Quo vadis, Aida? | Festival de cine de Sevilla

Madre coraje en Srebrenica

Jasna Ðuricic es Aida en el filme de Jasmila Žbanić.

Jasna Ðuricic es Aida en el filme de Jasmila Žbanić.

El clásico cartel de “basado en hechos y personajes reales” nos pone sobre aviso. Quo vadis, Aida? regresa al episodio de la matanza de Srebrenica de junio de 1995, en la que más de 8.000 civiles bosnios musulmanes fueron asesinados a manos de las tropas serbias de Ratko Mladic ante la pasividad de Naciones Unidas y la indiferencia de los medios occidentales.

En el epicentro de los días previos, la película de Jasmila Žbanic, que ya había visitado los horrores de aquella guerra a propósito de las violaciones de las mujeres bosnias en Grbavica, sigue de cerca las idas y venidas de Aida (Jasna Ðuricic), una maestra local que hace de traductora entre las partes en conflicto al tiempo que intenta desesperadamente mantener a su marido y sus dos hijos en el campamento de refugiados.

Todo aquí respira el inconfundible aire de la reconstrucción (es)forzada y la simplificación dramática: los trasuntos de Mladic y sus mandos responden al manual del asesino despiadado y sádico, mientras que los cascos azules balbucean en inglés la insignificancia de su papel en el conflicto. Al otro lado, los refugiados y perseguidos son tratados como una masa uniforme y atemorizada, en un esquematismo que, a pesar de la verdad histórica, no deja lugar a los matices.

Bienintencionado ejercicio de memoria histórica para resarcir a las víctimas de aquella ‘limpieza étnica’, Quo vadis, Aida? no puede disimular empero sus carencias narrativas y formales. Entre cámaras lentas arbitrarias, cierta tendencia al estancamiento y un sueño caprichoso, apenas un par de gestos en fuera de campo nos ahorran al menos la frontalidad del horror. Tampoco funciona su epílogo, en el que el regreso de Aida a su hogar años después se cierra con una mirada al futuro que, no por menos esperanzadora, deja de ser, como casi todo en esta la película, igualmente ingenuo.