España

Forcadell admite su desobediencia pero niega liderazgo en el plan independentista

  • La ex presidenta del 'Parlament' alega que su prioridad era "favorecer el debate"

  • Se declara dispuesta a renunciar a sus convicciones si comportan violencia

Imagen de la señal institucional del Supremo de la ex presidenta del Parlamento catalán Carme Forcadell durante su declaración este martes.

Imagen de la señal institucional del Supremo de la ex presidenta del Parlamento catalán Carme Forcadell durante su declaración este martes. / EFE / Tribunal Supremo

La ex presidenta del Parlament Carme Forcadell ha reconocido este martes que no atendió las advertencias del Tribunal Constitucional ni de los letrados de la Cámara catalana respecto al 1-O "para no censurar el debate parlamentario", pero ha negado que dirigiera "ninguna estrategia" hacia la independencia de Cataluña.

Aunque sobre Forcadell pesa una acusación de rebelión de la Fiscalía, de hasta 17 años de prisión, su interrogatorio ante la ex fiscal general del Estado Consuelo Madrigal ha estado protagonizado por su rol como máxima representante del Parlament a la hora de tramitar iniciativas que ignoraban al Constitucional (actuación más cercana a una desobediencia), más que por alusiones a la violencia, que marcan el tipo de la rebelión.

En este tira y afloja marcadamente técnico entre fiscal y acusada, Forcadell no ha escondido que su prioridad era "favorecer el debate" y "no permitir que entre la censura en el Parlament".

"El TC nos estaba pidiendo una cosa que es imposible. ¿Cómo puede convertirse la Mesa del Parlament en un órgano censor, que decida de lo que se puede hablar y de lo que no?", ha dicho la acusada, quien en todo momento ha limitado sus competencias a un papel de arbitraje frente a la soberanía de la Cámara catalana.

Nada, ha dicho, salvo el respeto a los derechos humanos, puede condicionar ni poner límites a la libertad de expresión ni al debate parlamentario, ni las sentencias del Constitucional ni los informes de los letrados de la cámara que, ha matizado, no son vinculantes.

Ello no significa que se ponga por encima del Constitucional, al que "respeta muchísimo", ya que "en ningún momento ningún miembro de la Mesa tenía en su voluntad desoír los mandatos del TC".

Politización del Constitucional

Lo que ocurre es que este órgano, ha dicho, se ha politizado, una afirmación convertida ya en un eslogan en este juicio para justificar la desobediencia a sus advertencias. Ella recibió cinco.

Forcadell, en prisión desde marzo, ha justificado que no suspendió el polémico pleno del 6 y 7 de septiembre - que aprobó las denominadas leyes de desconexión- por respeto a la oposición, cuando precisamente los grupos no independentistas la acusan de pisotear sus derechos como diputados.

Y también se ha desmarcado por completo de cualquier plan hacia la independencia, para echar por tierra el relato de la Fiscalía, que ve en Forcadell a la líder del pilar legislativo que da soporte a la hoja de ruta independentista.

"Yo no participé ni dirigí ninguna estrategia a la independencia, me limité a cumplir con mi cargo como presidenta del Parlament", ha manifestado Forcadell, única acusada que no ha sido cuestionada por el documento Enfocats, pese a aparecer citada en él, y a la que menos alusiones a la violencia ha hecho la Fiscalía.

Aunque sí que ha dejado claro lo siguiente: "Estoy dispuesta a renunciar a mis convicciones si comportan violencia".

Forcadell no ha despejado el enigma de la procedencia de las urnas del 1-O: "No lo sabe nadie, me gustaría saberlo".

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