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Alberto II de Mónaco, el príncipe ambiguo cumple 60

  • El soberano monegasco sopla 60 velas hoy convertido en responsable jefe de Estado y feliz padre y esposo, tras una vida disipada

Alberto II no es un príncipe de apariciones espectaculares. El jefe de Estado de Mónaco cumple en su país y en todo el mundo de forma más bien discreta con una infinidad de compromisos. El soberano quiere aprovechar su 60 cumpleaños hoy para promocionar una de sus mayores preocupaciones: la protección del medio ambiente. El gran concierto que se ofrecerá en su honor en la catedral de Mónaco se celebra bajo el lema Protege la Creación.

Alberto II, quien lleva las riendas del pequeño Principado desde hace doce años, ha conseguido deshacerse de la sombra de su padre Rainiero III, marcándose objetivos claros. Intenta librar a Mónaco de la imagen de paraíso fiscal que desde siempre ha tenido, donde campa la jet set junto al Mediterráneo.

El soberano intenta mostrarse moderno y abierto. Ha comentado en alguna ocasión que puede imaginarse perfectamente jubilándose, es decir, abdicando y no permaneciendo en el cargo hasta su muerte como suelen hacer los jefes de Estado que heredan el trono. También ha reconocido en una entrevista que los compromisos reales pueden ser en ocasiones "agotadores" físicamente. Pero la modernidad también tiene sus límites. Por ello, en la televisión francesa se refieren al príncipe como "Monseigneur", según reza el protocolo de la nobleza.

Como hijo de la estrella de Hollywood Grace Kelly, Alberto sabe lo que significa ser centro de la atención mediática. Estudió en Estados Unidos y desde fines de los 80 comenzó a involucrarse cada vez más en la administración del Principado. Tras la muerte de su padre en 2005, asumió la jefatura del Estado, cerró el capítulo de una más bien veleidosa vida privada, los rumores de una supuesta homosexualidad y reconoció la paternidad de dos hijos extramatrimoniales.

Cuando hace diez años sopló 50 velas, el pueblo monegasco todavía esperaba de su regente una boda y descendencia oficial, una expectativa que cumplió. Hubo una boda de ensueño con la princesa Charlene en 2011 y, tres años más tarde, nació el príncipe heredero Jacques y su hermana melliza Gabriela.

El hombre ambiguo que durante lustros fue visto como un eterno soltero, es ahora un cariñoso padre que reflexiona a menudo en público sobre cómo puede preparar a sus hijos para su futuro papel al frente de Mónaco. Los mellizos tienen ahora tres años y, cada vez que acuden a un acto con sus padres, se convierten en los protagonistas. Recientemente se les pudo ver contemplando maravillados a sus padres quemar una barca de madera, tal como reza la tradición, durante la fiesta de Santa Devota, la patrona de Mónaco.

El nacimiento de sus hijos cambió su vida por completo, como ha reconocido el príncipe recientemente. Pero Alberto II siempre ha sido un gran entusiasta del deporte, pasión que le llevó a conocer a la que es hoy su esposa, la ex nadadora sudafricana Charlene Wittstock. Su matrimonio, contra todo pronóstico, dura ya más de seis años. Y el príncipe Alberto se ha convertido en amante padre y abnegado esposo.

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