Cultura

Diego Montes, el clarinete total

  • Point de Lunettes publica un álbum con grabaciones realizadas por el argentino en la Radio de Colonia con música de autores modernos como Thomas Stiegler, Elliot Carter o Alvin Lucier.

1, 2, 3. Diego Montes, clarinete. Point de lunettes.

Diego Montes (Córdoba, Argentina, 1958) es, junto a Eric Hoeprich, uno de los grandes pioneros de los clarinetes históricos en el mundo, pasión que comparte, sin aparentes conflictos, con la música contemporánea, como demostró en el último Femás, en el que presentó con los instrumentos de época de su conjunto Clan Sonadors el Octeto de Schubert junto a una obra del músico alemán Thomas Stiegler (1966). Residente en Sevilla desde 2014 -"vine por amor", confiesa-, la vinculación de Montes con Alemania es intensa, y empezó en su Argentina natal. "Me pasaba mis tardes y mis días en el Instituto Goethe de Córdoba, que tenía un coro y un conjunto de instrumentos antiguos. Allí coincidí con Manfredo Kraemer [uno de los grandes nombres del violín barroco, habitual colaborador de la Orquesta Barroca de Sevilla]. Éramos amigos de la infancia. Conseguíamos facsímiles de obras y tratados antiguos a través del Instituto, y con Bernardo Illari, que ahora está en Dallas y ya entonces era un poco nuestro musicólogo de referencia, nos metimos también en la música colonial. Yo era primer clarinete de la banda sinfónica de Córdoba, pero estaba buscando algo más y en 1984 me fui a Alemania. Estudié en Colonia, donde estuve también con Manfredo, y en Essen. Ahí saqué mis diplomas y continué mi carrera, ya como freelance. En Alemania, me casé en segundas nupcias, tuve cinco hijos. Y después de mucho trabajo por todo el mundo tuve un período de cinco o seis años en los que decidí no tocar más. Comencé a dar clases en la Universidad de Frankfurt y luego fundé una escuela de música en Colonia. En un viaje a Sevilla conocí a mi actual mujer, y acá me vine".

Miembro de algunos de los más importantes y conocidos conjuntos de música barroca del mundo (de Concerto Köln a los grupos de Savall, Herreweghe, Minkowski o Reinhard Goebel), Montes trabajó también con las dos más importantes formaciones de música contemporánea de Alemania, el Ensemble Modern y el Ensemble Musikfabrik. "El Ensemble Modern pasó en gira por Buenos Aires y tuvo que tocar dos veces el Cuarteto para el fin de los tiempos de Messiaen, por la gente que se quedó fuera. Me dijeron que nunca habían tenido un éxito similar en ninguna parte. La tradición en Alemania es brutal, y a veces no tener ese peso tan abrumador detrás tiene también sus ventajas. De hecho, ese enorme legado clásico hizo que durante un tiempo la música antigua floreciera más y mejor en Holanda o Bélgica. Y luego también en España. Cuando no hay ese peso gravitando sobre uno, las innovaciones fluyen con más naturalidad; aquí puede salir de repente un Fahmi Alqhai y tocar de otra forma, hacer que la música antigua sea sólo música".

La preocupación por la difusión de la música actual es una constante entre los que se dedican a hacerla. "El arte se alejó del público, eso es así. Y yo pretendo atraer a la gente hacia la música contemporánea: por eso en los conciertos de música antigua suelo meter siempre alguna obra actual. Me llamó la atención que muchos de los que fueron al concierto del Femás salieron afuera a ver los discos y compraron principalmente aquellos en los que aparecía Stiegler. Querían escuchar esa música. Quizás si escuchan solamente a Stiegler en una situación de un concierto normal o en un festival de música contemporánea no les habría interesado tanto".

Point de Lunettes ha publicado un CD para clarinete solo titulado 1, 2, 3, que es el título de la obra de Stiegler que lo cierra, un trabajo que surge por un encargo de la Radio de Colonia. "Una radio alemana es un inmenso aparato cultural. Tienen lo que ellos llaman un Redaktor de música antigua y otro de moderna. Reinhard Oehlschlägel, que murió hace poco, era en 2009 Redaktor del departamento de música moderna de la Deutschlandfunk de Colonia y Bonn. Un hombre con un conocimiento inmenso. Me había escuchado tocar y quería que grabara un disco de clarinete solo. Me dio libertad para escoger el programa y el concepto. Y le dije que me gustaría grabar música argentina y algunas otras obras americanas. Un alemán tenía que estar, por supuesto, y Stiegler escribió esa obra que da título al CD para mí. Luego hay una pieza de Elliot Carter [Gra], que me gustó mucho, y otra alucinante de Alvin Lucier [In Memoriam John Higgins], que es muy dura de tocar. Finalmente incluí obras de tres músicos argentinos: Gerardo Gandini [Solo Oneiron] y dos encargos que hice: uno a Graciela Paraskevaídis, mujer que está casada con un músico uruguayo, Coriún Aharonián, que me arregló una obra suya de 1984 [Más fuerza tiene] y otro a Marta Lambertini [Goofus Bird], compositora a la que conocía de antiguo, cuando aún vivía en Argentina. Los encargos los pagó la radio alemana y la grabación se hizo y se emitió entonces, me dieron el máster para lo que yo quisiera y ahora al fin he podido publicar el disco."

En su búsqueda de recursos para hacer más accesible la música actual, Montes está probando también con el vídeo: "Hice películas para tocar esta música en concierto: en concreto, uso las obras de Stiegler y Lambertini. Esta última la voy a estrenar en Alemania en septiembre con la imagen, una película que se titula El amor en sordina en la que cuento una historia de amor en tres escenas. Está hecha en blanco y negro, con poco dinero. Yo mismo hice la grabación y un profesor me hizo el montaje. También me gusta mucho escribir; tengo unos relatos cortos que me va a publicar Point de Lunettes y estoy trabajando en un monólogo para actor y clarinete. El actor es quien toca, tiene que ser un músico. Supongo que en un año lo terminaré".

Entre sus proyectos se incluye además la preparación con Clan Sonadors de la Gran Partita de Mozart, que precisa 13 instrumentistas, "y en la que pienso insertar también cosas modernas". "Estoy trabajando con César Camarero, y preparando algo para el Teatro Central el año próximo, en un concierto en el que posiblemente irá algo de Helmut Lachenmann. Además, voy a grabar otro disco en solitario, en el que puede que meta música propia, alguna cosa que hice con poemas de Oliverio Girondo, y en mente está registrar el proyecto Schubert, el del Femás, aunque ese es un proyecto caro y voy a buscar financiación en Alemania, porque yo no hago bolos, a los músicos que tocan conmigo les pago bien, es la única forma de dignificar la profesión, que es algo que urge hacer".

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