Festival Cine Málaga

'Boconas', el testimonio radiofónico de las trabajadoras del hogar en Bolivia

  • El colectivo La Mirada Invertida presenta hoy esta producción de factura malagueña

"De no haber sido bocona no habría estudiado, no me hubiera escapado, no nada…" explica Yolanda Mamani, estudiante de sociología en la boliviana Universidad de San Andrés de la Paz y trabajadora del hogar desde los 10 años. Boconas (2016), el documental dirigido por el colectivo La Mirada Invertida, subvierte el significado peyorativo de la palabra -algo así como el bocazas en nuestro castellano- en palabras de Mamani, una de las mujeres que protagonizan esta historia que hoy miércoles se estrena en el Festival de Cine Español (será a las 19:00 en el Cine Albéniz, dentro de las Sesiones Especiales de la sección Documental). Producida por la veterana Asociación Andaluza por la Solidaridad y la Paz (ASPA), esta pieza audiovisual forma parte de un proyecto más grande que lleva por nombre Fragmentos (Jóvenes Andaluces, Nuevas Tecnologías y Educación Global); un proyecto que desde 2009 quedó estancado a causa de la crisis y que finalmente ha visto la luz. Además del documental implica una serie de acciones educativas en centros de Secundaria, concretamente en cuatro institutos de Granada, Córdoba y Málaga donde los estudiantes han podido conocer y reflexionar acerca de la realidad social del trabajo doméstico, pero bajo el estigma de la triple discriminación de este colectivo en Bolivia: social, de género y racial, puesto que allí este sector es fundamentalmente indígena (hay que considerar que más de la mitad de la población en ese país lo es). Talleres y cortos realizados por el propio alumnado en estos centros han conformado la segunda fase de un proyecto que utiliza el medio audiovisual con fines educativos, y que puede verse en el web-doc www.aspafragmentos.org.

Esta producción malagueña se rodó durante 50 días en las ciudades de La Paz y Cochamba, en Bolivia, y tuvo como hilo conductor el programa que en Radio Deseo -emisora comunitaria que las feministas de Mujeres Creando, protagonistas de acciones callejeras en forma de grafitis desde los años noventa, entre otros activismos- realizan la citada Yolanda, Victoria Mamani y Sdenka Huaranga. Todas ellas con un historial largo de servicio doméstico y con un origen común, indígena, del campo, pobre en definitiva. Soy trabajadora del hogar con orgullo y dignidad es el espacio radiofónico desde el que las dos primeras se dirigen a un público potencial con el que comparten vivencias marcadas por la ausencia de derechos, que la legislación -histórica- de 2003 palió parcialmente, puesto que se dejaron fuera aspectos tan esenciales como la cobertura de salud (aquí ocurrió con la prestación por desempleo, resaltan las integrantes de La Mirada Invertida, que pretenden establecer paralelismos a uno y otro lado del charco, haciendo hincapié en la pobreza y la precariedad femeninas). Prueba viva de ello es Eusebia Guarachi, uno de los testimonios más conmovedores de la película; ella es un caso flagrante de explotación infantil y penuria endémica que, a día de hoy y cercana a algo parecido a la jubilación, tira de un pequeño huerto para tratar sus enfermedades. Leonor Jiménez, Montse Clos y Sofía Fernández, integrantes de La Mirada Invertida y autoras del documental, asienten cuando les digo que la de Eusebia es una situación de las que sangran.

Este equipo interdisciplinar ha estado trabajando y coordinándose en función de las experiencias profesionales y vitales de cada una: Leonor atesora una carrera como documentalista muy destacable, mientras que Montse (como psicóloga especializada en género) y Sofía (trabajadora social, pedagoga y profunda conocedora del país andino), dada su formación y trayectoria, han asumido labores de guión y contenido, producción y logística que, sobre el terreno, se antojaban imprescindibles. Dado que el proyecto se ha realizado mucho más tarde por falta de financiación, algunos de los testimonios comprometidos pendían de un hilo, de manera que hubo que realizar un trabajo previo desde Málaga importante, y luego, confiar: "Hemos tenido el apoyo de una compañera que estaba en Cochabamba. Existe una cultura de la participación muy desarrollada que ha facilitado el trabajo, no tanto a nivel institucional, puesto que ahora hay cierta reticencia en el tema de la cooperación", comenta Fernández.

Sin embargo, esto último no se entiende, con el enfoque poscolonial que se presupone a un proyecto de estas características… A lo que Clos replica que Bolivia ha sido carne de "documentalismo" tradicionalmente, lo que ha devenido en un cierto hartazgo por parte de los propios locales: "Están un poco quemados de eso, de que cuenten sus realidades desde una mirada externa". Una vez conocido a fondo el proyecto, no obstante, contaron con el apoyo de Mujeres Creando, con voces tan carismáticas como la de su fundadora, María Galindo (tan crítica con la cooperación como con el propio gobierno de Evo Morales, por cierto). E hicieron las entrevistas en escenarios diversos: desde el espacio social Virgen de los Deseos (gestionado por Mujeres Creando), a la propia emisora de radio, los domicilios donde prestan sus servicios las trabajadoras del hogar, sus cocinas y habitaciones, las aulas escolares y universitarias, las calles de la capital…

RADIO DESEO

Es Radio Deseo el lugar en el que, de alguna manera, Leonor, Montse y Sofía se dieron cuenta de que ahí estaba la historia. Allí confluyen, desde hace varios años, mujeres del campo indígenas y urbanitas, en la que fue una relación muy buscada durante años, "producto de toda una historia", como asegura una de las activistas de Mujeres Creando en un momento del documental. Boconas verbaliza, de esta manera, la colaboración entre mundos profundamente dispares entre sí. Un espacio físico en el que la radio se muestra como medio de comunicación poderoso y seguido por un colectivo, el de las trabajadoras del hogar indígenas, para el que el mensaje radiofónico continúa siendo tan asequible como universal. Y donde estas boconas toman la palabra, al fin.

'MUCHACHAS'

Por lo que tiene de servidumbre -aunque sea remunerada, y a veces precisamente por su injusta remuneración-, por su nula consideración social y por su carácter invisible, el trabajo doméstico es uno de los menos apetecibles del mercado laboral, por decirlo de manera suave. Y es fundamentalmente femenino. La mexicana Juliana Fanjul, que pasó en sus años de formación por la prestigiosa San Antonio de los Baños, firma Muchachas (2015), y lo hace con la intención de hacer ver cómo las labores imprescindibles para la vida de cualquiera son asumidas por estas mujeres: desde cocinar, limpiar, planchar y hacer la compra… A bañar a la mascota de la casa. Les hace preguntas, y se hace preguntas. "¿En qué medida, yo también, he sido responsable de la invisibilidad de estas mujeres, que siempre estuvieron a mi alrededor?", dice en voz alta la documentalista, como punto de partida de un largometraje incluido en la Sección Oficial del festival. Su pase tendrá lugar hoy miércoles, a las 22:00, en el Teatro Echegaray.

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