Pablo Alborán | Cantante

"Cuando eliges la soledad es genial, cuando te la imponen es un horror"

El malagueño Pablo Alborán.

El malagueño Pablo Alborán. / M. G.

Es uno de los artistas nacionales que más repercusión tienen en el extranjero. Pablo Alborán (Málaga, 1989) no olvida sus raíces ni su compromiso social. El artista, al igual que otros compañeros de profesión, también ha querido aportar su granito de arena a la dramática situación que se vive a causa del coronavirus. Alborán, que se encuentra confinado junto a sus padres en su tierra natal, lanzaba hace unos días el tema solidario Cuando estés aquí, cuyos beneficios van destinados a Unicef.

–Aunque sea una perogrullada, ¿cómo surge Cuando estés aquí?

–Surge al principio del confinamiento, cuando empiezo a ver las noticias, la locura mediática, cómo reaccionamos todos... Me emocionó muchísimo ver a la gente en primera línea de batalla. Ahí me surgió la necesidad de escribir una canción que es una reflexión, es mirarlo todo desde una perspectiva positiva y a la vez cautelosa. Es una situación en la que tenemos que ser responsables pero sin dejar de lado la confianza, que creo que ahora mismo es clave.

–No es la única iniciativa solidaria a la que se ha sumado, también participa con Antonio Banderas en un proyecto con la Universidad de Málaga, ¿no?

–En la Universidad de Málaga estaban creando unos respiradores, por fin lograron la patente y me contó Antonio que necesitaban un empujón. Desde el principio estuve buscando la manera de ayudar en mi tierra, primero porque tengo muchos amigos médicos en Málaga y también porque soy malagueño. Necesitaba hacer algo por mi tierra y es algo que, en la medida de lo posible, todos debemos hacerlo. Estoy muy contento.

–Todos los artistas se han sumado a iniciativas solidarias. Parece que ustedes tienen más sentido de la responsabilidad social que muchos políticos.

–En la música es mucho más fácil encontrar un aliado porque al final a todos nos gusta lo que hacemos y todos estamos por vocación. En la política hay mucha gente que no está por vocación, que está por ego o por poder. Eso es muy difícil. Cuando hay un político que sí está por vocación, encontrar un buen aliado es complicado. Creo que el problema es que mucha de la gente que está ahí está por otras razones y a la hora de la verdad se demuestra. Es difícil exigir confianza cuando ni siquiera confían en ellos mismos. Pero hay muchos sectores, no sólo la cultura, que han decidido trabajar todos a una.

–Todos hemos aprendido algo de esta situación, y no me refiero a habilidades físicas. ¿Qué ha aprendido usted?

–Soy muy familiar y he tenido la suerte de que esta situación me ha tocado vivirla con ellos y eso es un privilegio enorme. A mí me gustaba la soledad, pero si me hubiera tocado vivirla en soledad me habría dado cuenta de que no la soportaría. Lo veo en amigos y familiares que están solos y no es nada fácil. Cuando tú eliges la soledad es genial, pero cuando te la imponen es un horror. Aunque sea porque tenemos que ser responsables, no hay que obviar que es muy duro. Cuando pase todo esto no quiero perder el tiempo.

"Soy una persona de costumbres, pero las costumbres hay que forzarlas un poquito"

–A pesar de las buenas intenciones y las reflexiones, ¿cree que la memoria es frágil?

–Creo que mitad y mitad. Habrá mucha gente que olvide porque es normal y natural olvidar una situación así. Nadie la va a querer recordar. Pero creo que esto va a calarnos, que habrá una parte de nosotros que cuando vuelva a verle las orejillas al lobo sabrá actuar mejor. De todos modos, creo que somos muy impredecibles. Lo mismo acabamos todos locos.

–Todos los artistas están cantando estos días, no sé si quisiera ser vecina de alguno de ustedes.

–(Risas) Igual no, eh. Es una suerte poder trabajar en casa y tener el estudio aquí. Ya no es sólo por el hecho de poder trabajar, también es una manera de desfogar. Que tu trabajo también sea tu placer es un lujazo. Estás de mala leche y te vas al estudio a componer o a tocar y desconectas. Si estás sensible y necesitas contar cosas, te pones a escribir y desfogas. La música está para eso y es un privilegio que me ha dado la vida.

–Le van a salir tres o cuatro discos cuando esto acabe...

–Totalmente. Igual son un poco experimentales. Los vecinos deben estar hartos, porque hago cada cosa...

–¿Dónde le gustaría dar el primer concierto cuando todo acabe?

–Hombre, no te voy a mentir. Málaga es la tierra que me vio crecer , la que me ha impulsado y a la que llevo por bandera. Volver a empezar desde aquí sería precioso. Pero es verdad que tenía un concierto en Madrid que era benéfico y que se tuvo que aplazar, así que supongo que será ese el que primero haga.

El artista malagueño Pablo Alborán. El artista malagueño Pablo Alborán.

El artista malagueño Pablo Alborán. / M . G.

–Y, ¿la primera cerveza?

–La primera cervecita está claro que con mis hermanos, que hace que no los veo más de tres meses. Entre una cosa y otra... Me fui de gira y luego vino el confinamiento y desde entonces no los veo.

–Una vez le hice elegir entre un Grammy y un espeto en Málaga. Se quedaba con el espeto. Y, ahora, ¿qué es lo más sencillo que extraña?

–Pasear por el paseo marítimo de Málaga. Tener el mar cerca y no poder pisarlo es durísimo. Soy un privilegiado porque estoy bien, estoy con mi familia y tengo espacio para poder caminar. Hay gente que no tiene esa suerte y hay que aprender a valorarlo. Pero sí que se echa de menos. Ese paseo en la playa...

–¿Terral (su perro) sale de paseo con más frecuencia que antes?

–Aunque es verdad que necesita correr mucho y hacer mucho ejercicio, aquí tiene espacio para que pueda moverse. He aprovechado que aquí tiene espacio para poder jugar con él antes de sacarlo a la calle. Es mejor ser responsable.

–Hay dos tipos de personas en el confinamiento, al que le puede la flojera y el loco de la gimnasia. ¿Cuál es usted?

–Estoy un poco esquizofrénico, porque hay una parte de mí que quiere hacer cosas y otra que no. Estoy sentado todo el día y es verdad que la inercia de estar sentado te hace ir de la cama a la silla, de la silla al sofá y del sofá a la cama. Pero cuando me da por hacer deporte también me da esa inercia. Soy una persona de costumbres pero las costumbres hay que forzarlas un poquito.

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