Gibraltar

De la incredulidad a la incertidumbre

  • Pocos gibraltareños confían en que la acción de la Justicia dé marcha atrás al 'Brexit'

  • El debate se mantiene en torno a cómo modular sus efectos

El Peñón se alza sobre las banderas de Reino Unido, Gibraltar y la UE que ondean el lado británico de la Verja.

El Peñón se alza sobre las banderas de Reino Unido, Gibraltar y la UE que ondean el lado británico de la Verja. / andrés carrasco

Han pasado casi cinco meses desde la celebración del referéndum sobre el Brexit -la salida de Reino Unido de la Unión Europea- y la sociedad gibraltareña aún no ha terminado de encajar el golpe. La ajustada victoria de los partidarios de la desconexión europea en el conjunto del país (51,9%), en contraste con el voto masivo en Gibraltar a favor de la permanencia (95,91%), sumió a la colonia en una incredulidad que, con el paso de las semanas, se ha tornado en incertidumbre sobre cómo y cuándo se afrontará el proceso.

El arranque de noviembre ha aportado un nuevo elemento a la ya de por sí intrincada situación. El Tribunal Superior de Reino Unido dictaminó el pasado día 3, a instancias de un grupo de ciudadanos, que la puesta en marcha del Brexit requiere de la aprobación previa del Parlamento.

El Gobierno de la primera ministra Theresa May ha recurrido al entender que ya cuenta con un mandato suficiente, el del referéndum, y de hecho mantiene en pie su intención de activar el procedimiento antes de finales de marzo de 2017. La apelación será estudiada por la Corte Suprema a principios de diciembre.

En Gibraltar, la apertura de este frente judicial es acogida sin demasiadas esperanzas de que culmine en una reversión del camino iniciado el pasado 23 de junio. "El Brexit no está en pausa, pero sí a la espera de un veredicto final. En función de lo que dictaminen los tribunales, Theresa May guiará al Reino Unido, lo que incluirá a Gibraltar en los siguientes pasos", explica Alfredo Vasquez, presidente del grupo transfronterizo formado por agentes sindicales, empresariales y sociales del Campo de Gibraltar y del Peñón.

El colectivo persigue ser voz activa en el procedimiento, especialmente de cara a modular el posible impacto del Brexit en ambos lados de la Verja que separa Gibraltar de España. Su presidente reconoce que la ciudadanía se encuentra a la espera de los acontecimientos. "Hay incertidumbre. La población está ansiosa por saber en qué mundo va a vivir el día de mañana", resalta Vasquez, quien, no obstante, envía un mensaje de tranquilidad. "Nosotros ya estamos en modoBrexit, trabajando sobre esa hipótesis y esa hoja de ruta. Si la Justicia hace que suceda algo que suponga una marcha atrás en el proceso, lo que no creo muy probable, cambiaríamos la estrategia. Pero ahora mismo seguimos bajo la situación anterior al pronunciamiento del Tribunal Superior", resalta el representante gibraltareño del colectivo transnacional. "Las próximas actuaciones de Theresa May se tendrán que atener a las cuestiones legales en función de lo que digan los tribunales", alerta.

En la calle, pocas personas entre las consultadas por este periódico en Main Street (la principal vía comercial del Peñón) están al tanto del reciente pronunciamiento judicial. En los escaparates, a los que los turistas rusos de un crucero recién arribado echan un ojo, ya no hay ni rastro de los mensajes a favor de la permanencia. Apenas una bandera de la UE luce en un mástil del estanco Stagnetto como símbolo de resistencia.

"Aunque el proceso legal puede llevar el tema hasta un punto, es muy difícil que se cambie la voluntad del pueblo británico", reconoce un viandante que, pese a ser uno de los pocos encuestados que demuestra estar al día, pide no ser identificado. "Está claro que nosotros no queremos salir de la UE, pero el 51,9% es mayoría. Un sólo voto de más hacia uno u otro lado ya es mayoría", asevera este gibraltareño.

Con independencia del recorrido en los tribunales, el resultado de la consulta del 23-J también mantiene abierto el debate en el Reino Unido y, por descontado en Gibraltar, sobre si se debe buscar un Brexit "duro" que suponga la salida del mercado único y el control total de la inmigración o una vertiente "suave" que implique permanecer en el mercado único y aceptar un movimiento de personas.

"Sabemos que vamos al Brexit. Lo que no sabemos aún es qué significa el Brexit", resalta Gema Vasquez, presidenta de la asociación local de pequeños empresarios y comerciantes (Gibraltar Federation of Small Businesses) y líder de la campaña ciudadana a favor de la permanencia (Gibraltar Stronger in Europe). "Ya estamos hechos a la idea. Pero hasta que no se resuelva el recurso, a partir de diciembre, no sabremos si el proceso irá finalmente al Parlamento o no. Pero que vaya al Parlamento es importante para ir aclarando cosas", comenta la líder de opinión gibraltareña.

Mientras, la vida sigue su curso en la comercial plaza de Casemates. En una de las galerías que dan acceso al concurrido enclave gibraltareño suenan acordes flamencos de una guitarra española con la que un hombre mendiga indistintamente libras y euros. Las cajas registradoras de la mayoría de tiendas también están abiertas para ambas divisas.

Tras la sacudida inicial que produjo el resultado de las urnas en los apenas siete kilómetros cuadrados del Peñón, el comercio no muestra signos, al menos aparentes, de apatía. "Todo sigue igual. La actividad en las finanzas, turistas y el comercio se mantienen", asegura Gema Vasquez.

Al otro lado de la Verja, en España, la depreciación de la libra hizo perder de la noche a la mañana poder adquisitivo para las más de 10.000 personas, entre españoles y extranjeros, que trabajan en Gibraltar. El Campo de Gibraltar -que aporta 7.500 personas como mano de obra a la economía de la colonia- ha dejado de percibir un mínimo de 1,2 millones de euros mensuales por la caída de la moneda.

"Miles de españoles que trabajan en Gibraltar o suministran productos desde España han notado la caída de la libra desde el primer minuto. Un 15%", cuantifica Inmaculada Ortega, secretaria del sindicato Comisiones Obreras en el Campo de Gibraltar y portavoz en España del grupo transfronterizo. El comercio en La Línea de la Concepción también nota menos alegría, según Ortega, con lo que las consecuencias iniciales del Brexit serían más gravosas para la comarca española que para la propia colonia británica.

"Para nosotros, para la zona, lo que pueda ocurrir en Reino Unido va a marcar el destino de muchos ciudadanos de uno y otro lado de la frontera. Como grupo, nos toca trabajar para que, si hay golpe, sea menos duro", comenta Ortega, quien incide en que el grupo trabaja sin distingos entre españoles y gibraltareños por el bien de ambas comunidades vecinas.

La soberanía supone un punto y aparte en el debate. Los gibraltareños consultados por este medio prefieren sortear las cuestiones sobre este ámbito. Más aún cuando apenas hay pronunciamientos públicos del nuevo jefe de la diplomacia Española, el jerezano Alfonso Dastis. "Margallo se fue, gracias a Dios", celebra Marisa Barnett, recién jubilada.

"No creo que la política de España hacia Gibraltar vaya a cambiar con otro ministro. Es muy rígida. Espero que sí haya más diplomacia", detalla Luis Wink, otro gibraltareño que pasea por el centro urbano y que prefiere mostrarse optimista ante lo que esté por venir.

"Buscamos un futuro para Gibraltar que sea bueno. Para mantener la prosperidad. Que pase lo que pase, Gibraltar siga siendo fuerte", resume la presidenta de los comerciantes. Un sentir, que al igual que la petición de permanencia en la UE, es mayoritario en el Peñón.

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