Elena Martín | Actriz y humorista

"Volveremos a reírnos a carcajadas"

La actriz y humorista Elena Martín / Álvaro Serrano

La actriz y humorista Elena Martín / Álvaro Serrano

La actriz y humorista Elena Martín (Alicante, 1964) es la mitad del dúo Las Virtudes, que sigue en activo, a pesar de que ella está ahora centrada en la docencia. "De vez en cuando hacemos cositas. Hace poco dimos el pregón de Carnavales", confiesa la autora de Disfruta en escena. Y olvida tus miedos (Desclée de Brouwer), un libro dirigido a todos los que quieran mejorar su experiencia de comunicación.

–Tiempos difíciles para hablar de alegría.

–Efectivamente, son tiempos complicados, pero es el momento más indicado.

–La han bautizado como alegróloga.

–Fue un amigo hace años. Luego me lo empezaron a llamar mis alumnos y la verdad es que me enorgullece mucho ese nombre.

–¿Está mal visto tomarse ahora las cosas con humor?

–No lo sé. Lo que creo es que hay que dar espacio al dolor. Estamos viviendo un momento muy dramático para muchas personas. Muchas veces tendemos a disfrazar con humor todo lo que pasa, como hemos visto al inicio de esta pandemia.

–Sigue siendo muy importante saber comunicarnos con los demás. De eso va su libro.

–Le estamos dando el verdadero valor a las relaciones ahora. También seguimos con la tendencia de necesitar estar en contacto y estar afuera todo el tiempo y ya que no podemos hacerlo presencialmente, lo hacemos a través de redes sociales.

–Sí, es verdad.

–Pero creo que eso va a ir calmándose.

–El 75% de la población tiene miedo a hablar en público. Un porcentaje alto.

–Es una barbaridad, efectivamente. Cuando inicié este estudio, pensaba que iba a ser mucho menos.

–¿Qué da saber dirigirse a los demás?

–Lo que propongo es contactar con las fortalezas que tenemos cada uno mismo para saber que pase lo que pase el público está recibiendo algo muy importante de esa persona. No importa si uno está nervioso, si se traba al hablar, si se olvida de parte de lo que quería contar... Lo que importa es que esa persona esté segura de que tiene ese canal de comunicación abierto y que el público está recibiendo lo que esa persona transmite.

–Pone mucho énfasis en el conocimiento propio.

–El autoconocimiento es clave si quiero introducir cambios y mejoras. Si no nos conocemos y después no nos comprendemos y aceptamos, no hay una buena comunicación. Porque estoy partiendo desde un lugar en el que hay desajustes y desequilibrios.

–¿Una sonrisa nos abre el camino a los demás?

–Totalmente. Además hay multitud de estudios que lo dicen. Una sonrisa transmite confianza y alegría. Y entonces las personas se predisponen a lo que van a recibir, que va a ser algo positivo y bueno para ellas. Las personas que están hablando en público y sonríen llegan mucho más al auditorio que las personas que están serias y con una actitud solemne.

"Hay que dar espacio al dolor, muchas veces tendemos a disfrazar con humor todo lo que pasa"

–Diferencia entre nervios y miedo.

–Para nada es lo mismo. Hay una confusión muy grande. Los nervios son absolutamente normales y naturales en una situación a la que no estamos acostumbrados, una situación que es relativamente nueva, el público no siempre es el mismo, la temática es diferente... Los nervios son relativamente normales y no hay que preocuparse para nada y cuanto menos caso les hagas, mejor, porque por sí solos desaparecen. Te están indicando simplemente que hay algo que es nuevo o que para nosotros es importante.

–¿Y el miedo?

–El miedo incapacita, paraliza y condiciona. El miedo sí es importante. Hay que reconocerlo y trabajarlo.

–¿Tras esta crisis seremos más inseguros?

–No. Esta crisis está siendo muy dura y dramática. Va a traer consecuencias terribles para toda la sociedad, para todo el planeta, porque es global, pero espero que no seamos más inseguros.

–¿Recuperaremos la confianza?

–Sí. Pero hasta ahora nos daban confianza cosas superficiales. Muchas veces pensábamos que por tener un físico joven y bello, un coche, un buen trabajo... todo eso nos daba confianza, pero es no es real. Eso no alimenta la confianza real. Es como tener una zanahoria delante para alcanzar unas metas que nunca nos van a traer ni confianza ni felicidad.

–Eso va a cambiar.

–Este tiempo de introspección, de reflexión, nos va a ayudar a contactar con lo que realmente nos da confianza, con la seguridad real.

–¿Alegría no es euforia?

–No. Ahora vemos mucho positivismo. La alegría es un estado de serenidad profundo en el que no hay euforia ni castañuelas. No tiene por qué haber risas. La euforia, sin embargo, es un estado en el que siempre se está arriba, se está queriendo celebrar, saltando... Es casi como una inyección de adrenalina. La alegría no tiene nada que ver. Es más, la euforia puede ser perjudicial muchas veces, porque cuando se está muy arriba, luego hay que caer. Y no tiene relación con la alegría.

–Es así.

–Pasa un poco también con la positividad. Ahora queremos estar siempre positivos, que todo vaya bien y hay que estar siempre animado. Pues no. Si he recibido una noticia desastrosa no puedo estar alegre ni animado.

–¿Hemos vivido en un positivismo desmesurado?

–Hemos estado en una sociedad que ha sobrevalorado el humor, el positivismo y la euforia. Parece que hablo contra mí misma, pero no es así. El sentido del humor es una estrategia de supervivencia básica, como la alegría, el ánimo o la fortaleza. Pero el sentido del humor no siempre tiene que estar. En eso está la base del equilibro de una persona.

–¿Volveremos a sentarnos en una butaca del teatro?

–Volveremos al teatro, a abrazarnos, a disfrutar del campo... Volveremos a disfrutar de todo lo que hacíamos antes con cosas que hemos dejado en el camino. Volveremos a reírnos a carcajadas, pero hay un alto en el camino. Por supuesto que volveremos al teatro y espero que nos veamos allí.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios