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May se rinde a que el Parlamento tome el timón del Brexit

  • La Cámara fuerza una votación el miércoles sobre planes del alternativos para la salida

Theresa May durante su intervención en el Parlamento.

Theresa May durante su intervención en el Parlamento.

Theresa May no se va, pero sí parece claro que perderá el control del Brexit, cuyas riendas debe tomar el Parlamento el miércoles tras aprobarse en la Cámara de los Comunes por 329 votos a favor y 302 en contra una moción conjunta, presentada por diputados laboristas y conservadores, que permita dirimir 48 después cómo quiere proceder la mayoría respecto al proceso del Brexit, aunque no será vinculante para el Gobierno. La primera ministra británica se resigna, pues, ya no tendrá la sartén por el mango tras ser tumbado en Westminster su plan pactado con la Unión Europea hasta en dos ocasiones.

La lista de los posibles planes alternativos, que aún no esta decidida, incluirá previsiblemente vías como abandonar la UE sin acuerdo, un segundo referéndum, negociar una relación más cercana con el mercado único, o bien suspender la ruptura. Durante el debate de ayer, la primera ministra rehusó comprometerse a cumplir con el resultado de esa votación y aseguró que no otorgará al Parlamento un “cheque en blanco” para decidir la hoja de ruta del Brexit.

La enmienda aprobada permite que los diputados convoquen el voto en los Comunes, una prerrogativa reservada habitualmente al Gobierno, un movimiento que para la primera ministra perturba el “equilibrio de las instituciones democráticas” del Reino Unido.

Queda aún por concretarse si los parlamentarios se pronunciarán sobre cada una de las posibles propuestas o si se diseñará un sistema en el que elijan diversos planes por orden de preferencia.

La primera ministra descartó por ahora llevar al Parlamento por tercera vez el acuerdo del Brexit que pactó en noviembre con Bruselas, al admitir que no cuenta con los apoyos necesarios para ratificarlo. Aun así, mantiene la intención de que se vote esta semana por tercera vez, después de haber sido rechazado por amplia mayoría en dos ocasiones, el 15 de enero y el 12 de marzo.

La Unión Europea ha establecido el próximo 12 de abril como la fecha límite para que el Parlamento británico apruebe el texto.

Si para entonces no se ha ratificado el tratado de salida, el Reino Unido abandonará el bloque comunitario de forma no negociada o se verá obligado a pedir una nueva prórroga, lo que le llevaría a participar en las elecciones comunitarias de mayo. La primera ministra se refirió ayer a ese posible escenario como un “Brexit lento”.

May descartó también que vaya a permitir una salida abrupta de la Unión Europea a no ser que el Parlamento, que ya descartó esa opción este mes, cambie de idea y apuesta por esa vía.

Tras reunirse el fin de semana con algunos colegas euroescépticos para tratar de que apoyaran su pacto, May mantuvo ayer conversaciones con el Partido Democrático Unionista (DUP) de Irlanda del Norte, socios parlamentarios de los tories. Esta formación declaró que “su posición no ha cambiado” y mantiene de momento su rechazo al texto gubernamental.

En los últimos días, ha aumentado la presión sobre May para que dimita, si bien no ha dado señales de que piense hacerlo.

Por otro lado, el vicepresidente de la Comisión Europea y candidato de los socialdemócratas a presidir esa institución, Frans Timmermans, aseguró ayer que el Reino Unido es hoy un “ejemplo en vivo” del caos que supone abandonar la UE. En este contexto, Timmermans exigió a Londres “honestidad” con los británicos sobre las consecuencias del Brexit.

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