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"Granados era un alma romántica"

  • La pianista madrileña Rosa Torres-Pardo recupera su antigua grabación de las 'Goyescas' de Enrique Granados, el compositor leridano de cuya muerte se cumplen 100 años en 2016

  Granados: 'Goyescas'.

Rosa Torres-Pardo, piano. Deutsche Grammophon (Universal)

El de Rosa Torres-Pardo (Madrid, 1960) es uno de los nombres fundamentales del pianismo español desde hace al menos un cuarto de siglo, cuando su carrera empezó a tener un importante reconocimiento, y no sólo en nuestro país. En 1998 el pintor Eduardo Arroyo creó en la pequeña localidad leonesa de Robles de Laciana (128 habitantes según datos oficiales de 2012) un festival veraniego en torno a su figura, que se convirtió en una reunión de amigos por la que desfilaron algunos grandes nombres del arte, la literatura y la música. El festival se ha despedido de forma definitiva en 2015, pero deja entre otras cosas un proyecto de un sello discográfico de alta calidad, Calando, para el que Torres-Pardo grabó en el año 2000 la suite Goyescas de Enrique Granados, un registro que en estos días acaba de recuperar Deutsche Grammophon. "Lo grabé en directo durante dos conciertos en el Auditorio de Las Rozas, que se acababa de inaugurar. Pero aquello fue un producto muy exclusivo, que quedó casi como objeto de regalo. Así llegó incluso a la Casa Blanca, de la mano de Javier Solana, que era por entonces Mr. Pesc. Me pareció que ahora con el centenario de Granados era una buena ocasión de recuperar el registro remasterizado, y que pudiera tener así oportunidad de llegar a todas partes".

-¿Qué lugar ocupa Granados, citado siempre tercero en esa gran tríada del nacionalismo español, tras Falla y Albéniz, en la historia de la música española?

-Yo le he dedicado muchísimo tiempo de mi vida. Para mí es muy importante. El lugar que cada cual le otorgue quizás vaya en gustos. El más conocido es Falla por sus ballets y por Las noches en los Jardines de España, que son obras que se repiten una y otra vez en las mejores salas del mundo. Pero como pianista yo toco mucho más a Albéniz y Granados. Cada uno ocupa su lugar. Granados era un virtuoso del piano y eso lo llevaba a componer de forma muy particular. Explotó todos los recursos del piano de forma exhaustiva. Debía de tener unas manos enormes, y eso se nota cuando ves escritos esos saltos increíbles.

-¿De qué influencias se nutre su música?

-Ahí está por supuesto el idioma romántico, está Schumann, está el lied, está Wagner. Pero a la vez crea un lenguaje propio a partir de la música popular española, el mundo de las majas en el caso de Goyescas. Cuando vivió en Madrid iba todos los días al Museo del Prado. Bebió muchísimo de las coplas, de las tonadillas y, en general, de la música popular, y ello a la vez que se empapaba de la mejor música que circulaba por Europa. Era el gran poeta del piano, un alma romántica. Se ve en sus maneras de escribir. Se aprecian sus preferencias, pero no puede ocultar su origen español. Su obra surge como una especie de mestizaje de todo ello.

-¿Dónde aprecia esa relación con Wagner?

-En muchos sitios. Sabemos que le encantaba la música de Wagner. Tiene por ejemplo un poema sinfónico, muy poco conocido, que se titula Dante y es una maravilla, y está un poco a mitad de camino entre Strauss y Wagner.

-¿Hay en la suite Goyescas un anticipo de lo que será la ópera del mismo título?

-Sin duda, yo la veo y la vivo así al menos. Para mí hay un guion, una escena dramática, una relación entre los dos majos enamorados. Está la tragedia, el amor, la muerte, el fandango… Hay una historia.

-Grabó también la Iberia de Albéniz unos años después de estas Goyescas. ¿Qué obra le resulta más difícil?

-Las dos son realmente muy virtuosísticas, pero Iberia es más dura, aunque sólo sea por su extensión. Cuando llego al final me dan mareos. Ha habido veces que he tenido que tomarme un paracetamol. Goyescas tiene mucha dificultad, pero su duración es de poco más o menos una hora. Es más asequible para un concierto.

-¿Tiene algún otro proyecto en torno a Granados para 2016?

-Hay una Suite Granados, que me está haciendo Luis García Montero. Será poesía y música, aunque a lo mejor también se le puede añadir danza. Voy a hacer además con la Compañía Nacional de Danza un homenaje a Granados en el Teatro Real y en el Liceo. Y la guinda sería conseguir apoyo para un documental sobre el compositor, parecido al de Una rosa para Soler. Me voy a tirar de cabeza para tratar de conseguir la financiación que necesito.

-Ese documental sobre Antonio Soler es un proyecto compartido con la cantaora onubense Rocío Márquez. Son habituales sus colaboraciones con artistas y músicos ajenos al mundo del clásico. ¿Es eso producto de la vocación de experimentación o de la necesidad de buscar espacios nuevos en tiempos de crisis?

-Puede que haya un poco de todo. He compartido proyectos con Ana Belén, Luis García Montero, José Luis Gómez, Sara Baras, Eduardo Arroyo… Un día me descubrí haciendo poemas de Valente con José Luis Gómez y me quedé fascinada. Al principio no entendía que él le diera más importancia a la luz que a nuestro ensayo, que nos hacía mucha falta. Estaba indignada, pero luego comprendí la importancia que tenía esa luz. Me di cuenta de que aquello me estaba aportando un montón de cosas nuevas, muy estimulantes todas ellas. Me propusieron luego hacer un trabajo con la soprano Isabel Rey y con Sara Baras y así fui descubriendo que había cosas que me interesaban muchísimo, que me encantaba hacer y que además eran necesarias para el público.

-Comentaba antes su interés por que esta grabación de Goyescas tenga la mayor difusión posible. ¿Lo dice pensando en internet?

-Por supuesto. Creo que mucha más gente lo va a poder escuchar gracias a internet. El disco lo puedes perder, extraviarlo en casa... Lo de Spotify me parece genial. Para mí es algo muy positivo.

-Pese al problema de rentabilidad que está generando el cambio de soporte.

-Yo no aspiro a ganar nada con el disco, me conformo con que no me cueste. Para mí el retorno es que haya gente que tenga más ganas de ir a mis conciertos. Así es como lo ve ahora mismo todo el sector de la clásica, y además ya no se trata sólo del disco, que hay que seguir haciendo para que te conozcan, sino que hay que trabajar también en el formato audiovisual. Es un mundo nuevo, y hay que adaptarse a él.

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