Dirty god | Festival de Cine de Sevilla

Rehabilitar el cine social británico

Vicky Knight, único punto de interés del filme de Polak

Vicky Knight, único punto de interés del filme de Polak

Para filmar Dirty god, su directora, Sacha Polak, hizo un casting en el que buscaba mujeres que hubieran sufrido graves quemaduras. Como su historia trata de una joven madre británica quemada con ácido por su pareja, decidió que en vez de apostar por maquillar a una actriz elegiría directamente a una gran quemada (fuera o no con ácido, de hecho la protagonista se quemó de niña en un incendio), y luego solventar sobre la marcha el tema de la interpretación. No tuvo mala suerte, porque Vicky Knight no es una mala actriz y los problemas de la película, que son muchos, no son imputables a ella.

El más grave, de los muchos errores que comete Polak, es convertir a las cicatrices en las principales protagonistas de la cinta, hasta el punto de que Knight y su personaje tardan demasiado en emerger. Y no solo eso, sino que cuando lo hacen caen aplastados por toneladas de clichés del (mal) cine proletario (en los últimos años desgraciadamente cine de parados), que ha fagocitado prácticamente todo el cine británico contemporáneo. Dirty god pretende ser hiperrealista y sucia pero en realidad es tremebunda cuando no lo necesita pero cobarde y conciliadora cuando toca cerrar e irse a casa con el alma helada.