AUNQUE de puertas para fuera se trata de vender un mensaje de unidad, las aguas bajan revueltas en el PSOE. Tras la debacle electoral del 20-N, con los peores resultados en unas elecciones generales desde el año 1979, el secretario general del partido, Miguel Ángel Heredia, convocó ayer por la mañana a la ejecutiva provincial y por la tarde a los secretarios de las agrupaciones locales para analizar un hundimiento que se ha traducido en la pérdida de 130.000 votos y dos diputados. Pese a que la consigna era clara, cerrar filas en torno al liderazgo del propio Heredia y de su número 2, Francisco Conejo, hubo voces críticas contra la dirección provincial del partido. Algunas incluso llegaron a pedir la dimisión del líder de los socialistas malagueños. Según pudo saber este periódico, algunos miembros de la ejecutiva provincial responsabilizaron a Heredia y a su núcleo duro de la hemorragia de sufragios socialistas sufrida tanto en las municipales como en las generales. Fue el caso de Ramón Carlos Morales, miembro de la ejecutiva y uno de los pesos pesados en el movimiento vecinal de la capital como presidente de la Federación Unidad. Fuentes socialistas aseguraron que Morales le recordó ayer a la dirección provincial que un sector del partido ya le había alertado de que podría producirse "esta situación". Cuestionado por este periódico, el líder vecinal prefirió no hacer declaraciones.

No obstante, las mismas fuentes reiteraron que Morales habría planteado durante su intervención que para el partido sería "positivo" que tanto Heredia como todos los integrantes de la ejecutiva provincial pusieran sus cargos a disposición del partido para abrir un periodo de reflexión que sentara las bases para regenerar el PSOE local. En el caso de que no se atendiera a su petición, Morales se plantearía dimitir.

La otra integrante de la ejecutiva provincial que solicitó dimisiones fue la alcaldesa de Canillas de Aceituno, Pilar Ortiz, que, según pudo saber este periódico, también se mostró favorable a sentar un proceso que sirva para regenerar el partido. Al igual que Morales, la regidora se negó a hacer declaraciones a este periódico.

Otras fuentes consultadas por este periódico trataron de rebajar el clima de crispación y aseguraron que en líneas generales, "salvo contados reproches", la ejecutiva le brindó su apoyo a Heredia. "Después de estos resultados es lógico que haya diálogo e incluso confrontación, de lo contrario se daría la sensación de que el partido está muerto", apuntaba otro miembro de la ejecutiva.

El sector más afín al propio Heredia aseguró que el encuentro había servido para tejer un plan de acción con todas las agrupaciones de la provincia sin huir de la autocrítica para analizar "qué es lo que se ha hecho mal". Durante la reunión también se analizó el rearme de la vieja guardia socialista, que el martes exigió responsabilidades a la dirección provincia y apeló a la "responsabilidad" de los diferentes dirigentes socialistas en la provincia ante la posibilidad de que se produjeran dimisiones. "No es el momento de este tipo de manifestaciones, ahora es cuando hay que estar más con el partido", señalaba otro miembro de la ejecutiva con peso destacado.

El propio Heredia aseguraba al término de la ejecutiva provincial que era el momento de que el partido permaneciera unido en torno a la figura de José Antonio Griñán, presidente de la Junta de Andalucía y candidato socialista a las autonómicas. No obstante, y por primera vez en los últimos meses, Heredia reconoció que el partido tenía un "problema" con el voto urbano y que le costaba llegar al electorado de las grandes ciudades. Sin embargo, el líder de los socialistas malagueños aseguró que en 38 provincias españolas los resultados que habían logrado los socialistas habían sido peores que en Málaga.