Cultura

Antiguas pasiones

  • Haciendo bueno su lema, la edición del festival de este año dedica una atención muy específica a recorrer históricamente las distintas etapas de la 'Pasión' como tema musical.

La edición del Femás 2015 se cerró con una apoteósica interpretación de la Pasión según San Juan de Bach ofrecida en el Maestranza por el belga Philippe Herreweghe, uno de los máximos especialistas mundiales en la música del compositor alemán. Más que un broche, aquel concierto puede considerarse el eslabón perfecto que tramó aquella programación con la del Femás de este año, que lleva la Pasión por lema. Y no se trata de una mera referencia publicitaria, pues la oferta de 2016 contiene la clara voluntad de articularse en torno al drama central de la fe cristiana erigido en tema musical. Más allá de referencias colaterales que puedan circular de modo implícito entre algunas sesiones (el carácter polisémico del eslogan da para mucho), siendo estrictos, el aficionado podrá disfrutar de seis espectáculos que llevan el argumento pasional al núcleo central de su propuesta.

Las primeras versiones musicales de ese Gran relato de la cultura occidental, el de los padecimientos y muerte de Cristo, se hacían en la Edad Media siguiendo los textos evangélicos a partir de unos tonos de recitado específicos, que, aun con cambios, se han seguido utilizando hasta nuestros días. En cualquier caso, desde mediados del siglo XV, cuando la polifonía se impone como el nuevo lenguaje internacional de la música culta en Europa, las pasiones empezaron también a incluir secciones polifónicas. Y es en este punto en el que el Femás empieza su recorrido por el género, por los primeros testimonios vinculados a la gran escuela de polifonía flamenca del paso del XV al XVI. En concreto, el conjunto sevillano Vandalia, que lidera la soprano Rocío de Frutos, ofrecerá en la Capilla del Palacio Gótico del Alcázar (28 de febrero, 13:00) un concierto que incluye dos pasiones renacentistas: una de Jacob Obrecht, maestro de la generación de Josquin Desprez, y otra, más tardía, del sevillano Francisco Guerrero. Se trata de obras en las que se alterna el recitado gregoriano del Evangelio (Mateo en el caso de Obrecht; Juan, en el de Guerrero) con partes polifónicas, que son las expresamente escritas por los compositores, y que serán en buena lógica la base del concierto, ya que poner en pie este tipo de ceremonia musical completa fuera de la liturgia no tiene hoy día demasiado sentido. Vandalia, que se presenta para la ocasión en formato de quinteto vocal con arpa, completará su programa con una misa del otro gran maestro sevillano del siglo XVI, Cristóbal de Morales.

En la segunda mitad del Quinientos, se hizo normal en el norte de Italia la composición de pasiones en las que los parlamentos directos de todos los personajes (incluidos los de Cristo) se ponían siempre en polifonía, manteniendo para ello el estilo del motete. Estas pasiones tendrían notable influencia en el ámbito germánico, en el que los tonos latinos se adaptaron a las nuevas prácticas luteranas, con los textos traducidos al alemán. Culminación de esta línea pueden considerarse las tres obras dedicadas al género por Heinrich Schütz, una de las cuales (la que parte del evangelio de San Juan) será ofrecida por el conjunto checo Cappella Mariana dirigido por el tenor Vojtêch Semerád en la Capilla del Palacio de San Telmo (5 de marzo, 20:30). La dramática austeridad de la Pasión de Schütz, escrita a mediados de la década de 1660, se completará en la interpretación de este conjunto de ocho voces con acompañamiento organístico de otras obras del compositor, entre ellas, los cinco motetes de pasión incluidos en una colección publicada en 1624.

En el camino hacia las grandes pasiones-oratorio de Bach, en las que en el relato evangélico se interpolan textos poéticos y corales de la tradición luterana, el género empezó a adoptar formas vinculadas al lenguaje operístico. En torno a la Semana Santa empezaron también a escribirse oratorios que parafraseaban los acontecimientos de la Pasión o se acercaban a ellos de forma tangencial, a veces, alegórica, como hizo Alessandro Scarlatti en su Colpa, Pentimento e Grazia, oratorio per la Passione di nostro Signore Gesù Cristo, que escribió en 1708 por encargo del cardenal Ottoboni. Se trata de una obra en un reconocible lenguaje operístico (incluye recitativos, arias, ariosos, dúos, coros) que en 2003 grabara para el sello Harmonia Mundi la Orquesta Barroca de Sevilla bajo la batuta de Eduardo López Banzo y que este año traerá al Femás el conjunto asturiano Forma Antiqva dirigido por Aarón Zapico (Espacio Turina, 11 de marzo, 20:30).

Aquel año de 1708, Scarlatti coincidió en Roma con Haendel, quien escribió para otro de los grandes mecenas de la ciudad pontificia de la época, la reina Maria Casimira de Polonia, uno de sus dos grandes oratorios nacidos durante su viaje juvenil por Italia, La Resurrezione, compuesto en un estilo cercano al de Scarlatti. El Femás ha reservado la clausura, otra vez en el Maestranza (19 de marzo, 20:30), para esta grandiosa partitura haendeliana, que ofrecerá Enrico Onofri al frente de la Orquesta Barroca de Sevilla y un elenco de voces mayoritariamente italianas.

Dos propuestas heterodoxas completan la inmersión del festival en el terreno de la Pasión. En primer lugar (martes 1 de marzo, Teatro Alameda, 20:30), el no fácilmente clasificable grupo sevillano Orthodox (partiendo del heavy metal, su música evoluciona hasta incorporar elementos del jazz, la contemporánea y distintas tendencias del rock) volverá a sus orígenes, a los temas de su primer disco (Gran Poder, 2005), para hacer con Oficio de Tinieblas un acercamiento personalísimo al universo de la Semana Santa. La apuesta del Orlando Consort, prestigioso conjunto británico de voces masculinas, es también singular: poner música en directo a un gran clásico del cine mudo europeo, La pasión de Juana de Arco, película realizada en el año 1928 por Carl Theodor Dreyer que se proyectará en el Espacio Turina (4 de marzo, 20:30). Serán músicas del siglo XV las que sirvan a este extraordinario (y controvertido) poema cinematográfico para vincular a la santa heroína francesa con su modelo, el Cristo de esa Semana pasional a la que año tras año el Femás sirve de pórtico.

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