Príncipe Hubertus de Hohenlohe | Fotógrafo, esquiador olímpico y cantante

“Yo quiero ser mi propio paparazzi’

Hubertus de Hohenlohe y guitarrista

Hubertus de Hohenlohe y guitarrista / Eva Nilsen

Hubertus de Hohenlohe, príncipe pop como él se califica, quiso desarrollar su creatividad y sus sueños a través del esquí, la música y la fotografía. Vive a caballo entre entre Viena, Bolonia y Cortina (en invierno) y Ronda y Marbella (en verano). Ahora se convierte en un Gipsy Prince con el lanzamiento de un single debut del nuevo proyecto musical, que se titula ‘Yo no sé cantar Flamenco’. El vídeo se ha rodado en Sevilla, en las Tres Mil viviendas y en la Judería. El diez por ciento de la recaudación irá destinado a la Fundación Alalá para proyectos de integración de las 3000 viviendas de Sevilla.

¿Quién hay detrás del hijo de la princesa Ira de Fürstenberg y el príncipe Alfonso de Hohenlohe? ¿Cual de los dos ha influido más en su vida?.

–Detrás hay una persona inquieta que desde el principio se dio cuenta de sus privilegios, pero no quiso estar tomando copas en casas de nuevo ricos , prefirió realizar sus sueños. Así empecé a buscarlos hasta encontrarlos en el esquí, la música y la fotos, haciendo de todo ello una escuela de vida especial y ecléctica. Tuve más influencia de mi padre y de Andalucía como educación, con el cual viví, pero también la parte italiana de mi madre de ver las cosas bonitas.

–¿La fotografía es de niño o vocación tardía?

–Siempre he sacado fotos, pero en la época analógica perdía los carretes por mi desorganización. Pero cuando llegó la era digital comencé a conservar las fotos y a través de la pantalla veía la imagen y la modificaba.

–¿La música vino después?

–Con 21 años grabé mi primer disco con el batería y compositor Fernando Arbex, y ya en esa época me gustaba. También en ese periodo componía canciones. Recientemente, haciendo documentales por el mundo con la productora Red Bull, conocí y me familiaricé con cantantes de todos los lugares. Así pude seguir teniendo contaco con la música. Después del confinamiento tuve una reunión , en mi finca de Ronda, con los más grandes del flamenco, entre ellos el Cigala. Querían que cantara flamenco. En ese momento empezó mi canción No sécantar flamenco. Pues para cantar flamenco hay que tener una sangre especial.

–¿Se siente español, austriaco o italiano?

–Soy como la macedonia , una mezcla de muchas frutas. Tengo la suerte de no pertenecer a ningún sitio, pero también te da una cierta inestabilidad el no saber cuáles son tus raíces. No le podría contestar.

–¿No es un niño pijo? ¿Vive de su trabajo?

– No, no, no soy pijo. Mi madre, con su sangre Agnelli, probó a empujarme en el mundo del dinero, pero yo preferí realizar mis sueños.Y he vivido siempre de mi arte.

–¿Aún así la gente lo ve como príncipe?

– No como un príncipe típico, me ven como un príncipe exótico, es decir, como una planta aristocrática modernizada.

–¿Por qué siempre sale en sus fotos? ¿Es un narciso consumado?

–Sí soy un poco narciso. Me gusta reflejarme en mis fotos, pues quiero reflejar yo mismo mi vida siendo mi propio paparazzi y no dejar que otros fotógrafos documenten mi vida.

–¿Por qué se casa después de 25 años de noviazgo?

–Porque hubo bastantes turbulencias familiares durante esa época. Una vez resuelto los problemas, formalizamos nuestra relación en el principado de Liechtenstein.

–Como aristócrata, ¿cuál es su opinión sobre las monarquías constitucionales europeas?

–Me encanta cuando las monarquías tienen un poco más de participación en la sociedad. Es el mejor método de controlar la democracia.

–Ahora acaba de estrenar su parte más seria con su incorporación al consejo del banco de su familia Fürstenberg ¿Por qué?

–Necesitaban la incorporación de miembros de la familia para el consejo, al ser uno de ellos, me llamaron. Yo estudié Económicas en la universidad y, tras superar las pruebas en el banco ,me he incorporado recientemente a esta nueva faceta de mi vida.

–¿Y después de todo esto?

–Seguiré persiguiendo mis sueños si me queda gasolina en el depósito de mis ilusiones.

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