CLXXV Aniversario de la Fundación de la Guardia Civil (1844-2019)

La Guardia Civil en La Línea (XVII)

  • El coronel Jesús Núñez repasa los 175 años ininterrumpidos de presencia en la ciudad

  • Esta entrega está dedicada a la plantilla del Puesto de La Línea en el año 1936

Cabo de la Guardia Civil Manuel Osado Labrador.

Cabo de la Guardia Civil Manuel Osado Labrador.

En el capítulo anterior, además de tratar la plantilla aprobada el 18 de junio de 1936, un mes antes del inicio de la Guerra Civil, se abordaron las figuras del teniente Valeriano Silva Franco, como jefe de la línea (sección) de La Línea de la Concepción y la del sargento Manuel Gómez Maqueda, comandante del puesto de la residencia.

Aunque la citada plantilla cifraba en 27 efectivos el número total de guardias civiles, incluido el citado oficial y sumando la fuerza de los puestos de La Línea y Atunara, lo cierto es que el inicio de la sublevación militar y todas las vicisitudes que acontecieron a continuación, impidieron que aquella pudiera cumplimentarse en su totalidad.

La nueva plantilla aprobada del puesto de La Línea estaba compuesta por 2 guardias 1º y 11 guardias 2º de infantería así como por un sargento y 5 guardias 2º de caballería. Aunque ya no figuraba, lo cierto es que seguía manteniéndose un cabo de caballería. Se trataba de Manuel Osado Labrador, sobre quien ya se trató en un capítulo anterior.

Hasta la fecha sólo ha sido posible identificar y localizar en la Sección Guardia Civil del Archivo General del Ministerio del Interior, en Madrid, los expedientes de los siguientes componentes del puesto de La Línea destinados en julio de 1936: guardias 2º de infantería Diego Jiménez González, Francisco Martínez Rodríguez, Eduardo Navas Galiano, Carlos Rosa Gamaza y Manuel Zamora Peregrina; guardias 2º de caballería Antonio Jiménez Franco, Roque Blanco Nebro y Juan Navarro Chacón.

El guardia 2º Jiménez González era natural de la localidad malagueña de Antequera y tenía 26 años de edad. Estaba soltero y llevaba tan sólo dos semanas destinado en La Línea, procedente del puesto de Barbate, cuando se inició la sublevación.

El guardia 2º Martínez era natural de San Fernando y tenía 40 años de edad. En el capítulo anterior se trataron sus vicisitudes como consecuencia de su matrimonio seis años antes con la hija de un compañero del mismo puesto de La Línea y no haber disponible un pabellón de casado en la casa-cuartel, razón la cual había sido trasladado el 15 de junio de 1930 al puesto de Los Barrios. Tras un destino intermedio en el puesto de El Bosque pudo regresar al de La Línea el 17 de junio de 1936, justo un mes antes de iniciarse la sublevación en Melilla.

El guardia 2º Navas era natural de la población malagueña de Pizarra y tenía 39 años de edad. Estaba casado y llevaba destinado en La Línea al menos desde 1929. Había sido condecorado, “por su intervención en el levantamiento del asedio del Cuartel y población de Casas-Viejas (Cádiz) en la noche del 10 de Enero de 1933”. Fue uno de los guardias civiles del puesto de La Línea que acompañó aquella jornada al teniente anterior, Garcia-Castrillón, junto al cabo Osado.

El guardia 2º Rosa era natural de El Gastor y tenía 36 años de edad. Llevaba destinado en La Línea desde mayo de 1924 y había contraído matrimonio en agosto de 1929 con Victoria Jiménez López, vecina de la localidad.

El guardia 2º Navarro era natural de la población malagueña de Estepona y tenía 44 años de edad. Era de estado casado y en septiembre de 1935 se había incorporado al puesto de La Línea, procedente del de Paterna.

El guardia 2º Jiménez Franco era natural de Jimena de la Frontera y tenía 48 años de edad. Estaba casado y destinado en La Línea desde enero de 1932, procedente del puesto de Almoraima. El inicio de la sublevación militar le sorprendió en su pueblo natal, donde estaba haciendo uso de una licencia por enfermedad concedida por dos meses. Su estado de salud era muy delicado, falleciendo el 30 de julio siguiente en La Línea.

El guardia 2º Blanco era natural de la localidad malagueña de Cuevas del Becerro y tenía 35 años de edad. Estaba destinado en La Línea desde 1932 y había contraído matrimonio en noviembre del año siguiente con una vecina de esta población cuyos padres “son súbditos británicos sin poseer bienes de fortuna en dicho término que puedan ser causa de incompatibilidad”. Al encontrarse su suegra enferma y depender de los cuidados de su hija, tuvo que solicitar autorización expresa del inspector general del Cuerpo para poder continuar destinado en La Línea, siéndole concedida.

El guardia Zamora era natural de Los Barrios y tenía 43 años de edad. Llevaba más de una década destinado en La Línea, donde había contraído matrimonio con Dolores Ojeda Carrillo, vecina de dicha localidad y natural de Ceuta. Al igual que el guardia 2º Navas había sido condecorado por su participación en el auxilio al ataque anarquista a la casa-cuartel de Casas Viejas.

Respecto al puesto de La Atunara, su plantilla aprobada era de un cabo, un guardia 1º y 5 guardias 2º. Su comandante de puesto era el cabo Calixto Sanz López, cuyas principales vicisitudes fueron ya citadas en un capitulo anterior.

Hasta la fecha sólo ha sido posible identificar y localizar, los expedientes de los siguientes componentes del puesto de La Atunara destinados en julio de 1936: guardias 2º de infantería Francisco Correro Ruiz y Francisco Rocha Lozano.

El guardia 2º Correro era natural de San Roque y tenía 39 años de edad. No se tienen datos de su estado civil entonces ni de su fecha de incorporación al puesto si bien sí se sabe que fue con anterioridad a enero de 1936.

El guardia 2º Rocha era natural de Jimena de la Frontera y tenía 23 años de edad. Estaba soltero y se había incorporado al puesto de La Atunara el 11 de junio de 1936, poco más de un mes antes del inicio de la sublevación militar, procedente de la Comandancia de Navarra.

Respecto a los caballos, el animal más importante que tenía entonces la Guardia Civil para su empleo en el servicio, la plantilla en la Línea era de siete: uno de oficial, uno de suboficial y cinco de tropa, todos ellos en las cuadras de la casa-cuartel de la calle Jardines, pues la de La Atunara carecía de ellas. Hay que significar que en esa época no había todavía ningún vehículo a motor asignado a La Línea por lo que todos los servicios se hacían a pie o a caballo.

Hay que significar que hubo otro guardia 2º llamado Antonio Araujo Ruiz que estaba destinado en la Comandancia de Madrid pero al que el inicio de la sublevación militar le sorprendió en La Línea de la Concepción, con ocasión de un permiso urgente concedido por enfermedad grave de un familiar. Era natural de La Línea y tenía 36 años de edad. En cuanto tuvo conocimiento de lo sucedido se presentó inmediatamente en la casa-cuartel de la calle Jardines y se puso a las órdenes del comandante de puesto.

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