Córdoba

Qué nos jugamos el 20-N

  • Juan Ojeda, José Miguel Salinas y José Calvo Poyato reflexionan sobre una campaña marcada por la crisis, el paro y el descontento y sobre el difícil panorama que se abre para el partido que gane.

¿Qué nos jugamos los cordobeses el próximo 20-N? La economía se ha convertido en un gran eclipse que oculta casi todas las caras de la política y la sociedad, imbuida como está en la supervivencia cotidiana, hace estos días menos caso a los políticos que a los indicadores que surgen como por ensalmo de los titulares de los periódicos provenientes de organismos como el BCE, el FMI, las bolsas, la Comisión Europea... Quizá por ello la campaña es más descafeinada que las de comicios anteriores. El cambio de ciclo político es evidente, pero no es ésta la única premisa que atisban los politólogos de cara al futuro. La situación de crisis profunda hace que más allá del cambio de tendencia de voto de los electores se atisbe un acortamiento de los ciclos políticos como tales. ¿Qué quiere decir esto? Es muy sencillo. La recesión supone una pérdida total de la confianza en quienes gobiernan en Europa, sean del signo y de la ideología que sean, pero donde se ha producido la alternancia de gobierno, las exigencias del pueblo han sido inmediatas. Es decir, las encuestas dan una amplia mayoría al PP, pero si este partido no responde en uno o dos años a las expectativas, la economía volverá a imponerse a la política y se olvidarán las promesas para reivindicar su cumplimiento y los logros del nuevo gobierno. Provincias con elevadas tasas de paro como es el caso de Córdoba pueden ser el eje del cambio en situaciones de agravamiento de los indicadores económicos. La encuesta publicada el pasado viernes por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) revela que el PSOE perdería un diputado nacional en beneficio del PP. Así, los socialistas, encabezados en esta ocasión por Rosa Aguilar, pasarían de cuatro a tres escaños, y el PP ganaría el que pierde el PSOE. Sin embargo, este tres a tres está más cerca de convertirse en un cuatro a dos favor del PP que de mantenerse, según otras encuestas y, previsiblemente, la campaña cambiará poco la situación porque el voto, a estas alturas, o está decidido o su trasvase de un partido a otro será escaso.

La clave será el grado de movilización de sus votantes de la izquierda, sobre todo de los del PSOE, desencantados y muy poco proactivos a darle el sufragio a un partido que se ha tragado medidas que no casan con su concepción socialdemócrata de la política, al menos en toda su extensión. Todo ello pese a las continuas llamadas al mantenimiento del Estado del Bienestar, única concesión al debate ideológico hasta el momento. Tres veteranos de la política provincial y autonómica: José Miguel Salinas, Juan Ojeda y José Calvo Poyato han contestado a El Día sobre las especiales características de esta campaña. Dejan claro no obstante que lo hacen como observadores al margen de la vida política.

Una campaña fría

La campaña no tiene el mordiente de otras convocatorias. Es evidente. El PP sabe que la situación de provincias como la de Córdoba, donde todos los indicadores son la mejor foto fija de la crisis, equivale a "la tierra quemada que deja el PSOE", expresa el ex diputado autonómico andalucista José Calvo Poyato. El PP sabe que sólo el descontento le mantendrá votos y llevará a su orilla los sufragios de los antaño indecisos o que se decantaron por el PSOE sin ser fijos de estas siglas. "El empeño de Rubalcaba está en movilizar el voto de izquierdas en su favor advirtiendo de los lastres que puede suponer el PP para el Estado del Bienestar", sostiene José Miguel Salinas, exconsejero de la Junta con el PSOE. Para él hay dos cuestiones clave en estos momentos. La primera reside en que hay una "tentación de castigo" a quien gobierna y la segunda es si será posible cambiar esa tendencia por parte del PSOE advirtiendo que el PP no está diciendo lo que va a hacer. Pero en Córdoba la realidad del paro pesa mucho y el tsunami de la crisis es un lastre que los socialistas sólo pueden afrontar con el mensaje de que sólo ellos son garantes del Estado del Bienestar.

El ex secretario general del PP andaluz y diputado autonómico por esta formación Juan Ojeda plantea que la campaña es muy fría porque el resultado está cantado hacia el PP por una suma: la del electorado fijo más los desencantados. El PSOE, mientras, según Ojeda, sólo opta a evitar una gran debacle. En el caso de Córdoba, un empate a tres diputados sería "una dulce pérdida", pero un cuatro a dos a favor del PP sería una derrota en toda regla.

Elecciones entre dos aguas

En mayo las municipales marcaron claramente cómo el cambio de tendencia había llegado incluso a las localidades de la provincia que habían resistido todas las crisis del socialismo. La capital se convirtió en un feudo del PP gracias a una sólida mayoría absoluta encabezada por José Antonio Nieto y el año que viene tocan autonómicas, por primera vez de forma separada a las generales. ¿Qué nos jugamos ahora con respecto a los comicios citados? Es evidente que lo ocurrido el 22-M es una clave decisiva de que el PP acoge no sólo a sus fieles, sino a una masa que hasta el momento era propiedad casi exclusiva del PSOE en Córdoba y en Andalucía. Gobiernan en lugares de carácter tan marcadamente de izquierdas como Peñarroya, Priego o Montilla y la perspectiva de las autonómicas es complicada se mire por donde se mire. Juan Ojeda considera que si el PSOE pierde en Córdoba dos diputados y  en Andalucía más de diez, la mayoría absoluta del PP en la Junta estará prácticamente garantizada. "El PSOE se juega mucho más en las andaluzas porque es su último gran feudo", explica Ojeda. A ello hay que añadir que la derrota del PSOE podría producir una fuerte crisis en sus filas y eso le obligaría a llegar a las autonómicas en unas condiciones muy difíciles. "Sería dramático porque no tendrían tiempo de reacción", explica Ojeda.

Salinas, sin embargo, lo ve de otro modo. En la sociedad, según él, "no se percibe un entusiasmo por el cambio hacia el PP. Hay más bien una necesidad de castigar al gobierno, como ha ocurrido en otros lugares de Europa, por la crisis, pero el PP tendrá que gobernar y se le va a exigir". Este excargo socialista sostiene que de cara a las autonómicas, y visto desde la situación de una provincia como Córdoba, el hecho de que el PP tenga esa hegemonía puede ser contraproducente para ellos porque "tendrán que asumir responsabilidades y se presentarán desde la gestión, no desde la crítica, y eso les puede perjudicar. De momento sólo ganan por el rechazo al otro", insistió.

El juego con el tiempo de Griñán, como llama Clavo Poyato al cambio de estrategia del PSOE en las elecciones autonómicas, que ahora no serán conjuntas, da la idea de que el PSOE "quiere ver si el PP se equivoca en estos meses y si pudiera convocar en mayo lo haría, porque esperan que en este tiempo el PP realice recortes y evidencie los aspectos de su programa que se pueden rechazar desde Andalucía". Coincide Calvo Poyato con Ojeda en que si se producen vuelcos importantes de voto en las generales, como un trasvase de diputados en Córdoba de cuatro a dos a favor del PP, la Junta sería del PP pase lo que pase. "Hay poco margen de tiempo entre que se forma el Gobierno nacional y éste empieza a tomar medidas y las autonómicas", explica el también escritor egabrense.

Rosa aguilar y  cabello del alba

"La campaña sirve para poco y a estas alturas sólo decidiría el 5% de los votos y ni Rosa Aguilar ni Federico Cabello de Alba -cabezas de lista de PP y PSOE- serán decisivos porque esto ya no se mueve por caras ni por nombres, sino por siglas y por la percepción de la necesidad de cambio que existe", recalca Ojeda. Calvo Poyato cree que buena parte de los votantes socialistas castigarán a Rosa Aguilar: "No hay que olvidar que hace dos o tres años era alcaldesa con IU y eso después de todas las tensiones internas que ha habido en el PSOE puede restar". Lo que parece claro es que el candidato no supondrá suma ni resta a la lista. "Esto es una oleada en la que todos estamos casi seguros de que ganará el PP independientemente de muchas circunstancias por el desencanto de los electores de izquierdas", explica Salinas.

Córdoba, ante un nuevo modelo económico

¿Supondrá la llegada del PP un nuevo modelo económico? ¿Cómo repercutiría en Córdoba en aspectos como el paro? El desempleo esta larvado en las estructuras económicas de la provincia y es muy complicado dar con la tecla que haría cambiar esta situación, al menos a corto plazo. En eso coinciden los consultados por El Día. Sin embargo, hay matices, Juan Ojeda entiende que "no hay una varita mágica" y añade que lo que ocurre es que "la gente está tan desesperada que cualquiera que venga es mejor que lo anterior". Hay datos, no obstante, para la reflexión y que los consultados apuntan, pues incluso en los tiempos de bonanza económica Córdoba seguía siendo una provincia con una tasa de paro que costaba mucho bajar del 20%. Las medidas a corto o medio plazo por tanto serían una utopía gane quien gane.

Para Salinas, eso de que del PP machaque constantemente con la idea de que la mejor política social es el empleo "no tiene por qué ser así, ya que hay muchos matices que añadir relacionados con el estado del bienes que ha caracterizado a Europa, a diferencia de lo que ocurre en Estados Unidos o en China". Para el exconsejero, Andalucía está salvando muchos empleos gracias a la hostelería relacionada con el turismo y a las exportaciones. "Pero en Córdoba no nos va tan bien en esto como en otras provincias y mientras el consumo privado no crezca va a ser muy difícil que remontemos", explica Salinas. Ojeda advierte, por su parte, que "los mismos que ahora votarán al PP en Córdoba, por ejemplo, esperando que esto cambie, van a empezar a exigir dentro de un año o de dos y si la cosa no mejora, algo que es complicado porque dependemos de una situación global, su confianza en el cambio se desvanecerá". Mientras, Calvo Poyato mantiene una línea en la que se muestra de acuerdo Salinas y Ojeda y reside en que esta campaña va estar marcada por los sobresaltos en lo económico: "Lo de Grecia ha sido duro, pero es que puede caer Italia, que es la cuarta economía de Europa, eso sería una tragedia que nos afectaría a todos". Con respecto a los cambios de ciclo, Calvo Poyato cree que la derrota del PSOE y las crisis que le vendrán asociadas van a ser tan duras que tardará años en recuperarse porque "Zapatero  ha sido un desastre de presidente".

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