Ana Crismán | Entrevista

“Nunca he pretendido sustituir a la guitarra, el arpa tiene un sonido propio”

  • La jerezana prepara el estreno en la Bienal de su segundo espectáculo ‘Soníos del arpa negra’

  • Nuevas composiciones conforman un montaje al que dedica a diario “unas 14 horas de ensayo”

Una imagen de Ana Crismán con su nueva arpa.

Una imagen de Ana Crismán con su nueva arpa. / Félix Vázquez

No suele ser habitual que alguien que ha superado los treinta abandone la zona de confort para embarcarse en una aventura apasionada y arriesgada a la vez. Ana Crismán (Jerez, 1983) lo hizo hace ahora tres años y medio. Abandonó su plaza como docente en un colegio de Granada para dedicarse de lleno al arpa, un instrumento que desconocía pero al que ha conseguido, a base de horas de estudio, dotar de alma, adaptándolo a su raíz jerezana, el flamenco y enamorando no sólo a los propios artistas flamencos, sino a músicos de calado nacional e internacional. El 2 de octubre estrenará espectáculo en la Bienal de Sevilla. Hablamos con ella.

–Estrenará usted en el Real Alcázar de Sevilla 'Sonidos del arpa negra'...

–Sí, en ello estoy. Ahora mismo estoy tocando muchas horas al día, o sea que sigo en confinamiento (risas). Siempre digo que llevo tres años y medio de confinamiento musical, y desde que el arpa entró en mi vida le he dedicado mucho tiempo.

–¿Pesa estrenar en la Bienal?

–Por supuesto, es una responsabilidad, pero también da mucha alegría porque, de alguna manera, significa que lo que estás haciendo tiene una cierta calidad y le llega a la gente. Que la Bienal te llame y te pida que estrenes espectáculo allí, significa mucho.

–¿Y qué busca con este nuevo espectáculo?

–Sobre todo seguir descubriendo las posibilidades del arpa en el flamenco que son muchas. El arpa es un instrumento desconocido y es ajeno no sólo al flamenco, sino a cualquier música, porque de entrada no tiene cosas a favor. Es un instrumento caro, no hay gente que lo toque, no es parte del folclore ni nuestra cultura...Sin embargo, es un instrumento muy antiguo y ya en grabados de Mesopotamia, del tres mil antes de Cristo, ya hay mujeres tañiendo el arpa. Es un instrumento que ha acompañado al ser humano prácticamente desde sus orígenes.

–¿Qué veremos entonces?

–Veremos composiciones nuevas, que poco a poco voy creando, pero también homenajearé a los maestros, que es lo que más me gusta. Recordar a artistas que son para mí fuentes de inspiración como Morao y Parrilla es algo que me encanta.

–Además lleva como artista invitada a La Macanita...

–Sí, me acompañará Tomasa, que es una persona con la que tengo muy buen feeling.

–El titulo de arpa negra se debe a que estrenará nuevo instrumento para la ocasión...

–Sí, ahí es sobre todo en lo que estoy trabajando más. Es nueva y tengo que adaptarme a ella. Date cuenta que cambia la altura del arpa, la tensión de las cuerdas, porque la madera y los materiales de las cuerdas son distintos, va microfonada... Para tocar el arpa influye la posición del hombro, del codo y la muñeca, entonces, al variar la altura, varía toda tu técnica y hasta que no te haces con eso, no sientes que lo estás haciendo bien. Por eso he decidido cortar con todas las actuaciones que tenía este verano, porque tocar con una u otra iba a ser una locura. Ahora estoy centrada en esta nueva arpa, y conseguir el equilibrio que quiero tiene su tiempo.

–Antes mencionó a dos guitarristas y a veces, cuando se le oye tocar, muchos asemejan el sonido del arpa al de la guitarra....

–Sí, eso me lo han dicho más de una vez, pero nunca he pretendido sustituir a la guitarra ni mucho menos, a mí la guitarra me encanta. En mi caso, simplemente me he enamorado de este instrumento y la siento flamenca.

–Imagino que todo el que la ve se pregunta qué hace una joven de Jerez tocando el arpa...

–Sí, muchas veces me lo han dicho. El arpa es un instrumento que en España apenas tiene relevancia, es un desierto, y en mi caso, todo el conocimiento que he adquirido ha sido de forma autodidacta. También he ido aprendiendo del contacto con otros músicos extranjeros, pero mayormente por mí misma. Todo lo he ido adaptando al flamenco porque he sido de toda la vida muy aficionada.

La jerezana Ana Crismán, con su arpa. La jerezana Ana Crismán, con su arpa.

La jerezana Ana Crismán, con su arpa. / Félix Vázquez

–¿Y cómo fue ese flechazo con el arpa?

–Pues fue un día viendo a un músico tocar en la calle y ya ves. Creo que estar donde estoy ahora mismo es conjunto de circunstancias. Yo era maestra de música en un colegio y tenía mi plaza en un colegio de Granada. Allí estuve diez años, pero cuando descubrí el arpa, decidí dejarlo todo y dedicarme exclusivamente a ello.

–Supongo que en aquel momento la gente le vería como un bicho raro, porque salir de la zona de confort...

–Claro, recuerdo la cara que puso el director de mi colegio cuando le dije que dejaba el trabajo porque me iba a poner a hacer flamenco con el arpa. Llegó un momento en el que me planteé que mi vida era un círculo, es decir, trabajaba, pagaba y vuelta a empezar. No es que no me gustara mi trabajo, pero no me llenaba del todo. Esa sensación, por ejemplo, no la tengo ahora.

–¿Qué tiene el arpa que no tenga otro instrumento?

–Yo estudié piano en el Conservatorio Manuel de Falla de Cádiz pero sentía que no había encontrado mi instrumento. Y digo esto porque lo que siento cuando toco el arpa, no lo he sentido nunca con el piano. Con él tenía una barrera entre el sonido y yo, y con el arpa no, siento que sale de la punta de mis dedos, y entre el sonido y yo, no hay nada, es muy de piel. Esto lo he hablado mucho con los guitarristas, y considero que el arpa, como pasa con la guitarra, da una intimidad que no lo dan otros instrumentos, te fundes con la música.

–Cuando se dice que una persona aprende de manera autodidacta se ve muy bonito, pero supongo que hablamos de horas y horas....

–Claro, yo ahora mismo, para este espectáculo estoy tocando de media 14 horas diarias. Pero es que antes también le he dedicado muchas horas, date cuenta que empiezo desde cero y sin ningún maestro o maestra en la que apoyarme. Además, en el arpa la técnica es una odisea, porque al contrario que en la guitarra, donde tienes el mástil para apoyar los dedos, no hay nada, entonces, la postura de tu cuerpo es importante. Hay un desgaste físico muy fuerte en las muñecas, los codos, el hombro....

–O sea que lo suyo ha sido en toda regla, ensayo, error...

–Eso es, con horas y horas de estudio hasta encontrar lo que quería. También es importante ser constante y trabajadora, y esas son dos cualidades, aunque está feo que lo diga, que tengo.

Ana Crismán, en otra imagen. Ana Crismán, en otra imagen.

Ana Crismán, en otra imagen. / Félix Vázquez

–¿Qué es lo primero de flamenco que tocó con el arpa?

–Unos tientos-tangos. Mi hermano ha sido alumno de El Carbonero y Balao y como seguí de cerca su aprendizaje, he utilizado lo mismo con el arpa, es decir, empecé tocando tientos-tangos, luego alegrías, soleá, seguiriyas...La primera composición, en cambio, fue una bulería.

–¿Y con qué disfruta más?

–Disfruto con todo, pero me encanta tocar por soleá y seguiriyas. También me gusta mucho acompañar por malagueña o por granaína.

–A usted le encanta tocar falsetas clásicas de Jerez con el arpa, pero supongo que para acompañar habrá tenido que estudiar bastante...

–Sí, lo primero es estudiar el cante, y en este caso ha sido fácil porque me considero una cantaora frustrada. No obstante, para acompañar tienes que conocer muy bien el cante y adelantarte a la voz, más aún con el arpa. Eso es una de las cosas más complicadas.

–¿Es consciente de lo que está haciendo?

–Yo creo que no, y no sé si es bueno o malo. Mi ilusión ahora mismo es seguir aprendiendo y disfrutar de lo que hago, y en eso estoy. A mí me han parado en Francia para hacerme una foto conmigo y me he quedado de piedra, quizás por eso, porque no me doy importancia.

–¿Y los flamencos, qué dicen de usted?

–Bueno, hasta ahora he recibido en todo momento mucho cariño y respeto. Lo que sí noto es que los artistas cada vez me conocen más.

–De todo lo que se ha escrito y se ha dicho de su arpa, ¿qué es lo que más le ha llamado la atención?

–Principalmente dos cosas. Una me la dijo un chico actor de Madrid que me escribió y me dijo ‘has conseguido que me guste el flamenco’. Que alguien me diga eso, es muy fuerte, igual que el guitarrista que me dijo, después de verme en Canal Sur, que llevaba cinco años sin tocar la guitarra, la había dejado, pero después de verme tocar, la había recuperado. Son cosas que a mí me superan, la verdad, es como tocar el cielo.

–Ya que habla de Canal Sur, ¿su presencia en 'Tierra de talento' le ha servido para dar un salto importante en su carrera?

–A nivel de Andalucía sí, porque fuera de España ya me conocía la gente. A mí me ha encantado la experiencia, y si te digo la verdad, voy en un cohete porque empecé hace tres años y medio sólo.

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