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La caza y la pesca no son deportes olímpicos

Franco: 50 años, 50 historias [12/50]

Franco nace en 1892, el año que el barón de Coubertin propone volver a organizar unos Juegos Olímpicos como en la antigua Grecia. El centenario del dictador fue el año de los Juegos de Barcelona y la Expo de Sevilla

La Expo, como los Juegos de Barcelona, fue el año del centenario de Franco.

Hoy, 12 de octubre de 2025, se cumplen 33 años de la clausura de la Exposición Universal de Sevilla, inaugurada el lunes 20 de abril de 1992. El certamen conmemoraba el quinto centenario del descubrimiento de América. 53 días después de la clausura, algunos nostálgicos conmemoraban el centenario del nacimiento de Francisco Franco Bahamonde (4 de diciembre de 1892-20 de noviembre de 1975). Franco nace el año que España conmemora el cuarto centenario de la gesta colombina. El país no estaba para muchas celebraciones, porque seis años después perdería las penúltimas colonias, germen melancólico de la generación del 98.

El año que nace Franco, un aristócrata francés, el barón Pierre de Coubertin, propone por primera vez la idea de volver a organizar unos Juegos Olímpicos como en la antigua Grecia. La propuesta recibió el visto bueno en 1894 en el Congreso Internacional de París y en 1896 se celebraron los primeros Juegos de la modernidad en Atenas. La caza y la pesca, los deportes favoritos de Franco, nunca han sido especialidades olímpicas. El dictador mantuvo una curiosa relación con las Olimpiadas.

Los Juegos de Múnich 1972 son los últimos que se celebran en vida de Franco. Los de Montreal 1976, los primeros tras su muerte. Una curiosa metáfora de los cambios que ha vivido el país. En 1972, los Juegos de Múnich del atentado de Septiembre Negro contra la delegación israelí, saldado con la muerte de once deportistas, y de los cuatro oros del nadador norteamericano Mark Spitz, es el año que nace Pedro Sánchez, actual presidente del Gobierno. En 1976, el año de los Juegos de Montreal, el rey Juan Carlos I, competidor olímpico, nombra a Adolfo Suárez presidente del Gobierno en lugar de Carlos Arias Navarro, a quien Franco encomendó la tarea de suplir tras su asesinato al almirante Luis Carrero Blanco.

El dictador decidió boicotear los Juegos de Melbourne 56 por la invasión soviética de Hungría

De Múnich a Montreal. 1976 es el año de la salida a la calle de los periódicos El País (4 de mayo) y Diario 16 (18 de octubre). Hay deportistas que subieron al primer lugar del podio en ambos Juegos: el finlandés Lasse Viren en los 5.000 y los 10.000 metros; el ruso Victor Saneiev, doble campeón olímpico en triple salto; la lanzadora de jabalina Ruth Fuchs, de la entonces llamada República Democrática Alemana. El telón de acero mandaba en muchos deportes. Los gimnastas japoneses Sawao Kato y Mitso Tsukahara repiten oro en Múnich y en Montreal. Entre ambos Juegos se vive el relevo no sólo deportivo sino ideológico de la hegemonía en la gimnasia femenina de la rusa Olga Korbut en Múnich 72 al de la rumana de 14 años Nadia Comaneci en Montreal 76. Su huida de Bucarest fue el primer aldabonazo de un juego de naipes que pasaría por la caída del muro de Berlín, la descomposición de la Europa del Este, con episodios tan sangrientos como los de Yugoslavia y la propia Rumanía.

Los Juegos de Barcelona 1992 son los únicos que ha organizado España. El mismo año que la Exposición Universal de Sevilla. Si ésta llega a conocer los mismos retrasos que vivió la capicúa de 1929 (la Primera Guerra Mundial, el asesinato de Eduardo Dato, la quiebra financiera, el desastre de Annual) los preparativos habrían comenzado en vida de Franco, algo totalmente incompatible con el aperturismo al mundo que supuso la muestra sevillana. Cuando Sevilla organiza la Exposición del 29, es el segundo año de Franco al frente de la Academia de Zaragoza. No aparece ni una sola vez en la abundante galería gráfica del libro de Alfonso Braojos Alfonso XIII y la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929. Fue el crepúsculo de los dioses de dos de los principales protagonistas de este libro, presentes en la ceremonia inaugural del 9 de mayo de 1929: Alfonso XIII, padrino de la boda de Franco con Carmen Polo en Oviedo en 1923, y Miguel Primo de Rivera, que firmó el decreto de apertura de la Academia de Zaragoza. El 29 es un punto y final para ambos. El dictador cesa en enero de 1930 y dos meses después muere en el destierro de París. El monarca, tras las elecciones del 12 de abril de 1931, coge un barco en Cartagena camino de Marsella. El único que seguía en su sitio era Franco.

Tras la sublevación en África, Franco coge la ruta de la Plata: Sevilla-Cáceres-Salamanca. Esas primeras escaramuzas le cogen a Adolf Hitler presidiendo los Juegos Olímpicos de Berlín, que tuvieron lugar del 1 al 16 de agosto de 1936, incluida la humillación que sufrió el Führer con el triunfo del atleta afroamericano Jesse Owens en el estadio Olímpico. Barcelona organizó unos Juegos paralelos en desagravio por los que acogió la Alemania de Hitler. Al oír los primeros disparos tras la sublevación del 18 de julio de 1936, hubo quien pensó que se trataba de fuegos artificiales celebrando la inauguración de esos Juegos en contra de la Alemania nazi.

Franco, que nunca aparentó una predisposición para la práctica de los deportes (sedentario, propenso a engordar) saltó al estilo Fosbury entre los Juegos de Helsinki 1952 y los de Roma 1960 para boicotear los de Melbourne 1956. No hubo delegación española en las antípodas para protestar por la invasión soviética de Budapest. Hungría era entonces una potencia en deportes. Dos años antes disputó la final del Mundial de Suiza de 1954 frente a Alemania. La invasión por las tropas rusas generó una diáspora de futbolistas húngaros a la Liga española: Kubala, Puskas, Kocsis, Czibor, Szalay, Kuszmann.

Franco es coetáneo del espíritu olímpico de Coubertin. Nace un siglo antes de los Juegos de Barcelona 92. Un tránsito biológico entre Múnich 72 y Montreal 76. Del reino del ruso Valeri Borzov al del cubano Alberto Juantorena. De Franco y Carrero Blanco al rey Juan Carlos I y Adolfo Suárez. El triple salto de la Transición con la misma fórmula de las dos variantes del atletismo: Velocidad y Resistencia. La caza y la pesca no eran olímpicas, como tampoco otros deportes en los que en 1976 reinarían Bobby Fischer, Ángel Nieto o Emerson Fittipaldi.

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