Pascua Ortega | Decorador de interiores

"El peor defecto del interiorismo es la pretensión"

Pascua Ortega.

Pascua Ortega. / Ignacio Casas de Ciria

El decorador de interiores Pascua Ortega lleva dedicado más de cuarenta años a esta profesión tras abandonar su trabajo de finanzas en Nueva York, en el que aterrizó después de estudiar Derecho y Económicas en la Universidad de Deusto. Es uno de los pioneros en el interiorismo español reconocido con la primera Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes. Ahora se encuentra inmerso en un nuevo proyecto de hotel en Cádiz, en la Alameda Apodaca. Junto al estudio de arquitectura gaditano La Consulta, proyecta un hotel de 5 estrellas respetando historia del edificio con 40 habitaciones.

-Acaba de iniciar un proyecto en Cádiz. Se trata de un hotel en la Alameda, uno de los baluartes más emblemáticos de la ciudad. ¿Cómo surge este proyecto?

-Los propietarios de la case se pusieron en contacto conmigo. Era tan representativa y conocida en Cádiz, que desde el principio me ilusionó mucho. Mientras contrataban a los posibles operadores, mi cabeza ya daba vuelta a todo lo maravilloso que podía ser este edificio como hotel especial en una ciudad tan especial como Cádiz.

-Es una casa que resume en gran medida la historia sofisticada de una ciudad culta de la primera mitad del siglo XX. ¿Cómo la va adaptar al siglo XXI?

-Cuando intervengo edificios con tanta carga histórica, por supuesto que intento poner en valor los elementos constructivos y decorativos más sobresalientes. Pero siempre desde la perspectiva del siglo XXI. Hay que crear un maravilloso hotel, confortable y actualizado al máximo, pero revisitando la historia romántica de Cádiz.

-¿Es usted un icono del diseño de interiores de España desde que hace 40 años volvió de Nueva York. Empresas, hoteles, embajadas... ¿Cuáles considera que han sido sus obras estelares?

-Una obra tiene un cierto parecido con un hijo. Hay un proceso creativo, un largo y duro desarrollo hasta conseguir el momento, casi siempre feliz, de terminación y presentación. Y a partir de ahí la obra se desprende e inicia su función e identificación. Es difícil contestar cuál es mi hijo preferido.

-Habiendo trabajado desde Nueva York hasta Riad, ¿qué tiene para usted Cádiz que no tengan otras ciudades?

-Cádiz fue la puerta de las antiguas civilizaciones mediterráneas y, a la vez, el enclave de unión con el Nuevo Mundo, y esos aires de cruces de culturas todavía se respiran aquí.

-¿Cuáles son sus recuerdos de la puesta en escena en la boda de los reyes don Felipe y doña Letizia?

-El Ayuntamiento de Madrid me encargó la decoración y el engalanamiento de la ciudad de Madrid tanto de día como de noche, que era su regalo de boda a los entonces príncipes don Felipe y doña Letizia. No cabe duda que fue un momento de orgullo y entusiasmo, lleno de ideas y colaboraciones que pedí a muchos de mis compañeros de profesión. Pero dos meses antes la tragedia de Atocha empañó todo el proyecto y por supuesto los ánimos. Aún así, guardo recuerdos imborrables, como la inauguración de la iluminación que fue la primera vez que el pueblo de Madrid se echó a la calle después del luto.

¿Qué es lo que no puede faltar en una casa?

-Lo básico es la sencillez fuera de cualquier pretensión, la comodidad y la armonía en consonancia con quien la vive. El peor defecto del interiorismo es la pretensión.

-¿En qué consisten sus famosas neveras de los sábados?

-No es más que una comida o una cena, improvisando de gente amiga sobre la marcha y con lo que haya.

-Usted recibió por primera vez la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes, concedida por el Ministerio de Cultura, y ¿ahora, cuál es la posición del interiorismo en España?

-En España, el interiorismo ya es una disciplina desarrollada en todos los campos. Nuestra gran industria del turismo, por ejemplo, como la de restauración, ya no se concibe sin la directa colaboración de profesionales. Y cada vez hay más y mejores.

-¿Y después de Cádiz qué?

-El diluvio.

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