La reacción consiste en esperar a que declare la independencia; o seguir esperando hasta que se aburra.

Pudiera ser que alguna influencia les haya quedado después del Carnaval en el Liceu, celebrado con éxito.

En Cataluña, la locomotora de los locos sigue en marcha, y no hay una vía a la independencia, sino dos.

En San Fernando se ha recordado el papel de los diputados catalanes en las constituciones españolas.

Los precios de algunos hoteles se han elevado demasiado. La costa de Cádiz es la más cara de Andalucía.

Todos los alcaldes están dispuestos a 'bolardear' lo que haga falta, aunque sea sin valorar las consecuencias.

Sufren un terrorismo rural, con pirómanos que arrasan los bosques y destruyen el paisaje, sin que eso preocupe.

Si le pagan las facturas a los fontaneros o los carpinteros, también hay que apoquinar a los escritores.

Lo peor fue que aprovecharon la expectación para propagar más mentiras ante el mundo. Entre ellas, dos intolerables.

Hablar de unidad contra el terrorismo suena a cinismo oportunista. Todo se queda en gestos y falsa apariencia.