La Línea

Los linenses honran con claveles blancos a la Inmaculada Concepción

  • Juan Valenzuela preside el acto religioso al que acuden muchos ciudadanos a presentar sus respetos a la patrona · La Hermandad impone la medalla de la Virgen a los representantes de la Corporación

Los linenses rindieron ayer tributo a su patrona, la Inmaculada Concepción, que vive hoy su día grande, con la tradicional ofrenda floral en el templo que lleva su nombre.

Mayores y pequeños se acercaron hasta la parroquia, situada en la plaza de la Iglesia, para entregar ramos de claveles blancos a la imagen. Junto a los ciudadanos devotos, los representantes de la Corporación también mostraron sus respetos a la Inmaculada, entre ellos el alcalde, Juan Carlos Juárez, que acudió acompañado de su mujer y sus hijas.

Además del primer edil estuvieron otros concejales del Partido Popular como Inmaculada Olivero, Raquel Ruiz y María Teresa García Mellado, y los socialistas Manuel Caeiro y Ana Pureza Jiménez. También estuvieron presentes los miembros del Consejo Local de Hermandades y Cofradías y una representación de la corte juvenil de damas de la Velada y Fiestas 2007, aunque faltó la reina, Giovanna Quiñones.

El padre Juan Valenzuela comenzó el acto religioso con el rezo del Angelus, tras lo cual se cantó la salve. La Hermandad de la Inmaculada impuso las medallas de la Virgen al alcalde y al resto de concejales que asistieron al acto, también a la esposa y a las hijas de Juan Carlos Juárez.

Todos ellos depositaron su ramo de claveles blancos a los pies de la Inmaculada Concepción, al igual que el resto de linenses que estaban ayer en la iglesia, no sin antes escuchar el consejo del padre Juan Valenzuela que pidió a los feligreses que junto a las flores "ofrezcáis lo mejor que lleváis en vuestros corazones".

La Hermandad de la Inmaculada Concepción presidió la misa que se celebró a las siete de la tarde, tras lo cual tuvo lugar la Vigilia Mariana y la consagración de los jóvenes a la patrona. Un apagón en el centro del municipio hizo que la eucaristía tuviera que celebrarse a oscuras en su mayor parte, ya que el suministro eléctrico volvió a las siete y media. La luz de las velas hizo que la misa fuera más especial si cabe para los que estaban en el templo.

Tal y como se viene haciendo desde hace décadas, los linenses se congregaron ayer, a las doce de la noche, en los jardines municipales en torno al monumento erigido a la patrona para asistir al canto de la salve y al acto de consagración de las familias del municipio.

Este acto es clásico en las vísperas del día de la Inmaculada Concepción y reúne a muchas personas para el canto de la salve y del himno a la Patrona de La Línea, aparte de la presencia de grupos y coros de la ciudad que suelen ofrecer sus plegarias cantadas a la Virgen.

Así, los linenses vivieron con intensidad la jornada previa al día de la Inmaculada Concepción, cuando todo un pueblo se vuelca con la imagen de su patrona y le muestra sus respetos, siempre con alegría y sin que falten los claveles blancos.

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