La buena noticia es que ya está aquí el número cinco de El Canon. La publicación, que nació en 2007, ha dedicado números momográficos a figuras de este arte como Gerardo Núñez, Sara Baras o Rocío Márquez, que protagoniza esta última entrega "por valiente, innovadora, culta y curiosa, clara como el agua, atrevida y marchenera sin complejos" según el editor de la publicación, Agapito Pageo. Asistimos así a un apunte biográfico de la cantaora, al minucioso análisis de su discografía hasta la fecha y a los testimonios de algunos colaboradores de Márquez como Rosa Torres Pardo o Proyecto Lorca. El portafolio viene firmado por el fotógrafo Carlos Rodríguez y, ya fuera de la temática principal de este número, encontramos también colaboraciones de Seisdedos, responsable de las impresionantes y novedosas, dentro de la iconografía flamenca, ilustraciones que presenta este número de El Canon que, además de la enorme calidad que atesoran sus contenidos, se presenta también como un objeto pulido, bello y necesario. Seisdedos dialóga con "los tres paradigmas estéticos" que siguen dominando hoy en lo jondo: el kitsch, el jondismo mairenista y el lorquismo, y lo hace a través del azul, el verde, el amarillo, la ciudad, la llanura, el interior de un patio de luces y unas sonrientes flamencas sin moño y vestidas de blanco. Joan Tomás presenta su trabajo para la portada de Lorca, de Morente, a la intervención que llevó a cabo sobre ella Javier de la Rosa, también colaborador del cantaor, en la calle Canvis Nous de Barcelona. José Ángel Ezcurra estudia la presencia del flamenco en la revista Triunfo, recientemente digitalizada por la Universidad de Salamanca. Incluye una entrevista de Paco Almazán al joven Enrique Morente de 1970. Impagable.

Portada del numero 5 de 'El Canon'.

El Canon no es solo una rara avis dentro del mundo de las publicaciones flamencas. Es que se ha convertido hoy en la única publicación jonda en activo, pese a lo irregular de su periodicidad. Surge del amor a lo jondo y de la pasión de Pageo, Gil, Seisdedos, Juan Verdú, y los desinteresados colaboradores entre los que se incluyen las empresas Tau, Punto Verde y Nearco.