Elecciones

Y al tercer día resucitó... la Liga

  • Hace 36 20-N murió Franco, el luto oficial terminó el domingo a las tres de la tarde. Volvió el fútbol con el Rey coronado. Hubo elecciones, pero en Italia y en los gremios del sindicato vertical

Aquel 20-N cayó en jueves. El luto oficial por la muerte de Franco terminó a la tres de la tarde del domingo 23 de noviembre de 1975. Al tercer día, no resucitó Franco, como profetizó Fernando Vizcaíno Casas, resucitó el fútbol. Se reanudaba el campeonato en su décima jornada. Betis y Sevilla estaban empatados a diez puntos y 36 años después, en domingo de fútbol, hay cosas que se repiten: el Granada está en la División de Honor y Galicia no tiene equipos en la máxima categoría del fútbol nacional. Deportivo y Celta militaban en Segunda. Kubala era el seleccionador nacional. La víspera de la muerte de Franco, España presentó en Guatemala su candidatura para organizar el Mundial de Fútbol de 1982. Nadie imaginaba que lo iba a conseguir, y mucho menos que ese mismo año un socialista llegaría a la presidencia del Gobierno. Esa semana se conoció que la selección española tendría que disputar a las de Rumanía y Yugoslavia una plaza para el Mundial de Argentina 1978. Un sorteo que era preludio del botellazo a Juanito en el Maracaná de Belgrado, también del pase mágico de Cardeñosa y el gol de Rubén Cano que nos llevó a ese Mundial de 1978. La muerte de Franco quedaba ya un poco lejana y se promulgaba una Constitución que lo enterraba política y jurídicamente.

En los periódicos de aquellos últimos días de noviembre de 1975 hay como una relación causa-efecto entre la muerte del dictador ferrolano y la nueva realidad española. El 24 de noviembre, un día después de su entierro en el Valle de los Caídos, se estrena en muchos cines de España la película ¡Eva!, ¿qué hace ese hombre en tu cama?, con Manolo Escobar, Antonio Garisa y Mary Francis (actriz que ese año estaba estudiando Periodismo). Publicidad: "Maquinaria Soviética en Barcelona". No había llegado la dictadura del proletariado, era una exposición monográfica de máquinas y herramientas.

La reina Isabel de Inglaterra inauguraba el 19 de noviembre de 1975 la nueva legislatura; con el Tíber desbordado por las lluvias, había elecciones administrativas en Italia; el 21 de noviembre, el actor Ronald Reagan anunciaba que le disputaría a Gerald Ford su designación como candidato a la presidencia de los Estados Unidos por el Partido Republicano. El vaquero del viejo Oeste haría una superproducción del nuevo Este para ponerle fin a la guerra fría con la complicidad de Mijail Gorvachov. La maquinaria soviética empezaba a rechinar.

En España la palabra elecciones tenía unas connotaciones gremiales. El asocicionismo comenzaba a florecer. 1.200 fabricantes constituían en Alicante la Asociación Provincial de Fabricantes de Calzado, primera de ámbito provincial en toda España. Después de tres vueltas, Julián Marco Marigil fue elegido presidente de la Federación Madrileña de Atletismo.

En Londres, mientras la reina inauguraba la nueva legislatura, se ultimaban los preparativos para la elección de Miss Mundo. La gallega Olga Fernández, representante española, decidió abandonar el concurso en señal de duelo por la muerte de su paisano. El tenista granadino Manuel Orantes prefirió quedarse en Calcuta para disputar la final del torneo de tenis de la ciudad hindú frente al local Vijay Amritraj.

Noviembre de 1975 fue un mes de elecciones sindicales. José Ramón Alonso, Silvestre Segarra García y Jesús Yagüe Yus eran reelegidos como presidentes del Sindicato de Hostelería, el Sindicato de Agua, Gas y Electricidad y la Unión Nacional de Trabajadores y Técnicos del Sindicato Nacional de Industrias Químicas, respectivamente. Eran nuevos los presidentes de los sindicatos de la Piel, Silvestre Segarra, y de la Construcción, Alfredo Corral.

Un día después de la muerte de Franco se reunía en una casa de ejercicios la Comisión Permanente del Episcopado Español presidida por el cardenal Vicente Enrique y Tarancón. El presidente de la Conferencia Episcopal tuvo un protagonismo destacado en aquellas horas decisivas de la historia de España: el sábado 22 ofició la misa de los Jerónimos en la que Juan Carlos I fue proclamado rey de España y el domingo 23 hizo lo propio en el entierro de Franco en el Valle de los Caídos. Cinco días después de la coronación del monarca sucesor se inauguraba la temporada en el teatro de la Zarzuela con El rey que rabió, música de Ruperto Chapí y dirección de José Tamayo. Arias Navarro no pudo asistir al estreno, porque guardaba cama con gripe.

El 20-N se estrenaba una película musical de Pink Floyd en las ruinas de Pompeya. El emperador no estaba.

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