Feria de Los Barrios

Ventura, El Fandi y Vega, tarde de triunfos con buenos Gaviras

  • La plaza de La Montera vive una tarde para el recuerdo con el indulto de los toros Cartuchero y Barrendero, un festejo en el que Vega cuaja una faena con gusto

GANADERÍA: Dos toros de Fermín Bohórquez, para rejones y cuatro de Gavira, bien presentados, nobles y de buen juego. El quinto y el sexto fueron indultados.TOREROS: Diego Ventura, ovación y dos orejas; El Fandi, dos orejas y dos orejas y rabos simbólicos. Salvador Vega, dos orejas y dos orejas y rabos simbólicos. Incidencias: Plaza de toros de La Montera. Tres cuartos de entrada

Tarde de triunfos, de sentimientos encontrados, de reencuentros, de euforía y de pasajes de buen toreo. Como si de un guión de cine se tratara, la corrida de ayer tuvo cuatro grandes protagonistas: Ventura, El Fandi, Vega y los toros Gavira. Un final feliz como en las grandes películas donde siempre triunfan los buenos o casi siempre. !Qué hubiera disfrutado don Antonio con el juego de sus toros en la que fue su plaza!

La corrida tuvo una buena presentación, con toros en el tipo de esta ganadería y de los que no suelen fallar. Y así ocurrió. Hasta el límite que se indultaron dos toros y otros dos fueron buenos, sobre todo el segundo de la tarde. ¡Ese si era de indulto!Pero a veces la suerte también es importante para los toros. El Fandi cuajó a este animal a su manera. Muchas series, muchos pases, poco fundamento y todo muy rápido, un toro que embestía largo, con fijeza y noble. Lo mejor del granadino fue la estocada y su capacidad con las banderillas.

Pero la euforia llegó en el quinto de la tarde, un toro de bonitas hechuras de nombre Cartuchero y al que El Fandi le perdonó la vida. El toro tuvo fijeza y no paró de embestir. Iba largo y se abría para que el torero templara más el muletazdo. El diestro granadino estuvo bien, lo entendió a su manera y puso la plaza bocabajo toreando por ambos pitones. La citada euforía se dejó ver en los tendidos pidiendo el indulto. Y el presidente sacó el pañuelo naranja. Toro para el Soto de Roma.

Salvador Vega tuvo un reenceuntro feliz con su plaza y sus partidarios. A su primero le cuajó unos doblones por bajo con gusto y luego vinieron momentos de gran belleza, sobre todo en las series por el derecho, donde toreó relajado y sintiéndose, sin dejar pasar algunos naturales largos y hasta el final de la cadera. Trasteo de profundidad y de estética que remató con una buena estocada.

Pero la tarde continuó con otro indulto, el de Vega en el sexto. Un animal de bonitas hechuras, como toda la corrida, y al que el diestro de la comarca cuajó con el capote y recibió de una larga cambiada. La faena fue de menos a más. A base de tesón, Vega fue entendiendo al de Gavira que en un principio fue poco claro, sobre todo por el izquierdo, pero sí tenía un buen pitón derecho. Vega fue corrigiendo defectos hasta que toro y torero se reencontraron en el punto álgido de la faena con unos doblones con pellizco que desataron de nuevo la euforia del público y la del indulto. Pudo más el corazón de los aficionados. Al final otro toro para el Soto de Roma y don Antonio desde la andanada del cielo seguro que feliz.

Y a todo esto, Ventura demostró en el cuarto de la suelta porque es la máxima figura del toreo a caballo. Y por si fuera poco hasta un toro se estrelló con un burladero y se mató. Tuvo que ser apuntillado y salió otro sobrero de Bohórquez. Ventura le fórmó un lío. Brilló frente a lomos de Revuelo,con el que toreó a dos pistas. Sobre Distinto, Ventura puso en pie a los tendidos con pares de banderillas citando de frente y quebrando en un palmo. La faena fue intensa puso a la plaza en pie al poner con vibración las banderillas cortas a dos manos. Mató bien y paseó las dos orejas. Antes en su primero, el público no se entregó en una faena condicionada por la flojedad del toro de Bohórquez. Aún así Ventura realizó un trasteo vistoso y que no supo rematar con el rejón de muerte.

Y la tarde se diluyó entre la felicidad de los Gaviras, el triunfo de la terna y el entusiasmo de un público y el buen comienzo de los nuevos empresarios, todo bajo los sones de la banda del maestro Tomás, que ayer también tenía el corazón encogido porque faltaba uno de los suyos.

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