Pasarela

Anécdotas y gestos de cariño en el Día de la Banderita

  • La Reina, la Princesa de Asturias y la infanta Elena participan en la iniciativa de Cruz Roja, cada una en su propia mesa de cuestación. El saludo cómplice de los Príncipes al encontrarse, el paseo de don Felipe y la ternura de doña Sofía con los niños protagonizan la jornada.

La colaboración de las mujeres de la Familia Real española en el Día de la Banderita se remonta al año 1889. Ayer, como ya es tradición, la Reina, la Princesa de Asturias y la infanta Elena colaboraron en este acto celebrado en Madrid, cada una en su propia mesa de cuestación. Los ciudadanos que se acercaron hasta alguna de ellas vivieron en primera persona la cercanía de las tres, lo bien que se lo pasaron participando en un proyecto solidario como este y, por qué no, fueron testigos de instantes tan cariñosos como el del momento del saludo del Príncipe a su esposa, a la que besó tiernamente en la frente.

La jornada, de hecho, estuvo repleta de anécdotas y momentos destacables. Como el del encuentro del pequeño Alejandro, de dos años, con Doña Sofía. El niño logró arrancarle una carcajada a la Reina al decirle: "Usted me conoció con el culito al aire". Y es que la soberana visitó hace dos años el hospital en el que Alejandro estaba en una incubadora al haber nacido once semanas antes de lo previsto. Su madre le contó al niño cómo Doña Sofía le había dado ánimos en esa visita, por lo que Alejandro ayer estaba decidido a compartir con la Reina esta casualidad del destino.

Precisamente fue la monarca la primera en llegar a su mesa, a las once de la mañana. Situada frente al Congreso de los Diputados, la Reina no escatimó a la hora de dispensar gestos de afecto a cuantos se acercaron a su mesa a depositar su donativo. Pero con los más pequeños se mostró especialmente efusiva. A cambio, estos, la mayoría estudiantes de colegios cercanos, le regalaron flores, dibujos y poesías.

Una hora más tarde, a mediodía, fueron Doña Letizia y Doña Elena las que comenzaron la actividad en sus correspondientes mesas, la de la primera ubicada frente a la sede histórica del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, en la Plaza de la Provincia, y la de la infanta en plena Puerta del Sol.

Mientras su madre, su esposa y su hermana ponían pegatinas de la Cruz Roja en las solapas a los ciudadanos que se prestaban a realizar un donativo, el Príncipe de Asturias hizo su aparición en el centro de Madrid para visitar a las tres. La primera en acercarse a ver fue a la Reina. Después, y al percatarse de que había dejado de llover, Don Felipe decidió hacer el resto del camino a pie y acompañado tan sólo por un par de escoltas. De modo que quienes ayer pasaron a esa hora por la Carrera de San Jerónimo pudieron toparse de bruces con el Príncipe, que es lo que efectivamente les ocurrió a muchos anonadados peatones. Otra estampa del día fue la del tierno beso en la frente entre el Heredero a la Corona y su mujer al encontrarse en la mesa petitoria en la que ella estaba trabajando.

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