El antiguo poblado de Cucarrete, uno de los más antiguos de Los Barrios del que proceden, según informes municipales y de la asociación Aldea de Cucarrete, el 50% de la población antigua de la Villa, todavía sigue teniendo vida. Y no sólo por las muchas actividades que organiza desde hace años la asociación, sino por la existencia del último cucarreteño que vive en la actualidad en la única casa todavía en pie en la zona. 

Se trata de Juan Tocón, más conocido como Charlupa, por el apodo que tenía su padre, de 84 años de edad. Durante la visita a la antigua aldea, situada junto al pantano Charco Redondo, Juan habla de los antiguos vecinos del lugar, a los que para identificar, da señas de sus padres, tíos o abuelos. Todo ello, en una mañana de verano en la que el sol, desde su posición privilegiada, hacía difícil salir de la sombra del acebuche en el que se encontraba sentado comiendo una pequeña sandía. 

Mientras conversa apaciblemente comienzan a aparecer las historias y anécdotas vividas en la Aldea. "Yo tenía una guitarra que siempre iba conmigo, aquí y cuando bajaba a Los Barrios. La guitarra se llamaba alicantina y cantaba sola...", contaba entre risas. "Al final, necesitaba prácticamente una todos los días, porque es un instrumento muy delicado. Por eso ahora me gusta escuchar tocar la guitarra pero ya no tengo". 

Sobre su vida, cuenta cómo se crió cerca de Cucarrete, en las Lagunillas. "Estaba muy cerca de aquí. La casa donde vivo ahora era de los Calvente. Cuando se fueron los últimos de aquí e iban a derribar todas las casas, Antonio el Guarda habló para que ésta no la tiraran y que yo me pudiera venir aquí a vivir", cuenta Tocón. 

Tras este tiempo de charla decide salir y mostrar donde estaban las casas, la antigua escuela, la pequeña capilla, las muchos huertos que había en la zona o la venta de Cucarrete, entre el sonido de las chicharras como coro del caluroso día de agosto. "Aquí la gente vienen cada vez que quieren, pero vivir y hacer cosas aquí ya es diferente. ¿Quién va a venirse al campo ahora? Hay que irse donde hay buen agua y se está fresquito", afirma por el camino. 

Durante el paseo, pasamos por la antigua escuela, donde en el año 1950 llegaron a haber hasta 50 alumnos, y la antigua capilla. "Uno de los momentos más importantes de la aldea fue cuando vino el obispo, en representación del Papa, a confirmar a los chavales", apunta. 

Más adelante, Tocón muestra la linde de la aldea y realiza una nueva parada donde estaba situada la antigua venta de Cucarrete. "Era de Juan Luis Correro y siempre estaba llena de gente jugando a las cartas o tomando unos vinos", recuerda Charlupa con una sonrisa nostálgica provocada por aquellos buenos recuerdos. 

Asimismo, durante este tiempo, siempre que había algún ruido, para los oídos de cualquier individuo de ciudad imperceptibles, detenía la conversación: "Escucha ahí, ¿un coche?" Tras una de esas pausas, Tocón inicia la historia de cómo es su vida en Cucarrete actualmente. 

"Cuando he tenido que ir al médico tengo que bajar a Los Barrios y ya me han dicho que no puedo beber alcohol. Antes se bebía uno lo que fuese porque antiguamente por aquí había muchas fiestas... claro, no había otra cosa en qué divertirse, ¿qué íbamos a hacer?", apostilla. 

"Al pueblo sigo yendo algunas veces, aunque ahora menos", señala mientras bromea a continuación: "Además, no me faltan personas que me traigan comida o lo que necesite. Tengo hasta tres aparceros". 

Una vez concluida la conversación y pasado por su casa, Tocón da un último paseo en el que atraviesa por dónde estaba el 'huerto de la jaramaga' y, al observar un naranjo, un membrillo o zarzas de la zona, cuenta los frutos que ha dado estas ultimas temporadas. Finalmente, ahí acabó una conversación que bien podría haber durado muchas horas más, tras la cual Tocón continuó su camino para continuar con el cuidado de la tierra. Su tierra.