Música Antigua | Cristóbal de Morales

La Pasión según Morales

  • Dos conjuntos españoles publican sendos discos dedicados a música escrita por el sevillano Cristóbal de Morales para la Cuaresma y para el Oficio de Lamentaciones de la Semana Santa

Uno de los medallones de bronce de Bartolomé Morel para el facistol de la Catedral de Sevilla.

Uno de los medallones de bronce de Bartolomé Morel para el facistol de la Catedral de Sevilla. / D. S.

"Luz de España en la música." Así lo llamó Juan Bermudo en su Declaración de instrumentos publicada en Osuna en 1555, sólo dos años después de su muerte. Para entonces Cristóbal de Morales era ya reconocido como un gran maestro en toda Europa, pues su estancia de una década en la Capilla Sixtina y las ediciones de su música en Roma y Venecia lo habían convertido en un músico de enorme prestigio internacional.

De la infancia y formación de Morales se sabe bien poco. Nació en Sevilla en torno al año 1500, cuando la ciudad despegaba por el inicio del tráfico con Indias. Aunque no hay constancia documental, es muy posible que pasara por la capilla de la catedral, que se había convertido en uno de los centros musicales más importantes de España gracias al trabajo entre otros de Francisco de Peñalosa y Pedro Escobar. Se especula que pudo estudiar con Pedro Fernández de Castilleja, considerado maestro de maestros, ya que también tuvo como discípulo a Francisco Guerrero. Su longevidad (vivió 87 años) y el más de medio siglo que pasó al frente de la Capilla catedralicia (1514-1568) lo convirtieron en una autoridad en la Sevilla del siglo XVI.

En 1526 Morales fue nombrado maestro de capilla de la catedral de Ávila, pero en febrero de 1528 se trasladó a la catedral de Plasencia. Algunos desencuentros con sus superiores (al parecer un viaje a Sevilla que se alargó más de lo acordado) lo hicieron abandonar el puesto en fecha indeterminada anterior a 1531. Se le pierde entonces la pista hasta que en 1535 lo encontramos como cantor de la Capilla Sixtina, donde coincidió con otros grandes compositores como Costanzo Festa y Jacobus Arcadelt (en una de cuyas primitivas colecciones madrigalescas (1539) pudo publicar una de sus pocas obras profanas conservadas, el madrigal a 4 voces Dimiti o si o no). Allí pasó diez años y publicó dos libros de misas. Otras obras vieron la luz en ediciones misceláneas y hasta finales de siglo su música circuló por editores de Lyon, Wittenberg, Núremberg, Augsburgo, Amberes, Milán, y por supuesto Roma y Venecia, donde en 1545 se había editado una colección de Magnificats, obras que fueron especialmente aclamadas en su tiempo. Pero su música circuló también de manera intensa de forma manuscrita, especialmente dentro de España y entre España y América, lo que ha permitido que algunas de sus obras se hayan preservado en Puebla o Guatemala.

A su vuelta a España se convirtió, sin oposición, en maestro de capilla de la Primada catedral de Toledo. Pero fueron tiempos difíciles, marcados por la enfermedad, y acabó renunciando a su puesto en 1547. Buscó un emplazamiento más tranquilo y lo encontró en la capilla del Duque de Arcos en Marchena, donde estuvo hasta que en 1551 ganó las oposiciones a la maestría de capilla de la catedral de Málaga (es sabido que Francisco Guerrero optaba también al puesto, pero se retiró cuando se enteró de que Morales, con el que había estudiado, se presentaba). Sin embargo en Málaga tuvo pronto problemas con el Cabildo y trató de regresar a Toledo, pero la muerte lo sorprendió antes de que pudiera hacerlo, a principios del otoño de 1553.

Prácticamente toda la producción de Morales es sacra. 23 misas, 18 magnificats, 7 lamentaciones, más de 90 motetes... Algunas de sus obras se convirtieron en auténticos modelos y su interpretación se preservó incluso en la Capilla Sixtina durante décadas, caso del motete Lamentabatur Iacob, una de las obras más impresionantes de todo el siglo XVI.

Mucha de esa música tenía que ver lógicamente con las festividades más importantes del año, incluido el tiempo de Cuaresma, los tres domingos anteriores (Septuagésima, Sexagésima y Quincuagésima) y la propia Semana Santa, con especial relieve del Domingo de Ramos y el Triduo Sacro, esto es del Jueves al Sábado Santo. Aprovechamos esta rara Semana Santa de confinamiento para presentar dos discos recién puestos en el mercado por otros tantos conjuntos españoles dedicados a Cristóbal de Morales.

Morales - Albert Recasens Morales - Albert Recasens

Morales - Albert Recasens

El primero, en orden riguroso de aparición, ya que está disponible desde finales de 2019, es una extraordinaria miscelánea de música fundamentalmente cuaresmal que ha grabado La Grande Chapelle, el conjunto de Albert Recasens. En formación exclusivamente vocal, el grupo afronta quince piezas que distribuye en tres grupos diferentes.

Las tres primeras están escritas para domingos anteriores a la Cuaresma, las ocho siguientes para la propia Cuaresma (empezando por tres pensadas para el Miércoles de Ceniza) y las cuatro últimas para la Semana Santa. Las obras cubren toda la carrera de Morales e incluso hay algunas que tienen problemas de atribución: Clamabant autem se adjudicó un tiempo a Cipriano De Rore y Jachet de Mantua; Inter vestibulum et altare parece no ser de Morales e incluso sobre una de las más conocidas, Peccantem me quotidie, también llegó a haber dudas, aunque hoy se considera auténtica.

Según Grayson Wagstaff, firmante de las notas del CD, estas obras "pueden considerarse una mezcla de las tradiciones singulares españolas que Morales había conocido en su juventud, junto con el estilo internacional que adoptó en Roma y exhibió en obras recogidas en sus muy exitosas publicaciones impresas".

El segundo álbum es el que ha grabado la Capella de Ministrers de Carles Magraner con seis lamentaciones para el Oficio de Tinieblas del Triduo Sacro. Las lamentaciones se contaban entre las obras más difundidas de Morales por Europa y América y de ello se aprovecharon algunos editores adjudicándole obras que en realidad no compuso. Por ejemplo, de las nueve lamentaciones que se le adjudican en dos ediciones venecianas de 1564, cinco son de Costanzo Festa.

Morales - Carles Magraner Morales - Carles Magraner

Morales - Carles Magraner

Durante algún tiempo se atribuyeron con seguridad cinco lamentaciones a Morales. Hoy se habla de siete. Manuel del Sol nos hace recuento. Las tres primeras fueron escritas para la Capilla Papal y datan de 1543: Coph. Vocavi amicos meos a 4 voces, Nun. Vigilavit iugum iniquitatum a 5 y Phe. Expandit Sion a 6. Fueron copiadas por el escriba vaticano Federico Mario de Perugia bajo el título de Christophorus de Morales: Super Lamentationes Hieremiae Prophetae. En su época fueron muy difundidas junto a otra escrita a 5 voces también en Roma, Zain. Candidiores nazarei, que no se conserva en ninguna fuente vaticana.

A su vuelta a España en 1545 Morales escribió para la catedral de Toledo Aleph. Quomodo sedet sola a 5 voces y tras renunciar a su puesto en 1547 compuso un ciclo de tres para la capilla del duque de Arcos o la catedral de Málaga, del que sobreviven dos: otra versión de Aleph. Quomodo sedet sola, pero esta a 4 voces, que se conserva en el Cancionero de Medinaceli, y Heth. Cogitavit Dominus, también a 4, que se conoce por la copia de un libro de facistol de la catedral de Guatemala.

Magraner ha grabado seis de las siete lamentaciones de Morales (escogiendo la versión a 4 voces de Aleph. Quomodo sedet sola) y lo ha hecho añadiendo un acompañamiento de violones, que era la práctica común en la Capilla de Carlos V, una forma en la que nunca habían sido antes grabadas.

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