La colmena

Magdalena Trillo

mtrillo@grupojoly.com

Granada, otra vez en tierra de nadie

Cuando en la UE se diseñó el Corredor Mediterráneo, Granada estaba en el central y en el del litoral, hoy en un agujero negro

De la reivindicación del AVE a la del Corredor Mediterráneo.

De la reivindicación del AVE a la del Corredor Mediterráneo.

La memoria es frágil. En Granada tuvimos que esperar 25 años, ¡un cuarto de siglo!, para estar conectados por autovía con Europa. La Autovía del Mediterráneo unía todo el litoral europeo desde Cádiz pero con una pequeña excepción: los 70 kilómetros de la Costa Tropical que no se pudieron abrirse hasta octubre de 2015. Ocurrió de todo: de las promesas incumplidas y la falta de presupuesto a lo inesperado de los siniestros y la maldición del terreno, con reinauguraciones incluidas.

Fue la A-7, fue la Autovía a la Costa, fue el AVE, ha sido la Segunda Cirvunvalación... La historia de las infraestructuras en Granada siempre se ha movido entre lo incontestable de las dificultades reales (la orografía del terreno y las pendientes dan para escribir varias tesis) y lo intangible de la fatalidad. La mala suerte.

2021 es el año del ferrocarril y Granada vuelve a jugárselo todo: situarse en el eje de los corredores de mercancías y viajeros que Europa está proyectando en el marco de la movilidad sostenible e inclusiva del nuevo milenio o quedar otra vez en tierra de nadie. Lo paradójico de España, y de Granada, es que su privilegiada posición geoestratégica puede ser un valor añadido o un lastre. Porque se trata de conjugar la conexión del corredor central con los corredores del litoral con un mapa sólido de actuaciones e inversiones que avance en sintonía o fijar "prioridades". Y en Granada tenemos demasiada experiencia sabiendo qué ocurre cuando quedas fuera de la foto inicial; cuando dejamos para una segunda fase lo caro o lo complejo. Basta recordar la estación del AVE en la capital y la Variante de Loja. ¿Alguien confía ya en esos proyectos? Porque las oportunidades, tan rápido como llegan, se van.

En ese punto estamos ahora en Granada. Desde Algeciras se ha constituido un lobby de presión, lo llaman Ramal Central, al que ya se han adherido un centenar de ayuntamientos, instituciones, empresas y entidades. Granada y Motril están y, sobre el papel, la teoría es que nos debería favorecer. El temor, sin embargo, no es infundado: el proyecto impone una hoja de ruta de preferencia que pasa por Sevilla, Córdoba y Madrid… y deja atrás a Granada. Cuando en la UE se diseñaron los mapas de los corredores, nuestra provincia estaba en los dos (el mediterráneo central y el mediterráneo-mediterráneo); en estos momentos, sería la única zona andaluza descolgada de todo el radial. Desde Granada podríamos salir por el litoral o hacia Bobadilla por el central; podríamos mirar hacia oriente y hacia occidente.

La realidad, hoy, es que el corredor del litoral está garantizado por Valencia, que el central por Madrid ya tiene un respaldo institucional y empresarial sin fisuras y que en Granada nos sumiremos en otro agujero negro si no le damos prioridad al tramo con Almería; el que debe actuar como "eje vertebrador horizontal de Andalucía y un motor de desarrollo para las provincias orientales y las comarcas del interior". La plataforma Granada por el Corredor Mediterráneo lo advertía este mismo viernes: hay que celebrar la "proliferación de iniciativas" reivindicando el tren electrificado como medio sostenible para el transporte de personas y mercancías, pero no relegando proyectos ya aprobados (es el caso de la línea Granada-Almería que exigen como prioritaria).

Lo que está en el aire es la inclusión efectiva de la provincia en el corredor europeo pero también otros proyectos vitales para la economía y el empleo como la reapertura de la línea Guadix-Baza-Almanzora-Lorca o la conexión con el puerto y Motril. Desde la plataforma quieren ser una sola voz, quieren contar con la complicidad de todos los agentes implicados y piden "unidad".

¿Unidad en Granada? En el Ayuntamiento han bastado unas horas para que haya conflicto por el apoyo del alcalde al Corredor Mediterráneo… Desde el Ramal Central dicen que no van contra nadie, que quieren sumar. Pero la escurridiza ligereza de las palabras hay que consolidarla con hechos. Todos sabemos cómo funciona un lobby: o te sumas porque tus intereses coincidan plenamente o presionas con otro lobby en frente para que no se olviden de ti. No hay más.

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