Crítica 'Langosta'

Europa en el balneario

Langosta. sección oficial. Parábola, Gre-RU-Fra-Hol-Irl, 2015, 118 min. Dirección: Yorgos Lanthimos. Intérpretes: Colin Farrell, Rachel Weisz, John C. Reilly.

¿Qué nos dice del cine de autor europeo de hoy que Lanthimos, Garrone y Sorrentino, tres de sus joyas de la corona, rueden en inglés coproducciones transnacionales y con actores de Hollywood? ¿Qué nos dice, por ejemplo, que John C. Reilly y Rachel Weisz aparezcan en dos de esas tres películas? ¿Qué sugiere que Youth y Langosta transcurran en una suerte de balneario-prisión aislado del mundanal ruido? Quién sabe. Lo mismo sólo es casualidad o paranoia.

A este crítico se le ocurre empero que el cine europeo de autor legitimado y sancionado no quiere ya saber gran cosa ni de Italia ni de Grecia, o lo que es lo mismo, de realidades y matices nacionales, asuntos o estéticas locales que no respondan a la deriva del diseño que ha sustituido al estilo y a la cuestión de las formas.

De todo esto sabe mucho el griego Lanthimos, que se hizo fuerte en el terreno de las parábolas, el extrañamiento y el minimalismo crí(p)tico y burlón (Canino, Alps), y que ahora aspira a conquistar territorios más amplios lejos de la profunda crisis de su país. Aquí lo tenemos ya jugando en campo neutral (una Inglaterra de tonos apagados y arquitecturas futuristas), en un paisaje distópico (con perdón) en el que sigue confiando en el poder de sugestión adulta (sic) de los cuentos crueles y en la vistosidad disfórica (perdón otra vez) de un lenguaje cool para reciclar cierta herencia cinéfila (el Truffaut de Fahrenheit 451, el Kubrick de El resplandor, el Marker de La Jetée) a propósito de la soledad ridícula del hombre (blanco) y su búsqueda del amor en una sociedad mecanizada.

Langosta rebaja el nivel de exigencia intelectual de su espectador subrayándole siempre las ideas, metáforas, símbolos y moralejas de su parábola de hombres-animal, coquetea con protección esteticista y culta (ahí están las músicas de cámara de Beethoven, Shostakovich, Schnittke) con las imágenes de la crueldad o el sexo; libera, en fin, vías de escape de lo convencional y de goce visual para espíritus y retinas educadas en la pantalla del ordenador o la tablet.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios