Las imágenes de archivo de la masacre de judíos de Odesa en 1941 por las tropas de Antonescu abren la nueva película de Radu Jude, dispuesto aquí, en didácticas y abismadas maneras, a desentrañar la falsa gloria nacional de la Rumanía precomunista, la vergüenza antisemita de una nación cómplice. Y lo hace desde los ensayos y la preparación de un espectáculo institucional de luces y sonido saboteado desde dentro por su combativa directora, una mujer dispuesta a cuestionar la historia oficial al tiempo en que libra su particular batalla con un amante idiota y una tropa desmadrada.
El director de Aferim! despliega un dispositivo especular de maneras esperpénticas, un filme histórico desde un presente teatral y coreográfico de largos planos-secuencia y diálogos y citas interminables mientras al fondo discurren figurantes salidos de un casting de frikazos. El siglo rumano y sus cadáveres en el armario de nuevo ante el espejo, la dialéctica entre el arte como provocación y el cinismo institucional vistos a través de una mujer empoderada y un lúcido funcionario que nos invitan a pensar sobre la efectividad de toda denuncia y el germen populista.