Concentración de la Mesa de Trabajo

La Línea reclama dignidad

  • Medio millar de personas se reúne frente a la delegación de la Diputación de Cádiz para reivindicar “mayor atención” sobre un municipio que se siente “en estado de abandono”

Un grupo de linenses con pancartas, durante el acto de ayer.

Un grupo de linenses con pancartas, durante el acto de ayer. / Rafael Cerpa (La Línea)

La Línea ha dado otro paso firme hacia al frente en sus reivindicaciones como ciudad. Quizá un avance más endeble del que se podía esperar, pero un paso hacia adelante al fin y al cabo. Alrededor del medio millar de linenses se han dado cita esta tarde -congregadas por la Mesa de Trabajo por La Línea– delante del edificio que la Delegación de la Diputación de Cádiz tiene en la localidad, para reclamar a las autoridades competentes mayor implicación con el municipio y consecuentemente con sus habitantes. Faltó gente. Esa fue la sensación que desprendió el acto, muy respetuoso en todo momento y lleno de ganas de pregonar a los cuatro vientos el orgullo de ser linense.

El pueblo no vociferó. Se concregó, calló y habló con su presencia. Había ganas de decir la verdad, de escuchar lo que no sale en los medios nacionales. Esta vez no hubo reivindicaciones ni protestas a viva voz. Solo un micrófono sobre un pequeño podio (acompañado por lemas y reivindicaciones), una multitud que se concentró por y para La Línea y un manifiesto.

El pueblo de La Línea, con partidos políticos, asociaciones y sindicatos a una, esta vez se expresó por lo que hizo y no por lo que dijo. En casi sepulcral silencio se unió por una causa común, como si fuese una protesta por el tanto daño que se ha hecho a este pueblo. Los que estuvieron tuvieron un comportamiento y una actitud ejemplar, pregonaron con el linensismo que sale a gala cuando es necesario.

Con la justificadísima excusa de “reclamar la singularidad de La Línea al Estado y la reanudación de las obras de la residencia de mayores a la Junta de Andalucía”, entre otras peticiones, La Línea se levantó tímidamente pero con madurez por unos minutos para recuperar su identidad y, sobre todo, su dignidad. Aquella de la que ha sido despojada tantas veces y de lo que se desmerece como la que más.

“Le pedimos a los partidos políticos que mantengan su solidaridad y unidad en esta lucha. Que le transmitan a quien corresponda para que nuestra voz se oiga y que haya un futuro digno para nuestra ciudad”, proclamó Juan Antonio Álvarez, portavoz de la Mesa de trabajo por La Línea, ante la atenta mirada de los presentes. Bajo el lema “unidad bajo nuestra bandera (el interés de la ciudadanía) para conquistar nuestra dignidad. Sin unidad jamás conseguiremos nuestro objetivo. Podremos conseguir algunas ayudas, pero no mucho más.

Juan Antonio Álvarez y Esperanza Mata, en el acto. Juan Antonio Álvarez y Esperanza Mata, en el acto.

Juan Antonio Álvarez y Esperanza Mata, en el acto. / Rafael Cerpa (La Línea)

Necesitamos una unidad grande, fuerte y perseverante, que la podamos ver y sentir”. “Para conquistar nuestra dignidad. Este futuro digno solo llegará cuando no esté sujeto a la dependencia de Gibraltar y la economía sumergida”, expresó Esperanza, miembro del grupo juvenil Lo sé y me importa. Efectivamente dio en el clavo. Unidad. Rezaban algunas de las pancartas y carteles que se dejaron ver en la entrada de la calle Real de La Línea: “No más abandono. La Línea dice basta”. Pero así no. La Línea no necesita a los mismos de siempre, los necesita a todos y cada uno de los linenses –incluso a los que están fuera- para salir del atolladero y que la miren de frente.

La concentración dejó sensaciones de no ser suficiente, pero qué es la satisfacción cuando un pueblo se sume en una situación como la que padece La Línea. El deber llamó a la puerta, pero esta se abrió un poco y La Línea requiere un portazo para entrar de lleno en el salón de las altas esferas, para que la escuchen, para que ese futuro que todos queremos llegue lo antes posible.

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