Asesinos inocentes. Sección Oficial. España, 2014. Dirección: Gonzalo Bendala. Guión: J.M. Asensio, Gonzalo Bendala. Reparto: Miguel Ángel Solá, Maxi Iglesias, Aura Garrido, Luis Fernández, Javier Hernández y Alvar Gordejuela.

Asesinos inocentes, primer largometraje de Gonzalo Bendala, cuenta la historia de Francisco, un estudiante de Psicología que, por apuros económicos, acepta la oferta de un profesor deprimido (Miguel Ángel Solá) para quitarle la vida.

La premisa, que bien podría entroncar con el Kaurismäki de Yo contraté un asesino a sueldo, plantea de inicio una reflexión ligera -y explicativa- sobre la culpa y el sufrimiento. Y digo bien: de inicio. Porque el punto de partida, contado en indudables parámetros de un thriller de género, decae a mitad de metraje por algunas decisiones erráticas hasta abandonar por completo su intención inicial y convertirse de pleno en una comedia negra.

La idea no es mala, pero la cinta se toma tan en serio a sí misma en su primera parte -a lo que contribuye una ambientación excesiva, marca de la casa productora- que la ruptura que plantea a mitad de camino es percibida a bote pronto como un disparate. Sin embargo, a partir del cambio de tono, Asesinos inocentes encuentra sus mejores momentos riéndose de sí misma -el juicio final a modo de recapitulación de toda la trama resulta casi paródico-, y el ejercicio de dobles piruetas del guión en su tramo final mejora las sensaciones de lo que se encaminaba a ser un thriller naufragado. Para entonces eso sí, Kaurismäki ya ha quedado atrás, y el resultado se acerca más a los preceptos de Bajo Ulloa.

Bendala, que como realizador muestra pulso y oficio, recupera al televisivo Maxi Iglesias, el cual, tras un inicio dubitativo, se agranda con la historia y entre secundarios de lujo. Además de Vicente Romero -especialmente brillante, una vez más- y Aura Garrido -que sufre las limitaciones de un personaje demasiado plano-, crecen las secuencias que cuentan con la presencia de Carlos Álvarez Novoa, Manolo Solo o María Alfonsa Rosso.