Andrés Alberto Gómez | Clavecinista

"El canto es la mejor forma de entender la personalidad del clave"

  • Al frente de su conjunto La Reverencia, el clavecinista manchego Andrés Alberto Gómez lleva al disco un programa en torno a la música de la cámara privada de la corte francesa

Andrés Alberto Gómez, fundador y director de La Reverencia.

Andrés Alberto Gómez, fundador y director de La Reverencia. / Pablo Fernández Juárez

Es uno de esos notables versos sueltos de la música antigua española. En un lugar sin aparente tradición ni escuelas, él ha creado uno de los núcleos barrocos más pujantes del país, gracias a su grupo, a su sello y a un festival que él mismo fundó, organiza y dirige, el Femuba. Se llama Andrés Alberto Gómez. Nació (en 1978) y vive en Albacete. Ahora presenta un disco sobre una de sus pasiones como músico, el barroco francés.

–El repertorio del Barroco francés es mucho menos frecuentado en España (y en todo el mundo, salvo en Francia) que el italiano o el alemán. ¿A qué piensa que se debe esa circunstancia?

–Al mismo hecho por el cual en otros países se interpreta más el repertorio italiano y alemán que el español. No sé en otros lugares, pero Francia posee una cosa que se denomina "Comité nacional para la defensa del repertorio musical". En España hay grupos muy buenos y proyectos geniales centrados en el Barroco francés, lo que pasa es que quizá no sean los más visibles. Aquí existen ayudas que promueven el repertorio nacional e instituciones a las que aparentemente solo les interesa la difusión del repertorio nacional (doy fe). Me parece normal, pero todo ello no hace más que complicar el ya dificultoso camino que un grupo ha de realizar para afrontar su carrera con un repertorio que lo define, pero que no será fácil vender, algo que va en detrimento de nuestra diversidad artística, sencillamente por limitarla.

–¿De dónde viene su interés por esta música?

–Absolutamente desde el primer día en el que conocí el clavecín. El repertorio francés siempre me ha fascinado y me ha acompañado en los momentos más importantes. Cuando eres un principiante Lully te fascina, Couperin te estimula y Rameau te seduce. De Francia no solo me interesa su música, también su historia, en realidad sus pequeñas historias alrededor de aquella gente, capaz de discutir en torno a algo tan extraordinario como es lo sublime. Su música persigue algo tan sencillo como una serenidad clásica y eso ya es de por sí un aliciente para mí. 

–La Reverencia lleva años trabajando en torno a este proyecto. ¿Cómo hizo la selección de las obras para el CD? 

–Me interesó plasmar un repertorio muy representativo de aquel mundo en el que la ciudad (París) y la corte se disputaron la hegemonía del arte. De esa forma decidí crear una sucesión de piezas que, quizá solo en mi cabeza, dibujaban un relato más o menos coherente sin caer en la banalidad. Introduje músicas como Sans Frayeur, una pieza anónima cuya única fuente está publicada en un periódico de la época; Armide, la gran ópera de Lully cuya creación se debió a una circunstancia de lo más casual; o Vos mépris, una chacona que incluso Haendel copió en una de sus óperas. Todas las manifestaciones musicales en Francia están construidas en base a un relato, y eso me interesó desde el punto de vista simbólico. Ahora bien, ¿cuál es el relato preciso del disco? No se lo sabría decir.

Dans la chambre du roy - A. A. Gómez Dans la chambre du roy - A. A. Gómez

Dans la chambre du roy - A. A. Gómez

–¿Cuál es la idea, el concepto que hay detrás de esta agrupación de piezas?  

–Muy sencillo: pensar en cuál sería el límite entre una formación de cámara grande y una orquesta más bien pequeña, poniendo el repertorio al servicio de esta reflexión. Uno se sorprende al ver que las agrupaciones más utilizadas en Versalles para los momentos que ellos llamaban "en particulier" (en intimidad) son formaciones como las que he utilizado, es decir, aquellas que con un mínimo de efectivos son capaces de proporcionar una considerable paleta colorista. En contra de la opinión generalizada, pienso que para ellos lo que ocurría dentro de los pequeños núcleos como los innumerables cenáculos en París, los apartamentos privados de la corte o las publicaciones de un pequeño periódico mensual como fue el Mercure Galant, jugaron un papel más significativo para definir el carácter de toda la nación.

–¿El orden de las piezas en el CD tiene alguna intención?

–El orden en sí no es importante, lo relevante es la línea hacia la culminación del disco con el aria final de Armide y un capricho que me permití en la última pieza, al introducir dos líneas vocales en la conocida Chaconne des Scaramouches con un texto que evidentemente ensalza a Luis XIV.

–Mezcla la música religiosa con la profana, la instrumental con la vocal... Son además géneros y estilos diversos aun centrados en la segunda mitad del siglo XVII. ¿Cómo determinó eso sus decisiones a la hora de la interpretación?

–Hoy en día existen muchos prejuicios en torno a esta idea. En la época se publicaban multitud de recopilaciones musicales que recogían obras con texto en francés (música profana), textos en latín (música religiosa) y textos en idiomas extranjeros como el italiano, español o inglés que eran recibidas como algo exótico. Más allá de la idea tan simplista, y afortunadamente ya superada, en base al uso del órgano o el clave dependiendo del estilo, las prácticas instrumentales y vocales de estos repertorios aparentemente diversos eran exactamente las mismas; las mismas estéticas, la misma ornamentación, incluso la misma pronunciación de la gramática latina y francesa. Quizá las diferencias más notables las encontraríamos en la utilización de los coros o el argumento de las tramas, pero en lo referente a la forma definitiva no existió una oposición. Hotteterre, por ejemplo ornamentó para flauta sola obras vocales de Lambert, por no hablar de la versatilidad que la música debía poseer para abastecer de obras a una corte tan caprichosa como la francesa. 

–Trabaja con dos cantantes muy habituales del repertorio francés. ¿Es necesaria una gran especialización para cantar esta música?

–El repertorio vocal exige un particular conocimiento de la lengua francesa, no ya de la actual, sino de la pronunciación antigua; hay rimas, por ejemplo, que no funcionan si no se pronuncian de una forma precisa. Escogí a Perrine y Dagmar por ser unas cantantes que representan esta necesidad de intuición y pasión por un repertorio tan complejo. Todavía pienso que ellas aportaron a este proyecto más de lo que nosotros pudimos contribuir con nuestro trabajo. Desde el primer momento en el que puse un dedo en un clavecín me enseñaron que el canto es la mejor forma de entender la personalidad de un instrumento tan mecánico. Sigo en ese camino, y si es al lado de Perrine y Dagmar, que sea por muchos años.

La Reverencia durante la grabación del disco. La Reverencia durante la grabación del disco.

La Reverencia durante la grabación del disco. / Pablo Fernández Juárez

–Vanitas sigue vivo pese a las dificultades. ¿Hay algún plan para el sello? 

–Vanitas resiste porque es un pequeño sello con la suerte de disponer de una gran distribuidora como es New Arts International y el gran trabajo que realiza en España Severalia. De momento seguimos con proyectos en fase de edición y desde que nació hace diez años no hemos parado.

–¿Resistirán mucho más tiempo los discos físicos?

–Yo soy lector y no concibo la literatura sin el libro físico (me horrorizan las partituras en tablet). Creo que a los amantes de los discos (yo no lo soy) les sucede algo parecido, y cuando depositas tanta pasión por un objeto, este no será fácilmente sustituible

–Es director del Festival de Música Barroca de Albacete. ¿Cómo le ha afectado la pandemia al festival?

–El año pasado tuvimos la suerte de realizarlo justo antes de que saltasen todas las alarmas. Este año inevitablemente hemos tenido que posponerlo a abril. Los festivales tienen sentido en condiciones mínimamente razonables para los artistas y el público, carece de sentido forzar la situación más de lo necesario.

–¿Y en lo personal?

–Con más cancelaciones que confirmaciones, ahora básicamente leo, escribo y estudio, hábitos que en realidad nunca debimos perder, y que la pandemia nos ha recordado.

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