Lo hemos escuchado cantarle a todos los grandes del baile de hoy, artistas tan distintos como Antonio Canales u Olga Pericet. Y ahora se presenta con su segundo disco en solitario, con la intención de dar un paso firme en el camino del cante solista. De hecho este segundo trabajo discográfico se ha retrasado por la gran demanda que tiene el cante para el baile de este jerezano. Miguel Lavi (Jerez de la Frontera, Cádiz, 1981) firma una obra con los estilos clásicos del cante jerezano actual, muy distintos por cierto del repertorio de su tierra de hace 100 años, por ejemplo. Si por entonces descollaban la guajira del Niño Medina o la malagueña de Chacón, aquí los cantes levantinos están representados por las formas en las que los decía Manuel Torre. Una voz bronca, rota, esencial y directa. Quintaesenciada. Los referentes en los tientos son también los clásicos jerezanos del siglo XX que  recrearon el modelo original del gaditano Enrique el Mellizo del que, desafortunadamente, no tenemos ninguna grabación. Emoción a la máxima intensidad, desbordada. Cierra el ramillete de tientos con unos tangos festeros de corte más contemporáneo. La soleá presenta este mismo perfil clásico con letras y melodías de Joaquín el de la Paula con Juan Talega como modelo de la interpretación. Eso sí, en Jerez Alcalá sabe de otra manera. En la seguiriya sigue fielmente el legado jerezano en estilos vinculados a Joaquín Laserna y Pepe Torre. Por martinetes se alinea, con mucha libertad, con la épica gitana del siglo XX acuñada por Antonio Mairena en la posguerra española.

Portada del nuevo disco de Miguel Lavi.

La bulería por soleá es un cante muy rítmico, lanzándose ya hacia la fiesta de romances y bulerías. El corrido sigue el modelo mairenista de soleá bailable en el ritmo aunque la melodía es una versión del 'Romance de Bernardo del Carpio' tal y como lo grabara el Negro del Puerto al final de los años 60. 'El niño del Encajero' es una bulería romanceada dedicada a Manuel Molina que sigue en su melodía las formas del homenajeado, el cantaor y tocaor de Triana fallecido en 2015. El número incluye los violines de Bernardo Parrilla y un guiño al famoso estribillo 'Todo es de color' de Molina-Flores y un brillante coro masculino a cargo del Londro y Javi Peña. Las bulerías festeras con las que se completa esta obra son un estilo jerezano al 100% que incluyen también estribillos corales. Con guiños a los estilos airosos de Santiago y también a los más reticentes de San Miguel, el otro barrio cantaor de Jerez.

La guitarra de Manuel Parrilla, que acompaña a Lavi a lo largo de todo el disco, suena con solemnidad e intimidad, un patrimonio del toque jerezano irrepetible y fundamental. Un toque lírico y delicioso. Parrilla firma también la producción de un disco que suena con la frescura de una grabación en vivo. Fundamentales resultan también en esta obra los jaleos del Bo, Rafa, Tio Gregorio, Jesule y Pirulo. El trabajo gráfico corresponde al diseñador malagueño Manuel Rosa.

Lavi se inició en el cante en su infancia y en 1998 ya era un profesional para las compañías de Andrés Peña y Mercedes Ruiz, artistas con los que viajó a Japón en una estancia de seis meses ese mismo año. Ha sido figura del tablao El Cordobés de Barcelona durante dos años, acompañando a artistas de la talla de Belén Maya, Antonio Canales, Duquende y La Tolea e interviniendo en las obras Somorrostro y Los tarantos dirigido por Javier Latorre. Otros artistas en cuyas compañías ha militado son La Moneta, Olga Pericet, Pepe Torres y el veterano maestro japonés Shoji Kojima. Ha participado como solista en el Festival de Jerez y en la Bienal de Sevilla y como cantaor para el baile en Mont de Marsant, Bienal de Flamenco de Holanda, Festival de Nimes, etc. También ha cantado en el Royal Albert Hall de Londres y, durante un mes, en el Teatro Territorio Español de Nueva York. Este es su segundo disco, tras su debut de 2012 en el sello Carta Blanca del cantaor Miguel Poveda.