Feria de San Fernando

Una Feria llena a pesar del 'laberinto'

  • Para ser el primer día de Feria multitud de isleños acudieron sin tener en cuenta el laberíntico trazado de las obras

Desde la Venta Vargas se podía intuir que el recinto ferial estaba siento tomado por los isleños. Las obras del tranvía hicieron de la zona, además, un laberinto atestado de gente que imposibilitaba una circulación tranquila a pocos minutos del encendido.

Una vez encendidas las luces la gente fue disipándose, aunque todavía quedaban algunos en la portada pegados al móvil preguntando a los que faltaban que dónde se encontraban. Se puede decir que quedar en la puerta no es una buena opción. Con el izado de banderas la pregunta de muchos fue "¿y la de San Fernando?".

Después del encendido y el izado de pabellones cada cual se dirigía a su caseta o se daba una vuelta por el recinto. El traje de flamenca no era la opción preferente para esta primera noche y se veían más en los cochecitos de bebé que poblaban el Real. Una primera noche muy familiar.

Entre las casetas más solicitadas se encontraban la caseta del San Fernando CD, que atraía a los socios con grandes descuentos en el primer día de Feria. Otra de las casetas más solicitadas fue la del PA-PSA que antes de su apertura ya contaba con un gran número de personas a sus puertas esperando para entrar o las casetas de las hermandades. Aunque otras de las opciones para tomar algo no se encontraba dentro del recinto ferial. El bar Bolerín, enfrente de la portada de la Feria, se encontraba lleno sin necesidad de tener la música a todo volumen.

Si la guardería, junto a la portada de la Feria, no atraía ni a pequeños ni mayores sí que lo hizo las pistolas de burbujas que los niños pedían a sus padres. Los no tan niños tomaron el paseo lentamente hasta pasada la una de la madrugada que fue imposible transitar sin problemas. Si no, se agolpaban en los puestos de patatas asadas y kebabs que eran su opción frente a las casetas para cenar algo.

Por parte de la Policía se anuncia una noche tranquila sin mayores problemas en unas primeras horas agradables que invitaban a los isleños a disfrutar de la Feria del Bicentenario.

A la salida muchos optaban por coger los taxis aparcados junto a la portada para volver a sus casas.

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