Histórico

¡Cómo hemos cambiado!

  • En medio siglo, el pueblo y su forma de vida ha cambiado muchísimo.

 

Hace cincuenta años, casi la totalidad de los habitantes de los pueblos pequeños vivía del campo. Era una vida precaria pero completamente sostenible, se comía de lo que se producía y a través del trueque intercambiaban los productos que no tenían con pueblos vecinos.

Gente nacida en los cincuenta, cuenta que su regalo de reyes podía ser una naranja y un bollo de aceite. (Esto se les dice a los niños de ahora, para que valoren todo lo que tienen, y les parece una broma).

 

No estudiaba casi nadie, a duras penas se sabía leer o escribir. Desde pequeños salían a guardar al cerdo (marrano, por estos lugares) y a las cabras. Cuando eran un poco mayores ya hacían labores de labranza, siembra, siega, parva. En los molinos obtenían harina, a cambio de darle una parte, al dueño del mismo. Se amasaba el pan que les duraba meses enteros. (Cuando hoy en día, somos incapaces de comernos el pan del día anterior).

 

No se tenía luz, se alumbraban con candiles. Tampoco había agua en las casas, iban con los cantaros para poder abastecer las necesidades de la casa. Y a los lavaderos, si tenían suerte de que hubiese sitio, si no a los barrancos, ayudándose de una piedra para lavar la ropa.

 

No había coches. La gente hacía muchos kilómetros a pie o en mulo.

 

Hoy en día la población total es la que antes había en unas cuántas casas de familia. La gente emigró a ciudades grandes como Barcelona y Madrid, otros buscando la riqueza que dejaban los invernaderos de El Ejido y el campo de Dalias. Toda esta gente echa mucho de menos su pueblo y vienen cada vez que pueden, unos conservan sus casas, otros solo pasan el día y se vuelven de regreso.

 

La gente que continúa viviendo en el pueblo, sobrevive con pequeños negocios familiares. Unas cuántas familias, gracias a nuestros montes, trabajando como agentes del plan Infoca. De pequeñas empresas de construcción que dan trabajo a los jóvenes del pueblo. De los trabajos temporales que vienen al ayuntamiento para la conservación del pueblo. Otros desplazándose a El Ejido para echar la campaña en los almacenes agrícolas. La agricultura, a pesar de tener productos muy buenos como manzanas, castañas, almendras y cerezas, ha pasado a ser una labor secundaria y pocos jóvenes se ocupan de ella. ( Es un trabajo duro, y poco recompensado económicamente, piensan la mayoría).

 

 

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