Paco Arango | Director de cine y presidente de la Fundación Aladina

"Beso en los morros a quien diga que soy un niño de papá"

"Beso en los morros a quien  diga que soy un niño de papá"

"Beso en los morros a quien diga que soy un niño de papá" / juan carlos muñoz

Lo mismo va de promoción de la última película que ha dirigido y estrena este jueves, Los Rodríguez y el más allá, que acompaña al golfista Jon Rahm a un hospital para visitar a niños con cáncer, su “prioridad” desde que creó la Fundación Aladina. Paco Arango (Ciudad de México, 1967) abandona el lado más dramático del cine y se embarca en la comedia. No le importa que alguno lo critique por las comodidades de ser hijo del millonario empresario Plácido Arango.

-Cantante, empresario, cineasta, filántropo, artista, heredero... Imposible definirlo con una palabra.

-Joder, suena muy fuerte eso, pero soy Paco. Mi prioridad son los niños con cáncer y mi pasión es hacer cine.

"La fundación de Paul Newman ha generado 485 millones de dólares; es santo y debe tener un Nobel póstumo"

-Los Rodríguez y el más allá es su tercera película como director. ¿Qué la diferencia de las anteriores?

-Muchas. Aunque no me quede mucho pelo, me desmeleno; es una comedia y las otras tenían una parte dramática. Una familia común se entera de que su difunto abuelo es de otro planeta y reciben superpoderes que no sirven para nada.

-¿Es un ET a la española?

-No puedo competir con Hollywood, pero es una película muy cómica y los efectos especiales los hacen los mismos que Juego de Tronos. Es un filme de alta calidad y tremendamente cómico.

-No se ha comido el tarro con el título, ¿no?

-Sí me lo he comido. Buscaba un apellido común, García me parecía demasiado y Rodríguez tenía su gracia; el más allá es porque hay otro planeta y así juego con lo que yo hago, porque trabajo con niños que se nos van al más allá.

-Estudió Cine en Boston y Los Ángeles, pero los críticos hirientes le echan en cara que sus trabajos no son de alta escuela.

-Sin duda, pero hago cine que me gusta ver, me entretiene, me evade y es comercial. Si una película te gusta y sales con una sonrisa, es buen cine. Me encanta el cine negro, pero no es lo mío.

-¿No le ofreció papel a algún Lannister por aquello de los efectos especiales y Juego de Tronos?

-No me hubiese importado porque estaban rodando en España. El casting lo es todo y en ésta he tenido una suerte tremenda porque están todos los buenos actores españoles.

-Amenaza con una segunda parte.

-Si funciona, sí, la segunda parte está medio escrita y lista para rodar. Tengo que darme prisa porque el chaval de 12 años es el protagonista de la familia y como no corra se empieza a ligar a la maquilladora.

-Niega que borrara a Plácido Domingo del cartel de la película a raíz de la polémica que persigue al tenor.

-Yo quería a alguien emblemático para un cameo del abuelo. En cuanto oyó que era para niños con cáncer, lo hizo gratis. Tenemos nueve pósters, lo que pasa es que si coges el cartel en el que está Plácido y el que no está, parece el club de los errores, aquello de encuentra los siete fallos, pero no es el caso. Plácido sale un minuto y 45 segundos. Rossy de Palma, Macarena Gómez, Antonio Velázquez u Óscar Casas tampoco salen. Decidimos que estuviera sólo la familia, pero quién nos cree ahora...

-¿Cuántas veces han dicho que es un niño de papá?

-A quien me diga ahora que soy un niño le doy un beso en los morros. Cuando naces en una familia económicamente saludable es lógico que al principio, y más cuando era cantante, fuera poco creíble mi arte. Estoy muy orgulloso de mi familia, lo que he conseguido lo he hecho solo y, si me llaman niño, bienvenido sea.

-Preside la Fundación Aladina para "pequeños guerreros", críos con cáncer. ¿Es Saulo de Tarso mutado en san Pablo?

-No. Entré hace 19 años en un hospital porque quería devolver mi suerte con mi tiempo, lo más preciado que tenemos, y no salí. Es mi vida, mi pasión, monté una fundación para que me sobreviviese, aunque no quiero morir, y es mi prioridad.

-Lleva casi 20 años ayudando a los chavales y no lo cambia por nada.

-Por nada. Mi cine lo relaciono con ello porque me alejo de los hospitales mucho tiempo. Pero si genero recursos... Mire, la última película logró tres millones de beneficios para niños de todo el mundo.

-¿Cómo se puede mantener la presencia de ánimo delante de un niño devastado por el cáncer?

-Es muy difícil, aunque cuando se curan es maravilloso. Soy experto ya en ponerles un chute de esperanza. El problema es que el 20% no se cura. Ahí es donde Aladina tiene su papel más efectivo, cuidamos a los padres un año entero y somos muy importantes en esa faceta. Ante el dolor siempre pones cara de bobo porque no hay manual, no aprendes, pero los niños te ayudan. Y transformamos hospitales en lugares casi alegres, mágicos.

-Colabora con la fundación de Paul Newman para niños enfermos. ¿Lo llegó a conocer?

-Me invitó a formar parte de su fundación y fui nueve años parte del consejo. Paul debería tener un Nobel póstumo porque su fundación de comida gratuita ha generado 485 millones de dólares. Es un santo.

-Ni se casó ni tiene hijos. ¿No le salieron mil pretendientes de cantante?

-Una vez dije una burrada y la repito. Si alguna vez una mujer me acusa de que tiene un hijo mío, me llevaría una alegría. Pero si los hubiera tenido, no podría haber hecho todo esto. Siempre digo que tengo 10.000 niños.

-Cuando entra a merendar en un Vips, ¿recibe tratamiento ídem o todos los clientes son iguales?

-Todos los clientes son iguales; aparte, lo vendimos y no es de mi familia. Ya ni me dan mesa... Es broma.

-¿Se puede ser mexicano, español y asturiano? ¿No sufre una sobredosis de identidad?

-Y vasco por parte de madre. En México me llaman el español y en España soy el mexicano. Voy a Asturias y al País Vasco buscando de dónde salgo porque no me encuentro...

-Jugaba al fútbol y hoy hace elíptica, ¿es concebible mayor descarrilamiento?

-Admito que es patético lo de la elíptica, pero no tengo tiempo para jugar al fútbol.

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