Tato Cabal | Novelista

"Ya no hay política cultural, lo que hay es escaparatismo"

"Ya no hay política cultural, lo que hay es escaparatismo"

"Ya no hay política cultural, lo que hay es escaparatismo" / josé luis yuste

Tato Cabal (Madrid, 1956) es autor de las novelas Seda de araña, La enfermedad del beso, Solar de gatos, finalista del Nadal, y el libro de cuentos Entre gargantas, suite de amor en seis relatos. En La forma del mundo (Bolchiro Narrativa) novela el viaje de Magallanes desde la visión de su esclavo malayo. Fue director de Cultura del Ayuntamiento de Madrid con Tierno Galván y del Circo Price. Las naves irían por el cabo de las Once Mil Vírgenes, que remite a la obra teatral de Jardiel Poncela. Es hermano del dramaturgo Fermín Cabal. Presentó su novela en el Archivo de Indias, donde está la exposición El viaje más largo.

-Leí su novela a orillas del Guadiana...

-Entre los dos territorios de la novela. Castilla y Portugal. Nadie decía entonces España y Portugal.

"Elcano decide volver a España por África. La vuelta al mundo no estaba planificada, estaba prohibida

-Stefan Zweig decide escribir la biografía de Magallanes aburrido en un viaje en barco a Brasil. ¿Cómo le pasó a usted?

-Murió el padre de un amigo cirujano cardiovascular. Tenía una biblioteca inmensa. Me dijo que cogiera libros. Uno de ellos fue el de Stefan Zweig sobre Magallanes. Lo leí en verano en la piscina y me fascinó. La historia es objeto de manipulación constante. Los políticos, sobre todo los nacionalistas, se inventan patrias, héroes, banderas.

-¿Qué visión aporta?

-La mía es una novela del Descubrimiento al revés, cómo Enrique, el esclavo de Magallanes descubre el mundo occidental.

-El acuerdo del viaje fue en Valladolid. Los océanos los separaba el Tratado de Tordesillas. Panamá era Castilla del Oro. Hoy Castilla se vacía.

-Castilla tenía entonces cuatro millones de habitantes. Vivía del campo y de la ganadería, la lana que se exportaba a todos los mercados europeos. A los dos principales: el italiano, que se relacionaba con el mundo oriental, y alemanes y holandeses con el dinero de los judíos expulsados de Portugal, España y Francia. Tenemos el complejo de que expulsamos a los judíos, pero a los judíos los expulsaron todos. Sólo en un día mataron a cuatro mil en la plaza del Comercio de Lisboa. Los franceses están orgullosísimos de ser franceses y se olvidan del régimen de Vichy. Nosotros nos avergonzamos porque tuvimos a Franco y hay muy poca diferencia.

-¿Sus personajes son como Quijote y Sancho?

-Don Quijote y Sancho son los dos yoes que todos tenemos dentro: el señor noble e idealista, el criado que está pisando tierra. El mismo esquema de Phileas Fogg y Picaporte en la novela de Dickens. El matiz de mi novela es que Magallanes es un borrico que llega donde llega por testosterona, por empecinamiento y coraje. El criado tiene su filosofía y comprende al ser humano.

-Expedición andaluza...

-Es políticamente incorrecto decirlo, pero existe el complejo de lo andaluz como lo demasiado español, lo carpetovetónico, cuando es una de las tres almas que configuran el espíritu del español.

-¿Cómo llegó a Juan Gil para que lo presentara?

-Por el también académico José Luis Gómez. Yo soy teatrero antes que novelista. Estaba en la Sala Cadalso cuando Gómez acababa de volver de Alemania.

-Juan Gil tiene el sillón de Delibes en la Academia.

-Con Sender, dos de los mejores novelistas españoles del siglo XX.

-Hoy sería impensable que un navegante fuera a ver al rey a Barcelona...

-Carlos I pasó varios meses en Barcelona y Magallanes tenía prisa por salir. Ya había comprado y arreglado las naves.

-¿Marineros en tierra?

-La de Castilla era una Corte muy bien organizada. Con su documentos notariales, asientos contables y su burocracia, pero con unas deudas tremendas. Felipe II tiene dos bancarrotas y su padre, una o dos.

-¿El presidente del Gobierno debería haber estado en Sevilla o Sanlúcar?

-Creo que sí. El viaje significó mucho para acortar distancias, remedio de cosas actuales. Los españoles somos así, no somos dados al autobombo. La nao Victoria, en lugar de barnizarla y ponerla en un pedestal, la tuvo Cristóbal de Haro yendo y viniendo a América con maíz y madera.

-Dirigió el Circo Price...

-Hoy está olvidado. Con Podemos y con el PP. La política cultural en este país se ha acabado. Lo que hay es escaparatismo político. Para los políticos, la cultura es un sitio donde hay famosos con los que hacerse fotos cuando hay elecciones.

-¿Saramago y Cristiano Ronaldo cogieron el testito de portugueses que triunfan en España?

-Son tres casos bonitos. Para los franceses, Picasso era francés. Como decía Lorca, que se sentía más próximo a un chino bueno que a un español malo.

-Saramago también huye de Portugal al publicar su libro sobre Jesucristo.

-En tiempos de Magallanes no había pasaporte ni fronteras.

-La globalización es que salga Magallanes de Sanlúcar y llegue Hernán Cortés a México...

-Hay treinta años que cambian el mundo. La expedición de Magallanes, que ya ha muerto, se entera en las Molucas de que Cortés ha llegado a México. Lo saben por un portugués. Eso les lleva a regresar, pero Elcano, en lugar de ir hacia México, decide volver a España por África y da la vuelta al mundo. Que no sólo no estaba planificado. Estaba prohibido por el rey.

-¿Cruzó los océanos?

-Cuando era director de Cultura del Ayuntamiento de Madrid con Tierno Galván me invitaron a un concierto de Michael Jackson en Cartagena de Indias, pero tengo un problema con los vuelos.

-¿Vivió la movida?

-Creamos los Veranos de la Villa. Estaba demasiado reciente la sordera del franquismo y la gente tenía ganas de resarcirse. Eso es la movida, un descorche.

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