Juicio crimen del gestor

El principal acusado declara que la muerte del gestor de Rochelambert "fue un accidente"

  • La acusación particular suma a la imputación de los delitos realizada por la Fiscalía el de profanación de cadáver, además de una mayor indemnización económica para la familia.

Primera jornada

Primera jornada / Belén Vargas

"Hoy voy decir la verdad de lo sucedido", así comenzó su declaración el principal acusado por el crimen del gestor sucedido en la barriada de Rochelambert en 2016. Las circunstancias que rodean a este caso han tenido múltiples versiones a lo largo del periodo de instrucción. De hecho, los tres acusados han variado en varias ocasiones sus declaraciones tanto en sede policial como en la fase de diligencias previas.  F. J. A. justificaba el cambio en su declaración porque "en aquel momento me dijeron que me acusaban a mí y por eso los acusé".

Durante la primera jornada del juicio con jurado, F. J. A. dijo que la muerte se produjo de forma accidental tras una discusión  acalorada por el consumo de cocaína y alcohol. Al parecer, y según la declaración del acusado, F. J. A. había sido estafado por un grupo de nigerianos que le había presentado el fallecido. 

La víctima y el principal acusado se conocían "del barrio y que de vez en cuando me llevaba los papeles del taller" puesto que ejercía como gestor. Según su declaración, F. J. A. llamó a J. B. G. B. para que acudiera a su local, donde estaba otro de los acusados, M. B. Según esta declaración en un momento determinado F. J. A. decide ir a sacar dinero al cajero con M. B. para continuar "consumiendo coca en casa de F. J. A. Dejé allí a J. B. G. con M. A. (otro de los acusados) consumiendo coca. No me fiaba del gestor y lo dejé con él para que lo vigilara".

"Él me había presentado a un grupo de nigerianos que me estafaron con el timo de los billetes tintados, haciéndome perder 15.000 euros", explicó el acusado y por esta razón no confiaba en él.

Cuando volvió de comprar cannabis, cocaína y alcohol para seguir consumiendo, el principal acusado dice que echó a M. A. "porque quería más coca y le di una guantada y lo eché de mi casa". Se quedaron entonces en el domicilio, según su versión, M. B, la víctima y él. "M. B. subió a la zona de chill out que tengo arriba y yo me quedé con J. B. G. B. en la sala. Tenía que hablar con él para que alguien me devolviera el dinero de los nigerianos". En esta discusión, "J. B. G: B: empezó a gritar y a tirarme varios objetos como un cenicero, altavoces y una espada de samurai que tenía en mi casa. Fui para él, le tapé la boca y accidentalmente se cayó. No quería hacerle daño. Estoy superarrepentido". 

F. J. A. justifica la violencia de la discusión por "encontrarme bajo los efectos del alcohol y las drogas". Una vez que comprobaron que estaba muerto, lo metieron en el coche del gestor y lo trasladaron hasta un descampado donde incendiaron el coche. Según explicó M. B durante su declaración, él no sabía que en el maletero estaba el cadáver del gestor, algo que le confesó después el principal acusado, "cuando pararon en un club de alterne tras incendiar el vehículo".

Sobre la circunstancia de que la víctima fuera torturado mientras que estaba amordazado y atado a una silla, el principal acusado lo calificó de "milonga. Eso es incierto", añadió. A pesar de que en el escrito del fiscal se señala que los acusados ataron a la víctima a una silla, amordazándola con un pequeño bolso y cinta de embalaje y que "en hora no determinada" usaron "la parte roma de un hacha, causándole entre la violencia de los golpes y la axfisia, causada por la mordaza, la muerte".

Ninguno de los tres acusados ratificaron las declaraciones realizadas en fase de instrucción. Tanto M. B como M. A. indicaron que estas declaraciones estuvieron "condicionadas por los interrogatorios realizados por la Policía". De hecho, M. B. declaró durante su intervención en el juicio que realizó esas declaraciones "presionado por la Policía", incluso añade que le dijeron que saldría "en libertad si inculpaba al resto de los acusados".

Críticas a la instrucción

El abogado del acusado M. A. afirmó que la instrucción ha sido un desastre porque su defendido no tiene antecedentes y "una persona inocente puede pasar 36 años en la cárcel". De hecho, insistió en que en las declaraciones de los otros dos acusados siempre lo sitúan fuera del lugar e los hechos.

Es más, el abogado de M. A. explicó que sólo se nombra en dos ocasiones a su cliente en los informes del Grupo de Homicidios, "aquí se indica que que se movía en el ambiente y era de la máxima confianza de F. J. A." En otra parte de este informe se explica, según el letrado, que días después de la muerte se acercó el principal acusado para dejar unas cosas en su casa".

De hecho, incluso señaló que el fiscal "miente en sus escritos previos porque ninguna prueba indica que los tres acusados se concertaran para hacer algo".

Hay que recordar que a su cliente lo detuvieron meses después, "estaba allí de forma accidental movido por la adicción a las drogas y porque era amigo de F. A.,que además le suministraba la droga". En este sentido, el abogado recordó que el acusado M. A. "está sentado en el banquillo por que no se llegó a un acuerdo previo. El juez instructor creía que mentía y presionaba para que colaborara. En la negociación del pacto siempre se contemplaba una rebaja de las penas. Al final, no se llegó a acuerdo económico". 

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