ernesto pérez vera. policía local de la línea de la concepción, autor de 'en la línea de fuego'

"En La Línea se dio una tregua a los narcos cuatro años y se vinieron arriba"

  • Apostilla que la disolución de una unidad especial entre 2012 y 2016 incrementó el tráfico y el contrabando

  • "Parchean con refuerzos temporales, va a costar revertir la situación", dice

Ernesto Pérez, con un ejemplar del libro escrito junto al psicólogo Fernando Pérez Pacho.

Ernesto Pérez, con un ejemplar del libro escrito junto al psicólogo Fernando Pérez Pacho. / m. h.

"Tuve que sobrevivir a un hombre que me intentó matar. Sé lo que se siente cuando estás a punto de morir mientras te gritan: 'Te mato, te mato". El testimonio de Ernesto Pérez, un policía local de la Línea de la Concepción de 47 años al que una violenta intervención en la que resultó gravemente herido le obligó a guardar la placa hace cinco años, es un ejemplo de cómo superar un enfrentamiento a vida o muerte. Así, ha plasmado su experiencia junto a la de otros 22 agentes en la quinta edición del libro En la Línea de Fuego: la realidad de los enfrentamientos armados. La presentación, organizada por el Sindicato Independiente de Policía Local en Andalucía (SIP-AN), tendrá lugar hoy en Marbella.

-La obra ha sido escrita junto al psicólogo Fernando Pérez Pacho, ¿qué ha pretendido?

Nos instruyen poco y mal, con técnicas que hace 30 años ya eran antiguas. Nos inculcan el miedo a defendernos"

-Cuento las visicitudes por las que han pasado 23 policías de todos los Cuerpos de seguridad en 25 capítulos. Cuando los entrevistamos, alguno hasta lloraba recordando los resultados de sus actuaciones. Desde pequeño me he instruido en el manejo de armas para el tiro deportivo, que difiere del empleo del arma de fuego en una actividad de supervivencia. Nuestro comportamiento es distinto ante una silueta de papel que ante alguien que te intenta matar. No todo el mundo está preparado.

-¿Falta formación en la Policía?

-Nos instruyen poco y mal. Lo hacen de cara a la galería de tiro, que nada tiene que ver con el enfrentamiento armado. Se nos inculca el miedo a defendernos porque si lo hacemos nos pueden condenar y eso es mentira. Tenemos instructores de tiro que siguen hablando de técnicas que aprendieron hace 30 años y que ya eran antiguas, como que el ruido de la corredera al montar el arma hace que el malo suelte el cuchillo. Eso no ocurre, si ya ha iniciado el ataque lesivo seguirá haciéndolo. No te oirá, está obcecado. Hay que basar la formación en respuestas naturales del cuerpo humano ante el vive o muere.

-¿Cómo recuerda aquel 30 de agosto de 2007?

-Desde el día en que me mataron no soy el mismo. Mi vida cambió para siempre. Había visto cómo un conductor circulaba a gran velocidad por un barrio aledaño al de San Bernardo, en la Línea de la Concepción. Cuando localicé el vehículo, me acerqué con una linterna en la mano y, al abrirle la puerta para que se bajase, dio marcha atrás. Me quedé atrapado entre la puerta y el chasis con las piernas abajo. La derecha pude sacarla, pero tenía un brazo metido a modo de argolla en la ventanilla. El tipo me arrastró 60 metros dando marcha atrás y 100 hacia adelante, contra ocho vehículos. Mientras tanto me decía: "Te mato". No me podía soltar por nada del mundo. Llevaba la pistola preparada y, sin verle, le descerrajé dos tiros. Tuve la suerte de que dos le entraron por el muslo izquierdo y uno le llegó al gemelo derecho. No detuvo la marcha pero al menos dejó de aplastarme. Me vi tirado en el asfalto y me descolgué cuando me fallaron las fuerzas. Pasé seis veces por quirófano para que me operaran la espalda y otra para el tobillo.

-Diez años después fue detenido su agresor.

-Estaba en busca y captura, viviendo con una identidad falsa. Es un británico a caballo entre Gibraltar y la Costa del Sol. La Policía Judicial de la Comandancia de Algeciras lo localizó y le echó el guante, se identificó ante los agentes con documentación falsa pero sabían que era él. Está en prisión a la espera de juicio.

-Será entonces cuando deba sentarse frente a él.

-Hubo una época en que deseaba hacerlo pero una vez que lo detuvieron ya me daba igual. Mi familia no quería que lo detuvieran para que no tuviera que revivirlo todo. A mí ya me mató y me indemnizaron. Lo que quiero es Justicia. Lloré de emoción al oír: "Ernesto, lo tenemos". Ahora puedo hablar con más naturalidad porque me sirve de terapia.

-¿Cómo fue el final de su etapa?

-Sufrí el olvido de mi propia Administración. No recibí ni una felicitación pública por salir vivo de un enfrentamiento en el que casi me matan, tampoco me dieron las gracias el día en que me jubilé, ni una despedida. Es la doble victimización: me intentaron matar y la Administración me olvidó. No entiendo que dos policías de mi plantilla me dijeran que el malo no era tan malo, sino un buen chaval cuando no estaba colocado. En Gibraltar sí pensaban que tenía que haberlo matado porque les habría hecho un favor.

-Esa violencia parece haberse recrudecido

-¿Nos asustamos de que haya mucho narcotráfico? ¿Acaso es nuevo? Los medios pusieron el foco desde que murió mi compañero Víctor Sánchez en una operación contra el contrabando. No está entrando más droga ni tabaco que antes, pero sí hay más violencia.

-¿A qué puede responder?

-En el año 2000 se creó la Unidad Especial de Policía Local en la Línea, que era muy salvaje y estaba descontrolada. En un año le dimos la vuelta. Los malos temían salir a la calle porque la ley se aplicaba con contundencia. Era casi una dictadura. La Línea pasó de ser una ciudad sin ley a otra con una seguridad ciudadana. En 2012, otro equipo de gobierno disolvió esta Unidad porque la había fundado otro partido. Desde entonces aumentó el narcotráfico y el contrabando. En 2016, el nuevo alcalde, asfixiado por la imagen, activó de nuevo la que hoy es la Unidad de Respuesta Inmedita para convertir La Línea en lo que fue, pero no dio tiempo. Al año murió atropellado Víctor Sánchez, que estaba al mando. Le dieron pocos medios humanos, solo un equipo de seis personas, insuficientes para el trabajo que había. A los narcos se les dio una tregua al desaparecer la Unidad durante cuatro años y se vinieron arriba.

-Y ahora, ¿qué medidas habría que adoptar?

Está habiendo muchos refuerzos temporales con unidades de fuera que están dando buenos resultados. Pero la Comandancia de Algeciras debería tener más funcionarios. Están parcheando con refuerzos y no sabemos qué ocurrirá cuando estos acaben. Vienen chavales durante dos semanas con buena intención y se marchan. No terminan de aprender del todo para combatir bien el problema. Aquí no hay cárteles al estilo colombiano, esto ha sido siempre así. El desempleo no es un argumento válido porque en 2002 la tasa no era tan elevada. Ahora, la Línea se ha convertido en lo que ya fue en los 80 y los 90. La situación se quiere revertir pero va a costar trabajo.

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