Albert Rivera | Ex presidente de Ciudadanos

"Echo en falta más valentía para formar una alternativa a Sánchez que ilusione"

Albert Rivera, en un momento de la entrevista.

Albert Rivera, en un momento de la entrevista. / Juan Carlos Vázquez

Albert Rivera (Barcelona, 1979) presume de nueva vida. Suena rotundo cuando afirma que la política es "una etapa pasada" y que está centrado en su familia, con sus dos hijas, y en el despacho que preside, Martínez-Echevarría & Rivera Abogados, "el de mayor facturación en Andalucía". Aspiraba al triunfo de una "tercera España" con Ciudadanos, pero el sueño liberal se truncó en noviembre de 2019. Todo lo cuenta en su libro Un ciudadano libre (Espasa).

–Leyendo su libro, me pregunto qué hace un liberal como usted en un país como éste, que no tiene esa tradición.

–Es una gran pregunta. Seguramente por eso estoy aquí y he dejado la política. Los liberales son los grandes incomprendidos de la historia de España. Para las fuerzas más reaccionarias siempre hemos sido sospechosos de ser muy avanzados y progresistas; pero para la izquierda más sectaria siempre hemos sido sospechosos de ser neoliberales y capitalistas. Sí creo que hay una minoría importante de liberales en España sociológicamente hablando, más allá de a quién voten. Creo que los liberales son muy necesarios, porque España necesita más sociedad civil, más separación de poderes, más apoyo al autónomo y a las empresas, más ganas de emprender y no sólo depender del Estado.

–¿No hay centro en España?

–Lo hay, pero afectado por la pulsión guerracivilista que hay en la sociedad española, a mi juicio creada estratégicamente desde el Gobierno y desde el entorno de Sánchez. Han detectado que es la manera de mantenerse en el poder: generar otra vez tensión izquierda-derecha. En los debates de estos últimos años, cuando han sido transversales (reformas, educación, Cataluña, Europa), el centro se ha hecho muy fuerte. Cuando los debates han sido los huesos de Franco, unos contra otros, el centro se desvanece. Hay una estrategia, con la que al bipartidismo le va bastante bien, que ha hecho que el centro político se contraiga.

–¿Es consciente de que ha pasado de ser el yerno perfecto a tener la culpa de hasta del toro que mató a Manolete?

–Exacto, aunque lo del yerno perfecto no lo tengo tan claro. Pero lo de Manolete, seguro. Ha llegado a un punto que se dan razonamientos surrealistas. Pedro Sánchez ha escogido a Podemos y lo ha metido en el Gobierno, ha abierto una línea de diálogo con los independentistas, ha pactado con Bildu y les ha dado el pésame... pero la culpa es de Rivera. Cuando estaba y ahora que no estoy, me echan la culpa. Me río ya por no llorar. Evidentemente, no hay la valentía de enfrentarse al poder y no a los que han muerto civilmente.

–¿Falta valentía?

–Veo una sociedad civil aletargada que me preocupa. Como liberal, quiero una sociedad civil fuerte, contestataria, libre, que no dependa del BOE, que no dependa de las ayudas administrativas, ni del Gobierno de turno. En cambio, veo una sociedad civil cada vez más aletargada, con muy poca capacidad de reacción ante los abusos del poder. Estamos viendo cómo cambia el Código Penal a medida de unos señores que han dado un golpe de Estado, cómo se están adecuando los indultos a eso, cómo se coloca a un amigo en el CIS, en Correos, y aquí no pasa nada.

"Veo una sociedad civil aletargada, sin reacción ante los abusos del poder"

–¿Estamos anestesiados?

–Un poco. No sé si es por cansancio de tantas elecciones, tanto follón, tanta batalla... Hay una parte de la sociedad que se ha desconectado de la política, y lo entiendo. Pero también es verdad que si no haces política, la hacen otros por ti. Mucha gente, por ejemplo, me dice que no me tenía que haber ido...

–Parte de ese hastío es responsabilidad suya. Permitió la repetición electoral.

–Bueno, fue al revés. Yo no pude evitarla. Le propuse a Sánchez abstenerme y que se abstuviera el PP y un Pacto de Estado y lo negó. A veces se repite un relato, pero no es verdad. Albert Rivera le ofreció a Sánchez un pacto in extremis para no convocar segundas elecciones. Y a mí me dijo Sánchez por teléfono, porque no quiso reunirse, que él no iba a frenar y que íbamos a segundas elecciones, salvo que el PP y Cs se abstuvieran gratis sin negociar nada.

–Quedamos en manos de independentistas y Podemos.

–Sí, pero por voluntad del presidente del Gobierno. No es una condena, no es una plaga bíblica. Es decir, Pedro Sánchez puede levantar el teléfono y llamar a Casado y ofrecerle un pacto como el de la Moncloa, un acuerdo de Gobierno o un Gobierno de concentración. En realidad, Sánchez, con este modelo, se asegura que el centro y la derecha siempre pierden.

Albert Rivera posa para la entrevista. Albert Rivera posa para la entrevista.

Albert Rivera posa para la entrevista. / Juan Carlos Vázquez

–¿Tenemos Sánchez para rato?

–Si el centro y la derecha no buscan una fórmula que ilusione a los españoles... Y no hablo de fórmulas electorales. Hablo de quién va a defender a los autónomos ante la pandemia, ante la subida de impuestos que habla Podemos... No escucho un discurso liberal que diga que no suban más los impuestos. Echo en falta más valentía y fortaleza para una formar una alternativa que ilusione. Como español, este Gobierno es legítimo, y a mí no me gusta, pero puede venir otro que me guste más y me toque menos el bolsillo. Pero ahora mismo no veo esa alternativa.

"El tsunami económico que viene es durísimo, más de lo que algunos imaginan"

–¿No es Casado esa referencia?

–Es evidente que es el líder de la oposición, pero también lo es que en las encuestas el PP no se acerca al PSOE. No sé qué va a pasar, porque el tsunami económico que nos viene, lamentablemente, es durísimo y va a ser más duro de lo que algunos imaginan, pero ojalá haya una alternativa. Al PP le toca encabezarla y la pregunta es: ¿son capaces de ilusionar con un proyecto alternativo a los españoles? –

¿Y conseguirá Arrimadas levantar este match ball o se le pondrá cara de Rosa Díez?

–Ojalá lo consiga, porque creo que es bueno para España que haya un partido liberal.

–¿Se ha convencido de que es bueno ser bisagra?

–No, no. Creo por experiencia propia que Cs ha crecido siempre cabalgando en la ilusión y la ambición de cambiar España, de gobernar, de transformación. La situación de Cs no es fácil, pero también me marché precisamente para cargar con toda la responsabilidad de lo que había y que haya borrón y cuenta nueva.

–Arrimadas ha cambiado su estrategia. Busca el pacto.

–Tiene todo mi respeto y mi voluntad de que le vaya bien. No le voy a decir lo que tiene que hacer, porque entonces sería contradictorio con el título de mi libro: Un ciudadano libre. Me he ido de la política entre otras para no tomar esas decisiones. Dimitir no es fácil, irse de la política y de tu pasión es duro.

–Se le culpa de que el nacionalismo tenga más fuerza.

–Si algo hemos logrado en Cs es desenmascarar al nacionalismo catalán. Conseguimos una cosa inédita: ganarles en las urnas, a pesar de la ley electoral, aunque no pudimos gobernar, porque no teníamos mayoría. Así que no sé si es muy creíble decir que quien más ha combatido políticamente al nacionalismo catalán es el culpable del nacionalismo catalán. Por culparme, me pueden culpar de la muerte de Manolete.

–También de que Vox tenga 52 diputados.

–De eso hay que dar más las gracias a Sánchez. Él y Redondo han ideado una estrategia por la cual con un partido a la derecha del PP se asegura que el PP nunca le supera. En el último debate electoral, todo era surrealista, en pleno siglo XXI uno de los bloques era Franco. Era alucinante. El PSOE y Vox, que eran los reyes de la pista, lograron hablar un rato sobre el entierro de Franco, los huesos, la Fundación... Sin Sánchez en el Gobierno, sin el golpe en Cataluña, sin Podemos en el Gobierno, Vox no tendría hoy el éxito que tiene.

"Si en Cataluña no se cumple la Constitución hay que intervenir como se hizo ya en su día"

–¿Se precipitó al tumbar a Mariano Rajoy?

–Eso es otra mentira repetida mil veces. Yo voté en contra de la moción de censura contra Rajoy. Pero la gente ya ni se acuerda.

–Pero sí fue el primero en reaccionar públicamente.

–Fui el primero que dije que habían condenado al partido que yo apoyaba con mis escaños por corrupción, y mi principal bandera de regeneración democrática es la lucha contra la corrupción. ¿Alguien me imagina diciendo que da igual que el partido que gobierna esté condenado por corrupción? Me hubieran matado seguro. Pero no propuse tumbar a Rajoy ni una moción de censura. Propuse que se acabara esa legislatura a final de año, que se aprobaran los Presupuestos en el Senado y que se aplique la Constitución en Cataluña. Y después, elecciones. Y en todo eso, vino Sánchez y nos coló una moción de censura sin avisar.

–¿Ahora es imposible un Pacto de Estado?

–Es imposible porque quien gobierna no quiere un pacto de Estado. Creo que es absolutamente necesario y urgente. Un Pacto de Estado para tres cosas: gestionar los fondos europeos; segunda, para garantizar los recursos suficientes en la sanidad pública y privada; y tercera, para que no tengamos una dependencia permanente del nacionalismo.

–¿Estamos en la política de la simplicidad?

–Estamos en un círculo vicioso de políticos, redes sociales y medios de comunicación. Las tres partes hemos hecho algo mal. Reconozco que los políticos de la Transición fueron mucho mejores que nosotros. No me imagino a Alfonso Guerra negociando las enmiendas de la Constitución con Abril Martorell por Twitter.

Albert Rivera contesta a una pregunta. Albert Rivera contesta a una pregunta.

Albert Rivera contesta a una pregunta. / Juan Carlos Vázquez

–¿Qué escenario se nos abre con la inhabilitación de Torra?

–Sinceramente, no es que sea muy optimista. Resumiendo, tenemos a un presidente procesado por corrupción, Pujol, y a su familia entera; a otro presidente, Mas, inhabilitado; Torra, inhabilitado; y a Puigdemont fugado de la Justicia y algún día lo inhabilitarán o lo condenarán. ¿Qué ha pasado en Cataluña, qué han hecho los nacionalistas estas últimas cuatro décadas para que cuatro presidentes estén inhabilitados o procesados? Pues que se han salido de la Constitución, se han salido de la pista.

–¿Servirán las próximas elecciones?

–Ojalá sirvan. Pero si no hay un vuelco... Mi pregunta es cómo coses las heridas que ha generado el independentismo entre catalanes y con el resto de los españoles. Cómo recuperas el prestigio perdido de Cataluña, cómo haces volver a más de 6.000 empresas que se han ido. Es duro lo que voy a decir, pero lo que se ha construido en 40 años no lo vamos a resolver en un cuarto de hora. El Estado tiene que volver a estar presente en Cataluña.

–Pues no parece...

–Si el Jefe del Estado no puede estar presente en Cataluña, no porque lo impidan los independentistas, sino el Gobierno de la nación, cómo vamos a solucionar esto. En algún momento habrá que empezar a ir en dirección contraria a todos los errores que hemos cometido. Sin aspavientos, soy partidario de tener un plan para que el Estado vuelva a estar presente en Cataluña. Y TV3 hace apología independentista cada día con dinero público.

–¿La cerraría?

–No hace falta, con que cumpla la Constitución y no esté todo el día insultando al resto de los españoles... Tenemos un instrumento que cuesta 300 millones de euros que pagamos todos los españoles que hace apología del independentismo cada día. En la vida, a veces hay que coger el toro por los cuernos y afrontar las cosas y hacer un plan por el cual Cataluña tenga autonomía, la que más de España, pero que a cambio cumpla la ley, la Constitución, no dedique dinero al independentismo y en la educación permita el bilingüismo. Y si no, pues hay que intervenir, como se hizo en su día. No perdería mucho tiempo en dar explicaciones a los que nunca van a estar contentos. No tengo que convencer a Torra o Junqueras para que se sientan españoles, me vale con que cumplan la ley.

"En la pandemia, el Estado autonómico ha hecho agua porque no hay mecanismos de coordinación"

–Mirando a Madrid. ¿Dejaría caer a Ayuso?

–¿Cuál es el motivo para que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias hablen cada día de una moción de censura en Madrid? ¿Que se ha gestionado mal la pandemia y la economía? Bueno, pues entonces se tendrían que marchar Pedro Sánchez y Pablo Iglesias del Gobierno de la nación.

–Pero el espectáculo de Madrid está siendo grotesco.

–Sí, pero también hay un foco interesado puesto en Madrid y no en otras comunidades, como Navarra, que tiene la misma ratio o más que Madrid. Y el señor Illa le dice a Madrid que haga caso a los expertos, me parece de risa. Si no tienes comité de expertos, es fantasma. El ministro tiene que convocar periódicamente a todas las comunidades e informar. Las comunidades no son el enemigo del Gobierno de España. Son sus aliadas, son parte del Estado.

–Aquí se le han visto un poco las costuras al Estado autonómico.

–Lo afirmo rotundamente. Hay muchos síntomas de que el Estado autonómico hace agua. En la pandemia, el Estado autonómico se ha quedado superado porque no hay mecanismos de coordinación. Ahora, en la segunda ola, en plena pandemia, han creado una secretaría de Estado para coordinar la sanidad española. ¿Y esto no lo había en los últimos 40 años? El Estado autonómico necesita un replanteamiento. Soy partidario de un Estado descentralizado porque España es un país grande de casi 50 millones de habitantes, pero una cosa es descentralizar y otra es el caos de descoordinación que se ha dado sobre todo en el ámbito sanitario.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios