Contenido ofrecido por Diputación de Cádiz: Encuentro digital 'Lucha contra la violencia de género durante la pandemia'

Avanzando en la erradicación de otra ‘pandemia’ que es de género

  • En una situación de crisis multidimensional, no solo sanitaria, la violencia contra las mujeres hay que combatirla con contudencia y desde todos los ámbitos

En el encuentro digital, organizado por Diario de Cádiz (Grupo Joly) y patrocinado por la Diputación de Cádiz, se defendió una sociedad feminista, donde las nuevas masculinidades colaboren en la lucha pacífica por la igualdad y se deje de mirar hacia otro lado ante la violencia machista.

En el encuentro digital, organizado por Diario de Cádiz (Grupo Joly) y patrocinado por la Diputación de Cádiz, se defendió una sociedad feminista, donde las nuevas masculinidades colaboren en la lucha pacífica por la igualdad y se deje de mirar hacia otro lado ante la violencia machista.

En lo que va de año son ya 41 las mujeres asesinadas por su pareja o expareja, y tres los casos de menores víctimas mortales. Desde 2003, las cifras globales ascienden a 1.074 mujeres y 37 menores asesinados a causa de la violencia machista. En el contexto del 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, no se pueden destacar cifras positivas. Esta terrible tendencia al alza se da en todo el país, con un aumento tanto de las denuncias como de las peticiones de acceso a otros recursos de lucha contra esa violencia que se ejerce en todos los ámbitos contra las mujeres. De hecho, el número de pulseras de control por violencia machista ha crecido durante la pandemia, al igual que las llamadas realizadas al teléfono 016.

Como señala la filósofa e investigadora Amelia Varcárcel, la violencia contra las mujeres "proviene casi exclusivamente de los hombres". Podemos mencionar los delitos contra la libertad sexual, la prostitución y la trata, la violencia machista... La mejoría, pues, no es el negacionismo sino la toma de conciencia sobre la realidad que vivimos las mujeres. Cuando un hombre se siente aludido por un cartel o un mensaje contra la violencia de género significa que queda mucho por hacer. La sociedad tiene que aprender, por tanto, que el señalamiento del maltratador no supone el del colectivo masculino, aunque sí una parte de él con el que no queremos identificar a los demás; y eso nos debe llevar a su rechazo y aislamiento, –no al de la víctima–, concienciándonos de la responsabilidad que tiene cada persona en ello.

Para aclarar y debatir el panorama actual sobre una realidad tan compleja y estructural como es la violencia machista –y concretamente durante la crisis sanitaria por Covid-19–, se celebró el encuentro digital en streaming bajo el lema Lucha contra la violencia de género durante la pandemia, organizado por Diario de Cádiz (Grupo Joly) y patrocinado por la Diputación de Cádiz.

En el dinámico encuentro –moderado por la periodista Tamara García– confluyeron panelistas de lujo como Irene García Macías, presidenta de la Diputación de Cádiz; Lorena Montero Pujante, fiscal de la Audiencia Provincial de Cádiz y encargada de asuntos de Violencia de Género; Daniel A. Leal González, psicólogo e integrante de la coordinación del Programa Hombres por la Igualdad; Rocío Benítez, presidenta de la Asociación de Mujeres Progresistas Victoria Kent;y Gemma García Bermúdez, presidenta de AMEP (Asociación de Mujeres Empresarias y Profesionales de la Provincia de Cádiz).

Irene García Macías, presidenta de la Diputación de Cádiz Irene García Macías, presidenta de la Diputación de Cádiz

Irene García Macías, presidenta de la Diputación de Cádiz

Así, iniciando el debate, la presidenta de la institución provincial gaditana, señaló de manera contundente que "la pandemia nos puede retrotraer nuevamente a la antigua y dura realidad de que la violencia contra las mujeres quede silenciada". En ese caso, aseguró, "sería como volver a la casilla de salida".

De esta forma, Irene García mostró su preocupación "de aquella realidad superada impuesta de que lo que ocurría en el ámbito doméstico no podía salir de casa". Si los primeros momentos de la pandemia fueron un shock para la mayoría de la ciudadanía, reflexionaba García, "no me imagino siquiera cómo ha sido para las mujeres que sufren violencia y han estado obligadas a vivir con su enemigo".

Por ese y otros motivos alabó este tipo de encuentros que deben servir para incrementar el compromiso desde las instituciones "con las nuevas formas de violencia que no son menores". Los medios de comunicación, en multitud de ocasiones, subrayó la presidenta, "sois las voces no solo de las denuncias sino de lo que ocurre detrás de esta cruel realidad que ni la Administración ni la sociedad podemos permitir".

Lorena Montero Pujante, fiscal de la Audiencia Provincial de Cádiz y encargada de asuntos de Violencia de Género. Lorena Montero Pujante, fiscal de la Audiencia Provincial de Cádiz y encargada de asuntos de Violencia de Género.

Lorena Montero Pujante, fiscal de la Audiencia Provincial de Cádiz y encargada de asuntos de Violencia de Género.

Hay que continuar

Y es que, se habló en el debate, aunque la agenda informativa esté (lógicamente) copada por el Covid-19, lo que desgraciadamente continúa ocurriendo con las violencias y las mujeres que la sufren no debe invisibilizarse ni desaparecer de la actualidad.

Aunque lo que más suele llamar la atención son los casos que llegan a los juzgados, la violencia de género es muy poliédrica. Los últimos datos publicados por el Instituto Andaluz de la Mujer revelan que el IAM ha atendido en la provincia de Cádiz, hasta el mes de septiembre de este año, el doble de mujeres víctimas de violencia de género que en el mismo periodo de 2019. Un dato muy revelador que poco rima con una sociedad que se conciba democrática.

Precisamente, para explicar si se ha atendido desde el área judicial con la misma celeridad que con anterioridad a la pandemia, estuvo Lorena Montero Pujante, fiscal de la Audiencia Provincial de Cádiz , quien explicó que ni la fiscalía ni la justicia se han visto ajenas a esta situación tan anómala de crisis sanitaria y de la repercusión adicional que está teniendo la violencia machista en sus víctimas.

El primer impacto, recuerda Montero, "fue superar el nivel de muertes y fallecimientos que afectaban a nuestros mayores en residencias de ancianos de una forma tan arrebatadora". Ese primer efecto se trasladó, con posterioridad, "a otros colectivos vulnerables, mujeres, niñas y niños".

El Real Decreto por el que se instauró el estado de alarma señalaba "que la violencia tenía carácter esencial" pero, sin embargo, "se prohibió acudir a los juzgados". La pandemia, reconoce Montero, "nos ha hecho reflexionar sobre la necesidad de dotar con más recursos a la Administración de justicia para que sea potente y fuerte".

El informe semestral sobre violencia de género, apuntó Montero, "destaca la disminución del número de denuncias". Sin embargo, para obtener un diagnóstico real y ajustado, "no puede servir para interpretar que desciende la violencia de género". En realidad, aclara, "existen otros factores que indican todo lo contrario, como el número de llamadas de denuncias o auxilio que aumentó durante estos meses un 250%".

Todo ello implica la crisis que se está viviendo en estos momentos y el problema para canalizar a las víctimas. "Descendió la cifra en los casos en los que el agresor y la víctima no vivían juntos, pero aumentó la presión telemática". Lo más importante, lamenta la fiscal, "es la sensación de vacío y soledad de las mujeres maltratadas en el contexto de una crisis importantísima". En un momento dado, "se les ha olvidado provocando su desamparo".

Montero prosigue en su análisis y reconoce el cierre de muchas instituciones para la canalización de los casos machistas, "por lo que los informes médicos o de otra índole no han llegado porque ese servicio estaba cubierto de una forma telemática incompatible con estos casos". Es complicado para una mujer en una situación de crisis, señaló, "hacer su denuncia cuando tiene a su agresor a su lado pero, hay que dejar constancia, que las instituciones han seguido activas y abiertas pero adaptadas".

No obstante, indicó la fiscal, "aunque debemos mejorar y retomar el avance en las instituciones y la mejora en los organismos de control, todos los colectivos de mi sector han realizado una labor maravillosa e intachable más allá de los recursos, algo en lo que se está trabajando mucho y rápido para mejorar".

Rocío Benítez, presidenta de la Asociación de Mujeres Progresistas Victoria Kent. Rocío Benítez, presidenta de la Asociación de Mujeres Progresistas Victoria Kent.

Rocío Benítez, presidenta de la Asociación de Mujeres Progresistas Victoria Kent.

Fomentar las redes

Por su parte, la presidenta de la Asociación de Mujeres Progresistas Victoria Kent, Rocío Benítez, se manifestó en contra de la unificación y traslado del juzgado de Violencia de Género sobre la Mujer a Algeciras. "Me preocupa el Campo de Gibraltar", enfatizó. "Sin olvidar la orografía, nos encontramos que no hay medios, porque son muchos los juicios que se celebran al día e, incluso, se producen reyertas porque no hay espacio para esa separación física necesaria entre víctima y maltratador. La unificación es como dar un paso atrás en la casilla de salida, por lo que aprovecho este foro para recordar la temática tan sensible e importante que nos acontece".

Según Benítez, quien se emocionó por momentos, durante la época de pandemia y confinamiento no se han podido ejecutar los programas desde la entidad que preside, "por lo que el asociacionismo vuelve al voluntariado puro y duro, dedicándole el mismo tiempo pero de manera voluntaria desde nuestras casas, atendiendo también a nuestras familias y a nosotras mismas". El confinamiento fue muy duro para todos, reconoció, "cuanto más para esas personas rotas al otro lado del teléfono que no sabían qué hacer ni dónde ir con sus hijos".

Benítez denunció la sensación de soledad que tienen las mujeres maltratadas en este tiempo de pandemia. "Han estado y están encarceladas; hemos vuelto a los tiempos antiguos donde se ponían 'paños calientes' para que la situación en las casas no explotaran. Y, desgraciadamente, explotan porque son muchas horas de convivencia".

Esas niñas y niños, cuenta, "han tenido que jugar, hacer ruido y no quiero pensar el maltrato al que se han visto sometidos. Cualquier cosa que me imagine estará muy lejos de la realidad, porque será mucho peor".La presidenta de la Asociación, puso de relevancia la necesidad de "achuchar" y de tener contacto físico.

Soy psicóloga y ver a alguien roto, sin poder sostenerle ni darle ese calorcito que requiere, me hace pasarlo muy mal a mí también”.

Cuando se habla de maltrato, alertó, "lo primero que viene a la mente es un ojo morado o el insulto, pero son mujeres que sufren maltrato económico y social, que es el más peligroso. Por este motivo, procuramos y fomentamos las redes de mujeres, para que puedan empoderarse unas a otras".

Gemma García, presidenta de AMEP. Gemma García, presidenta de AMEP.

Gemma García, presidenta de AMEP.

Sobreexposición

Llegó el turno de Gemma García, presidenta de AMEP, quien destacó que "vivimos una crisis sanitaria y debemos volcarnos para salir adelante a todos los niveles". La violencia de género, subrayó, “es una lacra que acaba con la vida de muchas mujeres, con su futuro, su salud, con la alegría...".

Esta situación, explicó, "nos lleva un paso atrás de lo ya conseguido. Hay muchos informes que constatan la sobreexposición de las mujeres porque son mayoría en el ámbito sanitario y en el cuidado de la familia y personas dependientes".

Se estima que se han perdido casi 25.000 negocios en el mundo, algo que indudablemente repercute no solo en las mujeres sino en sus recursos mermados.

Desde la Asociación de Empresarias de Cádiz asesoran, pero además se centran "en un plan para mujeres vulnerables con deficiencia de formación y atadas a la convivencia familiar". Para abrirlas al mundo de la empresa, "les facilitamos recursos, redes, formación y les ayudamos en todo lo que necesiten. Crear una empresa para estas mujeres, a las que les afecta más la violencia porque saben la carga que llevan –hijos y personas mayores–, puede ser la solución para salir de donde se encuentran. Les ayudamos a independizarse y a escapar de esa situación".

Daniel A. Leal González, psicólogo e integrante de la coordinación del Programa Hombres por la Igualdad. Daniel A. Leal González, psicólogo e integrante de la coordinación del Programa Hombres por la Igualdad.

Daniel A. Leal González, psicólogo e integrante de la coordinación del Programa Hombres por la Igualdad.

"No en mi nombre"

Daniel A. Leal González, psicólogo e integrante de la coordinación del Programa Hombres por la Igualdad, pudo defender en su turno de palabra el papel de los hombre para paliar el impacto machista, desde el feminismo y la construcción de un mundo más justo.

"Estamos viviendo una pandemia sanitaria, pero también sufrimos una terrible pandemia social", reconoció. Para Leal, "no existiría violencia de género si no hubiera tantos hombres dispuestos a ejercerla". La violencia "es, fundamentalmente, y por tanto, un problema de los hombres. Tenemos que decirles a esos otros hombres que no estamos a favor de ningún tipo de machismo ni comentario sexista, que es lo que está en la base de la violencia de género".

La manera de hacerlo es seguir garantizando el mejor trato institucional y asociativo y lanzar el mensaje de que "los hombres pueden estar al lado de las mujeres, porque estar en tierra de nadie implica cierta complicidad".

También, añadió, "es muy importante la labor en los centros educativos, porque los jóvenes son los hombres machistas del presente y del futuro o los hombres igualitarios del presente y del futuro". Es necesario, adujo, "que se formen y pierdan esa determinada imagen que tienen para ellos la lucha por la igualdad. Han de ver las ventajas de la convivencia democrática basada en la igualdad y los mismos derechos".

Por último, Leal mencionó la Campaña Lazo Blanco, una iniciativa que parte de Canadá cuando, en 1989, al grito de "feministas", un asesino se introdujo en la Escuela Politécnica de Montreal y mató a 14 chicas por el solo hecho de cursar una carrera destinada a varones. Ese hecho conmocionó al país, al igual que en España el asesinato de Ana Orantes. "A partir de esa fecha un grupo de canadienses pensaron que tenían la responsabilidad de implicarse e implicar a otros hombres en hacer algo para que nunca volviera a ocurrir nada parecido. Y lo primero era dejar de permanecer en silencio y decir, alto y claro, no en mi nombre".