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'Silvio, avanti con la Guaracha', una exposición para un icono sevillista

José Castro y El Sevilla, durante la inauguración de la exposición sobre Silvio.

José Castro y El Sevilla, durante la inauguración de la exposición sobre Silvio. / Juan Carlos Muñoz

Silvio en el Ramón Sánchez-Pizjuán. Una gran efigie del mítico rockero sevillano se erige en uno de los testeros del museo del coliseo nervionense alrededor del cual le gustaba pasear y ante el que cantó su mítica Rezaré. Desde anoche hasta el 31 de enero se celebra una exposición que, con el título de Silvio, avanti con la Guaracha, es en realidad un homenaje.

La percha de este tributo por parte del departamento de historia del Sevilla es el conocido sevillismo del rockero fallecido hace más de 20 años ya. Silvio Fernández Melgarejo  (La Roda de Andalucía, 08-08-1945/Sevilla, 01-10-2001) no conoció las mieles de la gloria del Sevilla del siglo XXI. Pero su imagen forma también parte del imaginario colectivo y mitológico del sevillismo.

Con José Castro presidiendo la inauguración en el antepalco, el periodista de Diario de Sevilla Francisco Correal recordó anécdotas de las varias entrevistas que le hizo. "Lo entrevisté en todos los periódicos por los que pasé", dijo el ínclito cronista, que recordó que Silvio nació entre los bombardeos nucleares de Hiroshima y Nagasaki, "en la pretemporada de la temporada en la que el Sevilla Fútbol Club gana la Liga 1945-46".

Enseres sobre Silvio, como la Medalla de la Ciudad concedida de forma póstuma en 2015. Enseres sobre Silvio, como la Medalla de la Ciudad concedida de forma póstuma en 2015.

Enseres sobre Silvio, como la Medalla de la Ciudad concedida de forma póstuma en 2015. / Juan Carlos Muñoz

Otro rockero, y sevillista, ejerció de maestro de ceremonias. "Me llamo Miguel Ángel Rodríguez, me dicen El Sevilla, soy de Sevilla, soy del Sevilla y también soy de Silvio. Es un tremendo placer para mí ser hoy el maestro de ceremonias, un acto muy fácil porque tirando de dos o tres frases típicas se saca, porque a Silvio todo el mundo lo conocía. Sí puedo contar cuatro o cinco anécdotas mías con él, como fan. Fue muy bonito vivir aquellos años detrás del maestro, de una referencia. Lo veíamos un día gratis y al día siguiente fletábamos un autobús a Alcalá para un concierto cuya entrada costaba 500 pesetas", recordó El Sevilla.

Pive Amador era baterista en los grupos de Silvio cuando éste cambió la batería por el micrófono. También compuso con él temas míticos como La Pura Concepción. El Swing de María, o el No busques más que no hay. "Yo soy de los pocos béticos que no son antisevillistas. Mi padre, cuano notó que yo le había salido bético, me llevaba a Heliópolis y él venía solo aquí a Nervión. Y mi amigo Silvio, que era sevillista tela, le cantó al Betis, lo que le ocasionó algún problema. El día de la verdad demostró su sevillismo, cuando cantó en el Día Mundial del Beticismo, organizado por el Loco de la Colina. Todos estaban esperando la canción del Betis: y allí salió la guasa, porque dijo aquello de Beeti, a Segunda, Beeetis, a Tercera. Yo solté la batería y salí corriendo. Y a él le gustaba que le tiraran cosas en el escenario...", recordó entre risas Pive.

"Él tenía la gran virtud de unir a los contrarios. Cuando íbamos a los mitines a tocar en los años 80, me decía, Pive, ¿esta gente de qué partido son? Y yo le decía, de Alianza Popular. Y él soltaba: "Viva don Santiago Carrillo". Y en un concierto de comunistas, decía, "viva la Falange de las Jons". Por eso yo le compuse lo de Macarena de Triana. Le gustaba unir a los contrarios", relató Pive, que contó otra anécdota sobre su bohemia en el escenario. "El secreto de Silvio era que no sabías cómo iba a estar y no había dos actuaciones iguales. En una de las malas actuaciones, estábamos en el camerino riñéndole por una malísima actuación, abrió la puerta un chaval joven y dijo: "Silvio, vengo del Puerto de Santa María a verte, la próxima vez va a venir a verte tu puta madre". Y cerró la puerta, pero la abrió otra vez y dijo: "Tu puta madre y yo". Carcajada del respetable.

Un respetable que dio prioridad a Silvio sobre la semifinal del Mundial con representación de dos sevillistas... Uno de los ponentes fue su también compañero en los inicios Ray Palma, que también ejerció de cantante... y de speaker en el Sánchez-Pizjuán. "A mí me cataloga Pive como del Antiguo Testamento de Silvio, yo lo conocí en el colegio Santo Tomás de Aquino y vivía en la Puerta de Carmona, en la plaza de San Agustín, me lo cruzaba y sabía que tocaba la batería. Y hacer entonces un conjunto era complicadete. Casi todos venían de la tuna y era difícil encontrar uno que tocara la guitarra eléctrica".

"Era la prehistoria del pop sevillano. Se usaban guitarras flamencas con pastillas para aplicar al amplificador. La batería era difícil de tocar, había pocos que la tocaran. Y ese cuarterón gitano que tenía le daba ese compás y ese swing maravilloso", recordó Ray Palma, que relató sus duelos de solitas a la batería con Pedro Saavedras en el Teatro San Fernando.

"Silvio era más espectacular y además ya tenía esa aureola, ese carisma. La gente venía a vernos por Silvio. Y él entonces no pensaba en cantar. Primero le gustó Antonio Molina, luego los Platters, Elvis Presley, Adriano Celentano y luego ya los Beatles, claro", recordó.

Curro Silver Barber fue lacónico y emotivo. “Tuvimos varias formaciones, pero él volaba como él era, como un pájaro. Trabajó con su primer trabajo cotizando en el bar Los Amigos. Pero no podía llevar el bar, la bebida y la música. Y dejó el bar. Era un sabio, lo sabía todo. Pero el alcohol... Él decía que era alcoholista, no alcohólico. Pero una vez se presentó y dijo, ya no soy alcoholista, soy alcohólico... Se me cayeron las lágrimas... Pero es un hombre que sigue vivo. Sigue aquí. Yo lo veo, yo no sé ustedes, pero yo lo veo", dijo antes de que se escuchase un fortísimo aplauso. Una ovación en Nervión para Silvio.

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