La primera dama británica

Carrie Johnson: la primera dama del estilo

  • En plena polémica por su escapada a Marbella en plena crisis británica, a la mujer del primer ministro Boris Johnson, embarazada de seis meses, la llaman la ‘nueva duquesa de Cambridge’

Carrie Johnson con un vestido en rosa fucsia durante la cumbre del G-7.

Carrie Johnson con un vestido en rosa fucsia durante la cumbre del G-7. / GETTY IMAGES

En el centro de la polémica por su estancia en Marbella en plena crisis británica, Carrie Johnson, la mujer de Boris Johnson, proyecta una imagen moderna y profesional.La jovialidad que ‘rejuvenece’ la imagen de su marido.

Su estilo ya lo demostró en la cumbre del G-7, donde llegó a tener más protagonismo que Kate Middleton. La cumbre era su primer acto oficial tras dar el sí quiero a Boris Johnson el pasado 29 de mayo en la catedral de Westminster. Una boda de la que los británicos se enteraron a través de un escueto comunicado.

En la ceremonia Carrie Johnson llevaba un bonito vestido tul con un encaje de inspiración bohemia, diseñado por el griego Christos Costarellos para la firma My Wardobre HQ y una guirnalda de flores en el pelo. Según apunta el Daily Mail, el traje había costado 3.300 euros, aunque algunos señalan que fue alquilado para la ocasión. A la ceremonia solo asistieron unas treinta personas, dadas las restricciones por el coronavirus. Entre ellos, se encontraba Wilfred, el hijo de la pareja, de un año de edad. Ahora está embarazada de seis meses, tras sufrir un aborto a principios de año.

La mujer del primer ministro ya ha sido comparada con Kate Middleton. De hecho, la prensa considera que la primera dama se inspira en los looks que suele lucir la duquesa de Cambridge. Lo cierto es que su perfil se asemeja más al de Kate que al de Meghan Markle. Carrie Johnson ha optado por ir con chaqueta roja para asistir a un acto del partido conservador. En sus apariciones públicas también suele llevar vestidos abotonados, con flores de corte clásico y muy acorde con el estilo british. La prensa británica la conoce como la nueva duquesa de Cambridge. Carrie es un filón para las firmas de moda, ya que todo lo que se pone se agota en las tiendas en cuestión de segundos.

Durante la cumbre del G-7 la pudimos ver con un bonito vestido en rosa fucsia de Roksanda, valorado en 1.600 euros. Otro día optó por alquilar un traje con botonadura delantera en color mostaza de Alice Early. El alquiler tendría un precio asequible: 8 libras diarias. El último día volvió a tirar de alquiler portando un traje de Damselfy London.

La primera dama británica no quiere que se le encasille como una adicta a la ropa y por ello proyecta una imagen moderna, de madre trabajadora, con agenda propia y un fuerte compromiso con los temas sociales. En sus redes sociales se define como conservacionista y directora de comunicación de la Fundación Aspinall. La joven procede de una familia ligada al periodismo y de izquierdas. Su abuelo paterno, John Beavan, fue un prestigioso editor y diputado parlamentario por el partido laborista. Su padre, Matthew Symonds, fue uno de los impulsores del diario The Independent, mientras que su madre, Josephine McAffe, ejercía como responsable de los servicios jurídicos del medio de comunicación.

Carrie estudió en los colegios privados de Godolphin y Latymer, antes de graduarse en Historia del Arte y Artes Escénicas en la universidad de Warwick. No pasó el casting para la película Expiación y se unió a la campaña del conservador Zac Goldsmith. Actualmente, es la principal asesora de Boris Johnson en todos los sentidos.

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