Ricardo Martín | Fotoperiodista

"En la política de ahora veo mucha zafiedad e ignorancia"

"En la política de ahora veo mucha zafiedad e ignorancia"

"En la política de ahora veo mucha zafiedad e ignorancia"

-¿Un fotógrafo es un cazador de almas?

-En mi caso es un observador atento a la realidad y a las sorpresas que da el conocimiento de las personas y las cosas. Este oficio te da perspicacia. Cazador de almas es un generoso apelativo que me dedicó Manuel Vicent, compañero de aventuras periodísticas.

-En La Alpujarra, de donde usted procede, todavía hay gente que piensa que si alguien le echa una fotografía le roba el alma.

-No sólo en La Alpujarra. Aunque parezca una vieja superstición, se trata de un general temor a mostrar cualquier faceta de ti que no quieres desvelar. También es una forma de pudor y de defensa de tu intimidad. El acto de retratar, por muy delicado que sea, también tiene algo de invasión de un territorio ajeno. Creo, como broma, que el selfie ha venido a resolver este problema.

-Hoy con un móvil cualquiera hace una foto.

-Así es. Hoy todo el mundo produce y comparte imágenes como forma de relacionarse con los demás. Es la nueva función de la Fotografía. La foto del móvil es el nuevo vehículo de lenguaje universal y el sustituto cada vez más frecuente de la palabra en las redes.

-Usted vivió la Transición con una cámara colgada al cuello y conoció a muchos políticos. ¿Nada que ver con los de ahora?

-A los políticos de la Transición, de ideologías tan diferentes, los recuerdo dialogantes, con voluntad de acuerdo, generosos y hombres de estado y trato amigable. También con un sentido del humor inteligente. Ahora veo mucha zafiedad e ignorancia; también adanismo y arrogancia insoportable en los más jóvenes. Y hasta caras de odio en el Congreso.

-¿Qué encuentra el observador de su exposición Las caras del tiempo?

-Es una invitación a recordar la riqueza y el valor de nuestra historia reciente a través de destacados personajes del mundo de la literatura, las artes, la política y el espectáculo.

-¿Qué rostro le pareció el más interesante?

-Como siempre me acerco a los personajes que admiro con el mismo deseo de descubrirlos, la verdad es que no tengo ninguno predilecto. Con algunas de estas caras he tenido la suerte de trabar muy buena relación y las aprecio de un modo especial. Sigo valorando mucho la figura de Adolfo Suárez. El rostro de Patricia Highsmith con su gato Samy también tiene mucha fuerza.

-¿Cómo consigue que alguien pose con naturalidad?

-Procuro crear un clima de confianza, sin forzar ni imponer poses. Quitando importancia a la cámara, molestando lo menos posible e intentando ser breve en cada sesión de fotos.

-¿Qué se ha perdido en el paso del fotógrafo analógico o de carrete al fotógrafo digital?

-Capacidad de atención en la forma de mirar a través de la cámara y también refinamiento. Cada clic de antes había que pensarlo mucho más que ahora.

-¿Y qué se ha ganado?

-Se ha ganado rapidez y comunicación instantánea y universal. La fotografía a través de internet nos ha cambiado la forma de concebir el mundo y la memoria de las cosas. Ahora vivimos en un presente continuo.

-¿Qué echa de menos del fotoperiodismo de antes?

-Las empresas periodísticas en las que he trabajado contaban con unos recursos que ahora no existen: dinero, tiempo y facilidades para cubrir cualquier noticia en cualquier lugar del mundo. La calidad importaba, por mucho que fuera necesaria la urgencia. Es una gran profesión que ahora vive tiempos de precariedad laboral y empresarial.

-¿Qué merece ahora ser fotografiado?

-Decía el gran Josep Renau que la elección del tema equivale al noventa por ciento del resultado en una foto. Cada fotógrafo debe elegir lo que sea más significativo para él sin atender modas ni técnicas. Siempre habrá noticias, alguien o algo en algún sitio con historias que nos llamen poderosamente la atención. Ahí volcaremos nuestra forma de mirar y hasta de ser.

-Hace poco murió Juan Marsé… Recuerdo la foto que usted le hizo para una entrevista.

-Los personajes de Marsé siguen vivos. Él fue también un atento observador de la enorme complejidad del mundo y su literatura también se nutre de la poderosa fotografía del cine.

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