¿Saldremos fortalecidos como sociedad y como personas? Me gustaría equivocarme, pero pienso que no.

Yo, después de lo visto y oído en los tres últimos meses, soy limbocreyente.

Dan ganas de hacer lo que Maquiavelo: retirarse a una casa aislada en un bosque y dedicarse a leer y escribir.

Hemos sido sorprendidos por una pandemia que no acabamos de creer y que nos ha hecho reconsiderar nuestra sociedad.

El confinamiento debería marcar un antes y un después tanto en la sociedad como en el individuo que la integra.

Ni siquiera en un tema tan vulgar como es el uso de una mascarilla se recibe una información fiable.

Es tanta la zozobra que provoca recibir continuamente informaciones contradictorias que nada extraña ya.