La resolución del Tribunal Superior británico que obliga al Gobierno de Theresa May a recibir autorización del Parlamento antes de activar el Brexit fue celebrada ayer, tanto en La Línea como por los miles de trabajadores linenses en Gibraltar, como se festejan los goles decisivos en el tiempo añadido. O como mínimo, con los goles que conducen a una prórroga: con una explosión, más bien poco contenida, de júbilo.

Muchos de los afectados entienden el dictamen de la justicia como, al menos, un esperanzador aplazamiento para decisiones que pueden tener una decisiva influencia en su vida cotidiana. Los más optimistas incluso se muestran convencidos de que la separación del Reino Unido de la Unión Europea va a quedar reducida a un temible recuerdo.

Por lo pronto el varapalo judicial al Gobierno de Theresa May tiene consecuencias inmediatas y contables. La notable subida que la libra experimentó a lo largo del día de ayer se va a ver reflejada hoy en los bolsillos de muchos linenses. No hay que olvidar que los trabajadores transfronterizos perciben salarios semanales que le son abonados los viernes. Una alegría a corto plazo que no contrarresta la preocupación desde que el pasado mes de junio los británicos reventaron las encuestas y aprobaron la ruptura con el resto de Europa. Pero que, al menos, ayuda a digerirla.

"¿Tú crees que los políticos se van a atrever a echar atrás una decisión de los ciudadanos?", pregunta desconfiado Ismael, que lleva media vida trabajando al otro lado de la Verja y que encadena semanas oyendo comentarios de que los españoles serán los primeros en quedarse sin empleo si el Brexit se aplica en la colonia.

"Lo que están buscando es una excusa para suspender los resultados de aquel referéndum, porque saben que eso sería una ruina también para ellos", replica Rosa, que propone un selfie en la cocina del restaurante donde todos trabajan para recordar un día que considera trascendental para los suyos. A fin de cuentas, de su salario en Gibraltar dependen ella, su madre y sus dos hijos, que cohabitan en un pisito de la calle Balmes.

"A mí me ha llamado mi marido desde Gibraltar cuando paró para desayunar y estaba como loco, parece que por lo menos se abre un rayito de luz después de todo lo que llevamos pasado", explica María. "Nosotros ya nos estábamos planteando que nos tendríamos que ir de La Línea, porque aquí apenas hay trabajo y menos para la gente mayor, pero ahora vamos a esperar a ver qué pasa"

El alcalde linense, Juan Franco (La Línea 100x100), se muestra especialmente cauto a la hora de realizar una valoración sobre los últimos acontecimientos. "Es muy difícil que un parlamento vaya en contra de una decisión que ha sido tomada en referéndum, por mucho que éste tenga carácter consultivo", advierte la primera autoridad municipal. "Yo tengo mis reparos".

"No creo que haya motivos para la euforia, aunque es cierto que nos encontramos ante una situación nueva, pero también es cierto que cada político puede tomar la decisión de votar por lo que cree mejor para los electores y no necesariamente por lo que éstos han dicho", abunda.

"Como alcalde de La Línea lo que me gustaría es que se reconsiderase la decisión, pero como poco hay una diferencia, que en junio se decía que el Brexit iba a empezar a negociarse en octubre y que no sólo estamos en noviembre, sino que ya ha dicho la primera ministra [ Theresa May] que lo harán en marzo y para entonces no sabemos qué puede haber cambiado", acaba.

Los trabajadores españoles al otro lado de la Verja tuvieron a primera hora de la tarde otro motivo de celebración. Existe una opinión generalizada de que la salida del ministro García-Margallo del gabinete que encabezará Mariano Rajoy es una buena noticia para sus intereses y para los de los vecinos de uno y otro lado del paso fronterizo. El convencimiento entre los que atraviesan el aeropuerto a diario para llegar a sus puestos de trabajo es que tensó demasiado la cuerda en muchos momentos y que eso repercutió de manera directa en sus intereses.