Entrevistas

"Si hubiera muchos Vicente Ferrer cambiaría el mundo"

-Usted que ha viajado tanto con su trabajo en las bodegas y ahora con la ONG de Vicente Ferrer, ¿cómo está el mundo?

-Hay un interés por Asia y merece la pena recorrerla. Pero nos estamos olvidando de Europa desde el aspecto humanitario, aunque parece que los problemas de aquí son problemas de más fácil solución, porque hay más medios y más conciencia social.

-Asegura que la etapa en Fedejerez ha sido de las más duras de su vida profesional..., hasta perder la paciencia.

-Sí, ocho años en los que propuse lo que creía que se tenía que hacer. Pero al frente de una federación no es tanto lo que tú piensas, sino cómo consigues convencer a los demás y saber qué es lo que los demás quieren. Eran permanentes negociaciones con viñistas, cooperativas, administraciones... Y no siempre se gana. Cuando uno ya lleva muchos años así, te convences de que ya no tienes paciencia para negociar. Yo entendía que ya la había perdido. Así que lo mejor era jubilarme del todo.

-Y cumplió la promesa que hizo el día de su jubilación, en 2006, a los 71 años: trabajar por los demás.

-Sí, por el convencimiento de devolver parte de lo mucho que he recibido.

-¿Por qué eligió la Fundación Vicente Ferrer?

-Ya la conocía. Había visto su balance y comprobado que casi el 95% de lo que la Fundación recibe lo dedica a los desasistidos. Pensé que yo podía a través de mis contactos, mi tiempo y mi insistencia, tratar de conseguir fondos y recursos para esta entidad tan sólida y responsable.

-¿Va a menudo la India?

-Todos los años la recorremos [con su mujer, Terete] y vemos los programas que desarrolla la Fundación. Elegimos algunos de ellos, los que vemos más convenientes trasladar a nuestros amigos. Vicente Ferrer decía que no hay presente sin un techo, no hay futuro sin educación. Así que vivienda y educación son las necesidades más urgentes. Mucha atención a los discapacitados y a las mujeres, que son muy despreciadas, ya que si ella quiere casarse debe de tener una dote y el padre tiene que ahorrar. Si es un hijo, consigue la dote de la esposa. Él es un activo, ella es un pasivo. Son, como los llaman allí, las castas más bajas. Son absolutamente rechazados, sólo se pueden casar entre ellos. Son personas de mirada baja, supeditada. Esto ha cambiado, ves personas orgullosas, hay cosechas..., un cambio radical. Y oye, en la India hay muchos trozos de Jerez: escuelas y colonias de viviendas Álvaro Domecq o la Clínica Jerez 24 horas.

-¿Conoció a Vicente Ferrer?

-El primer año que fui. Era la persona más humilde, reflexiva, inteligente, pensativa, activa y resolutiva que he conocido. Muy modesto. Nunca decía lo mucho que la Fundación ha hecho, sino lo que quedaba por hacer..

-¿Hubiera sido un buen fichaje para promocionar los vinos del Marco?

-Pocos hombres como Vicente hay, pero si hubiese más viviendo en un mismo tiempo, cambiarían las cosas en este mundo.

-¿Es la primera vez que colabora con una ONG?

-Sí. Yo estaba en el día a día de mis obligaciones profesionales y francamente, no hacía nada más.

-¿Se arrepiente de ello?

-Mucho. Me gustaría volver a empezar y sería una persona distinta. Yo recuerdo que de mi abuelo heredé la disciplina; de mi padre, la capacidad de trabajo; y de mi madre, el cariño a los demás. Di más importancia a los dos primeros.

-Ahora le toca aplicar lo que aprendió de su madre.

-(Emocionado) Ahora ella estaría orgullosa de mí.

-¿Cómo es la solidaridad?

-No puede ser puntual, tiene que ser diaria. Los martes y los jueves los niños de la Fundación reciben un huevo duro como parte de su alimentación. Recordemos cuando de las neveras de nuestra casas hemos tirado más de un huevo. Allí su valor es enorme, así que cualquier ayuda tiene un uso extraordinario y una aplicación inmediata.

-¿Al Jerez le hace falta una ONG que lo reflote?

-Bueno, yo crearía una ONG para aquellos que realmente la necesitan. Pero los males que tiene este país son los que ha venido sufriendo el sector desde hace años, que ha tenido enfrentamientos laborales únicos en España, con consecuencias. A principios de los 90 no había ningún comprador dispuesto a entra en un sector tan conflictivo. Nos decían: "arreglen ustedes sus relaciones y después hablamos". Sin embargo, hubo grandes inversiones de compañías extranjeras, como en ninguna otra región española, hasta que comenzaron los enfrentamientos y a caer las ventas. No era rentable.

-¿Y ahora?

-Sigue habiendo pocas inversiones extranjeras.

-Si estuviera en su mano la solución...

-La solución no es de una persona. El vino de Jerez es único en el mundo y está sufriendo el cambio de forma de vida. Ya nadie toma un aperitivo largo, la media botella antes de ir a comer a casa. Las marcas blancas perjudican a las grandes marcas. Nombres clásicos de Jerez han desaparecido. Hay muy poca publicidad del jerez porque la competencia está en las grandes superficies. Hay, sin embargo, mercado en el exterior, pero no se han creado nuevos mercados.

-¿Qué pasa con los excedentes de vino?

-Ahora estamos llegando en viñas a la cifra que hace 15 años dijimos que debería ser la extensión lógica. Hasta ahora se ha estado produciendo en exceso, lo que ha provocado una bajada de precios. Hay que adecuarse a las necesidades del Marco, no del viñista.

-¿Tienen futuro los consejos reguladores?

-Son los únicos capaces de garantizar la calidad del producto y una norma para su desarrollo. Si desaparecieran habría que crearlos otra vez.

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