipsismo. La comunicación es plena. Porque las emociones son genuinas. De ahí que cualquier oyente se pueda identificar con el depurado grito de este cantaor manchego. Lo que trasmite Fernández del Moral es entusiasmo por lo que está vivo, esa melancolía, dolor y también alegría y plenitud.

Especialmente emotivos resultan sus cantes mineros, que evocan la noche del 11 de agosto de 2012 en el Festival de las Minas. Fernández del Moral hace los cantes mineros sin la losa de falsos arcaísmos con los que se suelen interpretar hoy. El cantaor manchego se identifica de forma natural con el miedo y el padecer de los mineros. Ricardo Fernández del Moral hace la taranta que hoy se identifica con la minera unionense, muy probablemente compuesta por El Rojo el Alpargatero, y el estilo valiente que se asocia con otra importante localidad minera y cantaora, Linares. Como guitarrista Fernández del Moral es justo y sensible, tradicional en el concepto y también en las variaciones melódicas que utiliza.

Y si Yo solo es la primera grabación de Fernández del Moral, la catalana Montse Cortés (Barcelona, 1963) nos presenta con Flamencas en la sombra su tercer disco. Alabanza, nominada a los premios Grammys Latinos, se lanzó en 2000 y La rosa blanca en 2004, ambas publicaciones con éxito considerable. Lo sorprendente es que esta primera figura de lo jondo llevara justamente 10 años sin pasar por los estudios de grabación. Lo más interesante de esta cantaora es su delicioso timbre vocal. Afinado, aéreo, claro, pulcro, elegante y sin embargo intenso, y con unos agudos realmente vibrantes. Por su gran sentido del ritmo, Cortés es una excelente cantaora festera, como demuestran los cantes por tangos de La Pirula y La Repompa de Málaga que abren esta obra. Unos estilos muy complicados, no sólo en el aspecto rítmico, también por la amplitud de registro exigida. En la misma línea exigente, las frenéticas bulerías camaroneras, un dúo con Charo Carmona en el que se aprecian, sin acreditar, melodías de Paco de Lucía, en cuyo sexteto militó muchos años la cantaora.

Por rumba homenajea Cortés al dúo Las Grecas del que versiona, a su manera dulce, íntima, algunos de sus grandes éxitos, incluyendo los tangos portugueses y su hitTe estoy amando locamente, con la guitarra etérea del Paquete. Y de la canción aflamencada del pasado a la de hoy, de nuevo en formato de dúo con otra gran mujer de lo jondo contemporáneo: Has nacido para mí, que popularizó hace unos años Aurora Losada, una de las grandes voces de la rumba contemporánea, afortunadamente en activo, aunque algo ensombrecida ciertamente en los últimos tiempos, y que se une aquí como digo a la voz de Cortés.

Con los jaleos se vuelve a alejar la cantaora catalana del estribillo y el bajo eléctrico para sumergirse en la visión más clásica de este cante extremeño, que ya forma parte de las señas de identidad de Montse Cortés. Inefable el soniquete de la nueva generación de palmeros jerezanos. En la bulería por soleá irrumpe gozosamente la voz poderosa de una de las grandes cantaoras de hoy, plenamente luminosa, la jerezana Tía Juana la del Pipa, para estos cantes de su tierra, y con la guitarra de otro ilustre hijo de la ciudad del vino, Diego del Morao.

El efecto contrastante de esta voz rota que se desgañita y la sutileza acariciante de Cortés está plenamente conseguido. Cantes rotundos atribuidos a María la Moreno. En la misma línea clásica, aunque a la forma contemporánea de Cortés, la seguiriya acompañada por Tomatito. Un estilo tradicional aunque en una versión hiperrítmica en la línea más moderna de Vallejo, Morente y De Lucía. A la tradicional estrofa jerezana sucede una cabal de los Puertos casi susurrada, deliciosa, tan lírica como desgarradora.

La soleá, grabada en directo, se presenta con el acompañamiento clásico, en la línea del gran Melchor de Marchena, de Juan Antonio Muñoz. Cantes cortos, de Tío José de Paula y Joaniquín. Cantes rotundos, clasicismo al ciento por cien de una intérprete imprescindible, en el que es sin duda su mejor disco. La malagueña de la Trini, en la versión de otra malagueña sublime, Paca Aguilera, completa esta obra. Un cante tan sentimental, femenino y conmovedor, que forma parte del canon flamenco de forma ininterrumpida desde hace 140 años. Un cante valiente y boquerón que Cortés hace con el corazón en la boca.

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